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domingo, 26 de mayo de 2013

El CAI se lleva un igualadísimo partido tras tres prórrogas de infarto

Después de la debacle del jueves en Valencia el equipo de Abós, que jugaba como local en el Príncipe Felipe de Zaragoza, estaba discupuesto a echar el resto para llevarse la victoria, y no decepcionó a su público ante un Valencia Basket luchador que, sin embargo, no encontró la inspiración defensiva del otro día y tuvo que verse las caras en un tú a tú en ataque ante un CAI certero de cara a canasta. 

El primer cuarto, al igual que el resto del partido, comenzó igualado: las defensa no brillaban demasiado, y el ritmo del partido era bueno, por lo que ambos conjuntos, sin desplegar un juego maravilloso, anotaban con facilidad. En el CAI destacó Michael Roll, que con tres canastas en el cuarto lideró el arreón que puso a su equipo cuatro arriba a falta de tres minutos para el final del periodo. Por parte de los valencianos la anotación fue coral, recuperando la ventaja perdida y manteniéndose a dos puntos al final de cuarto. 

En el segundo asalto comenzó algo más tímido, con las defensa más activas y un juego más serio, pero a partir del minuto cinco, despertando Ribas y Doellman por parte del conjunto naranja y Stefansson y Golubovic uniéndose a la fiesta de Roll por los zaragonzanos, el partido se hizo más rápido, la anotación más abundante y el juego exterior mucho más vistoso. Los valencianos intentaban ponerse por delante, pero a cada canasta de los de Perasovic respondían los locales, manteniendo su ventaja y terminando el cuarto un punto por delante de los visitantes. (43-42). 

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acb.com
Ribas, Doellman y Djublevic protagonizaron el arreón valenciano que permitió ponerse por delante a los de Perasovic y colocarse con una ventaja de nueve puntos que, en circunstancias normales, hubiera bastado por llevarse el partido. La defensa valenciana no era nada del otro mundo, pero la falta de inspiración ofensiva de los de Abós y el espectáculo dado por los tres jugadores anteriormente mencionados bastó para dar la vuelta a la tortilla y, además terminar con un cómodo colchón de puntos el cuarto (60-69).

El último cuarto fue el de la reacción zaragozana: con algo más intensidad defensiva, el CAI se dedicó a bombardear desde el perímetro el aro del Valencia Basket, ya fuera por mediación de Roll y Stefansson, inspirados durante todo el partido, o de Aguilar y Rúdez, que se unieron  a la fiesta. En el Valencia, ofensivamente, aguantaron el tipo Doellman y Ribas. El ale-pívot norteamericano anotó un triple que igualaba el partido 90 a 90 a falta de seis segundos para el final, y en la última jugada Lischuk le pusó un tapón a Llompart que llevaba el partido a la prórroga. 

En la prórroga Van Rossom y Rúdez por un lado, y Doellman y Ribas por otro se conjuraron para mantener la igualda, y tras un arreón del Valencia Basket que ponía a los visitantes tres arriba, dos faltas seguidas, con dos libres anotados de Van Rossom y uno de Rúdez (el segundo) los zaragozanos ponían el partido de nuevo en tablas, 100 a 100. La segunda prórroga fue asimétrica a la primera: arreón del CAI, dos arriba, falta a Ribas y este anota los libres para poner el partido 109 a 109. En la tercera hubo igualdad hasta el final, pero una canasta de Aguilar y otra de Rudez, decisivo, pusieron al CAI dos por delante al final del partido, que terminó 122 a 120 para los hombres de Abós, que se quitan la espina del jueves. 




jueves, 23 de mayo de 2013

El Valencia Basket ahoga en defensa a un CAI sin ideas

Primer partido de esta serie Valencia Basket- CAI Zaragoza en estos PlayOffs, celebrado en una Fonteta de Sant Lluís casi llena y con un ambiente fabuloso. Victoria merecida de un Valencia Basket que a base de defensa e ideas claras y simples en ataque desmontó al equipo de José Luis Abós, que entro algo descentrado en el partido y que no consiguió meterse en un partido que perdió muy temprano. 

El primer cuarto estuvo marcado por  la férrea defensa naranja y un marcador muy corto, lógico por otra parte, ya que ni el CAI pudo atacar ni, eso sí y ese mérito hay que darle, dejó atacar a su rival con comodidad, especialmente en la primera parte. Los valencianos se cruzaban en las líneas de pase, no perdían un ojo al perímetro y intimidaban en la pintura, sin que los zaragozanos pudieran hacer nada para llegar con comodidad al aro rival. En ataque, los de Perasovic desplegaron un juego coral que se mantuvo durante todo el partido, si bien hubo jugadores más destacados como Doellman y Lischuk. 17-11 al final del primer cuarto: mucha intensidad y pocos puntos. 


Si en el primer asalto los zaragozanos habían mantenido algo de su concentración defensiva, en el segundo no tuvieron la capacidad, ganas o concentración para hacerlo, y entre Faverani, Martínez y Markovic se los comieron en un parcial de 11-0 en el minuto 17, en el que finalmente los de Abós reaccionaron y por mediación de Van Rossom, de los mejores de su equipo, Rúdez y Stefansson encadenaron una buena racha ofensiva de tres minutos que permitió maquillar el resultado desfavorable al descanso, que quedó en 37 a 23, con una ventaja abultadísima, en un marcador muy corto, para los locales.


La reanudación marcó la confirmación del desastre para el CAI, que solo consiguió anotar 8 puntos en todo el cuarto, ahogado de nuevo por la férrea defensa, lastrado por las pérdidas, desquiciado por las faltas y que ni siquiera aprovechó los dos minutos que tuvo en bonus al inicio del cuarto al Valencia Basket, que cometió cuatro en apenas dos vueltas del segundero, para buscar penetracones o juego de poste. Los sospechosos habituales del equipo naranja, Doellman, Faverani, Martínez, Ribas y Djublevic, hiceron lo que quisieron con sus rivales, entre los que destacaba la figura de Van Rossom, que remaba solo en la barca zaragozana mientras Stefansson fallaba tiros libres y Jones cometía errores tontos. Con 60-31 y el partido finiquitado, comenzaba el último cuarto. 

El Valencia Basket no se relajó en el último periodo, en el que siguió la dinámica anotadora del tercer cuarto y la defensiva de todo el partido, dejando de nuevo al CAI en 11 puntos al final. Con Djublevic, Faverani y Martínez efectivos, y la defensa del Abós anonadada y en la Luna, los de Perasovic dieron la puntilla al partido ante un público contento, que no se creía un partido tan fácil. Victoria para los valencianos, 80-42, que dan un paso hacia la siguiente ronda y, de paso, hacen una declaración de intenciones. Mucho tendrá que cambiar el juego del CAI el domingo para poder enfrentarse con posibilidades a un rival tan inspirado como el de hoy. El máximo anotador del encuentro ha sido Sam Van Rossom, el único que ha dado la cara en ataque de su equipo, con 17 puntos, seguido de Bojan Djublevic con 15. 

domingo, 12 de mayo de 2013

El CSKA vence al Barcelona y se hace con el tercer puesto en la Final Four

Partido poco emocionante y con poco más en juego que el pundonor de ofrecer un espectáculo decente, en las caras de los jugadores de ambos equipos se veía que no era la ilusión de la vida de ninguno de ellos el hecho de jugar la final de consolación. El aspecto más positivo del partido fue que pudo verse jugar a los menos habituales, especialmente del Barcelona, completando buenos partidos, destacando las actuaciones del montenegrino Marko Todorovic i de Álex Abrines. 

En el primer cuarto y pese a que ninguna de las dos defensas era intensa, y ambos equipos parecían dormidos, la anotación fue muy baja, con largos periodos de estancamiento y falta de ideas en ataque. En el CSKA Krstic y Weems eran los únicos que daban la impresión de estar vivos, y en el Barcelona Tomic daba la impresión de querer jugar, pero hasta que no empezaron a entrar los suplentes, con ganas de minutos, la cosa no se animó. Buen cuarto de Khryapa, con 6 puntos, y de Weems, con 4 y una buena defensa, para dar una leve ventaja en el marcador a los moscovitas al final del primer periodo (15-12). 

En el segundo cuarto, con Abrines y Todorovic tomando protagonismo, y con Saras Jasikevicius repartiendo juego, la cosa se animó, y gracias a defensas flojas y algo bisoñas, especialmente en los primeros cinco minutos, la anotació fue subiendo y los suplentes comenzaron a jugar un buen baloncesto, demostrando su calidad. Por parte del CSKA cabe destacar el buen cuarto en defensa de Micov, en el ataque de Krstic y en la dirección de juego de Aaron Jackson, visiblemente muy afectado por la derrota. Con Ingles, Tomic, Abrines i Todorovic anotando, el Barça se impuso en el parcial del cuarto y igualó el partido al descanso (35-35). 

En la reanudación el CSKA, dela mano de Sonny Weems, comenzó a animarse y a anotar con facilidad, con Weems de todoterreno y Jackson aprovechando todo lo que le daban. Navarro, hasta entonces despistado, despertó para anotar tres canastas casi seguidas, acompañando a un Todorovic al que ya se le ven maneras de gran jugador. Parcial de 24 a 19 para el CSKA, que llegaba al último cuarto con ventaja. 

En el último asalto las defensas se endurecieron y los equipos, ya más despejados y a tono, empezaron a buscar la victoria con más insistencia. Lorbek y Navarro buscaron la victoria a base de tiro exterior hasta el final, con bastante acierto, pero la buena defensa del equipo de Ettore Messina y la buena actuación de un Aaron Jackson casi rabioso bastaron para ganar de un punto, 74-73 al final del partido. 

El máximo anotador del encuentro fue Juan Carlos Navarro, con 17 puntos, seguido de Weems y Khryapa, con 16 cada uno. 

viernes, 10 de mayo de 2013

Avasalladora victoria de un Olympiacos en estado de gracia sobre el CSKA de Moscú





A veces el baloncesto da momentos como el de hoy, en los que un equipo (así, "equipo", con sus seis letras) gana un partido de una manera absolutamente abrumadora ante un rival presuntamente superior que, en ese momento, nada puede hacer para huir de la que le viene encima. Eso es lo que le ha ocurrido hoy al Olympiacos del Pireo en el primer partido de la Final Four de la Euroliga: espectáculo puro. Y cuando digo espectáculo no me refiero a ese basket ofensivo y descuidado que al espectador casual le entra tan bien por los ojos, hablo del baloncesto que al verdadero aficionado le gusta: el baloncesto intenso, el baloncesto sólido, el baloncesto de equipo. Ofensivo o defensivo, el baloncesto serio. 

Ante un rival de entidad como el CSKA, verdadero favorito de esta Euroliga, el Olympiacos ha desplegado una red defensiva implacable que ha anulado al equipo ruso del inicio al final del encuentro, empezando por sus hombres más importantes, de probada experiencia y talento a raudales, que sin embargo han empequeñecido ante la labor defensiva coral de un equipo que mereció el partido del inicio al final. 


Una reedición de la final del año pasado, en la que el Olympiacos ganó por uno al CSKA tras llegar a ir 19 puntos abajo, este partido no ha tenido nada que ver con el del año anterior: comenzaba poniéndose por delante el equipo moscovita, que tuvo una buena labor ofensiva el tiempo que los helenos tardaban en bajar la persiana y hacer de la defensa un arte. Con un Weems que ha empezado muy fuerte secundado por Viktor Khryapa, el CSKA consiguió sobrepasar la barrera de los diez puntos ni mediados los cinco minutos, respondidos inmediatamente por un Olympiacos que, a su ritmo, fue sobrepasando al rival, igualándolo primero y superándolo después,  gracias al buen hacer ofensivo de Spanoulis y Law y a la labor defensiva de Hines, un auténtico muro en la  pintura. 17-24 al final del primer cuarto, en el que sin embargo no se llegaba a intuir lo que llegaría después. 

En el segundo periodo es cuando realmente se ha visto de qué iba el partido: lento el ritmo de anotación, los dos equipos tiraron defensa, pero al Olympiacos la cosa le salió visiblemente mejor. Ni dejaba espacio en la pintura ni en el perímetro, jugando con una fortísima defensa de ayudas, especialmente cuando eran Teodosic y Weems quienes tocaban el balón. Ni Krstic ni Vorontsevich supieron tampoco hacerse hueco en la pintura, y el equipo griego, a un ritmo pausado, dejaba que un Spanoulis muy fino, secundado por un efectivo Perperoglu, organizara el juego a su aire, sin prisa pero sin dejar respirar a un CSKA que se ahogaba en el contacto. 28-40 al final de la primera parte.

El tercer cuarto fue sin duda el que marcó la diferencia definitiva. Con la misma dinámica que en el segundo, los porcentajes de los moscovitas, tanto en tiros de dos como en tiros de tres, bajaban. Tampoco los jugadores importantes pasaban por su mejor momento: Teodosic no llegó a anotar hasta el último cuarto, la selección de tiro de Weems era nefasa, Krstic parecía fuera de juego y solo Kaun daba la talla en un equipo con una calidad inmensa que, sin embargo, se veía superado. Del Olympiacos hay poco más que comentar: sin perder el control de la situación ni un instante, derrochando inteligencia, sobriedad y cohesión, los hombres de Barztokas defendían como leones el perímetro y levantaban un muro infranqueable en la pintura, con un Hines que reboteaba y peleaba sin parar, superando con facilidad a sus rivales. 36 a 53 al final de cuarto y más de la mitad del CSKA en la Luna. 

El último asaltó incluso pareció más un trámite que otra cosa: Messina no había parado de arengar a sus hombres en todo el partido, de pedir tiempos muertos y de gritar sin marcar demasiadas jugadas, intentando que su equipo reaccionará. No sucedió. Tras un breve arreón inicial, los rusos volvieron a quedarse sin ideas y el Olympiacos se gustó definitivamente, anotando con facilidad, defendiendo sin problemas y dejando pasar el tiempo para desesperación de sus rivales, que de todas maneras daba la impresión de que no sabrían qué hacer con él. Sin llegar a peligrar la victoria de los griegos en ningún momento del último cuarto, 52 a 69, y un durísimo, sólido y muy cohesionado rival en la final para Barça o Madrid.  

jueves, 9 de mayo de 2013

Previa de la Final Four de la Euroliga



La Final Four de la Euroliga marca la cumbre de la temporada baloncestística en Europa, es el título más importante del baloncesto a nivel continental y, tras las Finales de la NBA, el más prestigioso a nivel mundial, dando cita a los cuatro mejores equipos del continente. En esta previa pasaremos a analizar brevemente a los cuatro contendientes y los distintos emparejamientos en esta Final a Cuatro de Londres. 

CSKA de Moscú - Olimpiakos del Pireo (18:00 CET). 

El primer partido lo disputarán el CSKA de Moscú de Ettore Messina, al que muchos dan como favorito, y el Olimpiakos del Pireo, el mítico equipo griego de la zona portuaria ateniense y el vigente campeón de la Euroliga, entrenado por Georgios Bartztokas, un entrenador muy reconocido en el baloncesto griego. El principal aliciente del partido, amén de que es una semifinal de Euroliga, es que reedita la final del año pasado, en la que, en un partido muy trabado y defensivo, el Olimpiakos consiguió remontar diecinueve puntos y llevarse el título por solo uno (61-62). 

El CSKA parte como claro favorito, no solo del emparejamiento de semifinales sino también de la Final Four: el antiguo equipo del Ejército Rojo ha demostrado una solidez defensiva como pocas en Europa, su juego táctico de Messina es impecable, ofensivamente es un equipo muy destacado, ha dominado con facilidad en todas las rondas precedentes y cuenta con pesos pesados en el baloncesto europeo como el base Milos Teodosic, probablemente el mejor organizador de juego de Europa, con Viktor Khryapa, Sonny Weems, ex jugador de los Raptors, Nenad Krstic, uno de los mejores interiores del continente, con veteranos como Theodoros Papaloukas... Y con un banquillo profundo, muy capacitado para suplir a los titulares con efectividad. Es, en resumen, un equipo muy fuerte que, jugando con seriedad y orden, tiene pocos rivales en Europa. 


El equipo griego tampoco es poca cosa: un entrenador con mucha experiencia en el baloncesto de su país, una plantilla esencialmente griega, bien compenetrada y muy capacitada, destancando clásicos del baloncesto heleno como Vassilis Spanoulis, un excelente y muy versátil escolta, así como Kostas Papanikolau, la Estrella Emergente de la Euroliga esta temporada y la mayor promesa de un baloncesto siempre importante como es el griego. Tampoco la pintura del Olimpiakos es poca cosa: Hines, Powell y Shermadini tratarán de poner las cosas difíciles, con especial atención  a la defensa, al juego interior del CSKA, baluarte ruso cuando a la artillería exterior se le moja la pólvora. 

FC Barcelona Regal - Real Madrid (21:00 CET) 

Duelo de equipos españoles en esta Final Four, que promete mucha emoción y, sin duda, también tensión y espectáculo. El Madrid, dominador en la competición regular nacional, buscará vengarse de la amarga derrota en la Copa del Rey, en la que un Barcelona Regal en horas bajas supo imponer su juego pragmático al efectismo y los fuegos artificiales de los hombres de Pablo Laso, que partían como claros favoritos. 

El Barcelona no parte tampoco esta vez como favorito de la eliminatoria: con Jawai con una fascitis plantar que podría impedirle jugar, Mickeal fuera toda la temporada y Navarro y Wallace con problemas durante los últimos días, el equipo de Xavi Pascual no llega desde luego en su mejor momento a nivel físico y, si bien ha conseguido remontar posiciones en la Liga Endesa, sigue sin ser el equipo de siempre. Sin embargo, el baloncesto correoso y tácticamente muy planificado del equipo catalán, que algunos aficionados y medios califican de "aburrido" y "poco centrado en el espectáculo" minimiza las bajas, especialmente si estas tienen más que ver con el juego ofensivo, como es el caso de Mickeal. Sabiendo qué equipo tiene delante, el Barcelona saldrá a ganar, con todo organizado y muy centrado en hacer su trabajo, lo que podría ser la clave contra un equipo que tiende a la desorganización en momentos muy concretos del partido. Jugadores como Tomic, la principal baza para imponerse a la pintura madridista como ya hiciera en la Copa, maximizarán su importancia ante las bajas exteriores y la posible de Jawai, cuyo peso defensivo es importante pese a no ser el esperado. 


El Real Madrid ha completado una temporada excelente a nivel nacional y, a nivel europeo y pese a la irregularidad inicial, llegar a la Final Four no es poco. Sus credenciales son un juego rápido, ofensivo, entretenido y muy atractivo de ver, algo poco frecuente en el continente desde que el Limoges de Maljkovic ganará la Copa de Europa en 1993, año que marcó un viraje netamente defensivo en el seno del baloncesto europeo. El juego exterior es su principal baza: Carroll, Llull y Rudy Fernández son pura dinamita, Carlos Suárez es capaz de tirar de tres, y Sergio Rodríguez ha erigido en el timón del equipo en detrimento del ya mencionado Sergi Llull, cuya vocación netamente ofensiva lo aleja de la organización del juego. Tampoco se debería perder de vista a Mirotic, que podría marcar la diferencia con su juego dentro-fuera y esa versatilidad que lo convierte en una rara avis del baloncesto. Las debilidades del Real Madrid son dos: el juego interior y la desorganización. Los cuatro interiores que tiene el Madrid (Begic, Slaughter, Reyes y, a ratos, Nikola Mirotic), tres no se destacan en ataque y dos de ellos flojean en defensa, por lo que una pintura con un hombre alto técnico (adivinen quién) podría aprovecharse de la situación y hacer una auténtica masacre dentro. La desorganización, el segundo problema del Madrid, surge cuando Llull juega de uno y Carroll o Fernández de dos, dejando al tres sin balón ni posición y a los interiores mendigando la pelota, que suelte terminar saliendo de las manos de los exteriores por detrás de la línea. Corriegiendo el problema con Rodríguez o Draper en pista el Madrid pierde tiro exterior, algo que los de Laso no se pueden permitir demasiado debido a sus problemas ofensivos en el juego interior. 





miércoles, 17 de abril de 2013

El Caja Laboral destroza al CSKA en casa

Tras las dos derrotas sufridas por el conjunto baskonista en las dos últimas jornadas de Euroliga, a los hombres de Zan Tabak les tocaba reaccionar, y no han decepcionado. Ante un público que ultimamente está sufriendo más de lo que merece el Caja Laboral se ha sacado de la manga un gran partido para ganar a uno de los favoritos a ganar la competición, solo empañado por un último cuarto en el que han vuelto los fantasmas de los últimos dos partidos. 


El primer cuarto, muy corto de puntos, ha sido una exhibición defensiva por parte de ambos conjuntos, que salían al partido ha darlo todo desde el primer momento. Terminando con un 15-14 que dejaba ver tanto la igualdad en el marcador, nadie esperaba lo que vendría en el siguiente periodo. Porque lo del segundo cuarto ha sido completamente espectacular para el Caja Laboral. Solidez defensiva y acierto y claridad ofensiva han sido las claves del segundo cuarto, en el que el Caja Laboral ha secado completamente a un equipo que, generalmente, es más que capaz de anotar, dejando al mítico equipo moscovita en 10 puntos. Los locales, haciendo lo que debían hacer con acierto, terminaron la primera parte con 43 de los cuales 28 venían en los últimos diez minutos. El equipo vitoriano se marchaba al descanso con una clarísima ventaja. 

El tercer cuarto, más de lo mismo: una muy buena defensa local hacía ver que la diferencia entre ambos conjuntos, por intensidad y calidad, no era tan grande como los dos primeros habían mostrado. El Caja Laboral imponía su juego, asfixiaba con su defensa y dejaba con poco margen a un CSKA agobiado y falo de ideas. 70- 39 al final de tercer periodo, con una ventaja abrumadora que, posiblemente, ha sido la causa del evidente bajón de intensidad por parte de los locales en el último cuarto, en el que han adolecido de motivación, viendo el partido ganado. El conjunto moscovita, ya sin posibilidades de ganar pero con ganas de irse del partido con algo positivo volvió a imponer el juego atrevido, agresivo y organizado tácticamente que no había mostrado en todo el partido para recortar la ventaja a 21 puntos (93-72) que, por otra parte, son una mancha en la ejemplar trayectoria del equipo de Ettore Messina. 

El máximo anotador del encuentro ha sido Thomas Heurtel, completamente espectacular con 21 puntos en 21 minutos y medio, secundado por los Bjelica, con 15 puntos Milko y 13 Nemanja. Por parte del equipo ruso el máximo anotador ha sido Nenad Krstic con 12 puntos. 

viernes, 12 de abril de 2013

El Caja Laboral es derrotado con claridad por un CSKA sin fisuras

Derrota del Caja Laboral en Moscú ante un clásico como el CSKA, que tras esta apabullante victoria se perfila como uno de los principales candidatos a hacerse con la Euroliga y es que, si mantiene el nivel de juego que ha mostrado hoy ante el equipo vasco, pocos equipos pueden hacerle frente en Europa. 

El primer cuarto fue, sin duda, el mejor para el Baskonia: con confianza en ataque y seguridad en defensa, los vitorianos consiguieron imponerse en el marcador gracias a un juego muy ordenado, que sin embargo no consiguió mantener al poderoso rival más lejos que seis puntos (20 a 26) al final del primer cuarto. Sin embargo, el Caja Laboral daba una sensación de solidez y de seguridad que no hacía presagiar qué vendría después. Un Lampe muy consistente, con 9 puntos, lideró al equipo español en el esperanzador cuarto. 

En el segundo periodo comenzó a perfilarse el dominio moscovita, que comenzó a defender con mucha más intensidad tras la bronca de Ettore Messina al final del primer cuarto. Encontrando más huecos en ataque y buscando la pintura con más insistencia, la máquinaria rusa se puso en funcionamiento y se pasó del juego a golpes del primer cuarto, marcado por la incosistencia, al orden. Los pases llegaban mejor, los baskonistas no estaban acertados y Milos Teodosic, ya con la batuta del encuentro, consiguió hacerse con el control del partido. 44 a 37 era el resultado al final del cuarto. 

Foto: Euroleague/Getty Images

Tras la vuelta del descanso se produjo la debacle vitoriana: sin encontrar el camino al aro y con los locales bordándolo, destacando entre ellos Teodosic y Erceg, los vascos no supieron volver al partido. Con un porcentaje anotador brutal de los moscovitas, un juego fluido y una intensidad defensiva de libro, la maquinaria táctica de Messina, engrasada en el vestuario, hizo el resto. Los moscovitas ametrallaban y el equipo de Tabak, con un banquillo que no supo dar la cara, dejaba que el pundonor de Causeur y el orgullo en la pintura de Lampe fueran los únicos en devolver, de cuando en cuando, los disparos. También San Emeterio surgió al final, pero el CSKA, que ya había encontrado el camino, no volvió a perderlo. 69 a 50 al final del tercer cuarto, con triple sobre la bocina de Causeur incluido. 

El último cuarto fue un trámite para los de Messina: con el partido ya prácticamente ganado, se relajaron pero sin dejar de anotar ni de defender, y pese a no tener la intensidad del tercer cuarto dejaron al Caja Laboral, de nuevo, por debajo de su parcial anotador. Los hombres de Tabak, algo menos apáticos pero con el partido perdido, se centraron en intentar mostrar una buena imagen que no compensa, ni mucho menos, una derrota que los deja con un pie fuera de la eliminatoria. 90 a 68 al final del partido, y una derrota con un sabor muy amargo. 

Los máximos anotadores del encuentro fueron Lampe para el Caja Laboral, con diecinueve puntos, y Khryapa, Krstic y Erceg con 16 cada uno por parte del conjunto moscovita. 

sábado, 6 de abril de 2013

Una comparacion injusta


Ricky Rubio siempre ha generado expectación, nos guste o no, para bien o para mal, fuera y dentro del espectro puramente deportivo. A su llegada a los Estados Unidos, creo recordar que en los días previos al Draft del 2009 en el que sería seleccionado por los Timberwolves en el quinto puesto, un periodista durante una rueda de prensa le hizo la ya clásica pregunta de con qué jugador se compararía o a quién le gustaría parecerse. Rubio, correcto pero sin tratar de salir del paso dando largas, respondió algo así como “creo que soy un jugador con un estilo propio de juego, pero sí debiera compararme con alguien, lo haría con Steve Nash”.

Foto: bleacherreport.com

La comparación propuesta por Rubio es lógica, simple: ambos son blancos, bases, excelentes pasadores, capaces de controlar con solvencia los tiempos del partido, de dar velocidad al juego cuando es necesario y de frenarlo cuando les conviene. Conscientes o no de ello, ambos son partícipes del estilo stocktoniano de “playmaking”, y parecen cortados con un mismo patrón, el de base creador de juego. Evidentemente, también tienen notables notables particularidades que los distinguen: ni Rubio tira como Nash, ni Nash defiende como Rubio, pero cuesta encontrar las siete diferencias entre la manera de hacer de uno y la del otro. Pertenecen a una misma escuela, pertenecen a una misma escuela y están lejos de pertenecer a esa nueva ola de bases atléticos y sobreexcitados ofensivamente en la que Derrick Rose y Russell Westbrook son los máximos representantes, y Kyrie Irving y Damien Lillard los jóvenes leones.


Sin embargo, en los últimos tiempos ha venido tomando fuerza otra comparación que ya se había gestado hace tiempo, desde la llegada de Rubio al mercado norteamericano, y que posiblemente obedece más a una serie de razones publicitarias con las que la figura de Ricky Rubio ha tenido que lidiar desde que empezó a despuntar, y que medios sensacionalistas tanto estadounidenses como extranjeros se empeñan en alimentar con fuerza, conscientes del tirón mediático del jugador. Ahora, a Ricky Rubio, se le compara con Pete Maravich. ¿Las razones de dicha comparación? Un aspecto físico muy similar y una capacidad innata para hacer llegar el balón (en ocasiones de la manera más inverosímil posible) al jugador mejor situado para meterlo en el aro.


Al buen conocedor de la historia del baloncesto y hasta a algún profano con algo de memoria le sonará el nombre de Pete Maravich: un mito, un prodigio infravalorado en su tiempo pero cuya sombra se extiende hasta nuestros días, probablemente el mejor tirador que haya pisado la NBA, sin duda uno de los jugadores más fascinantes de todos los tiempos, un genio sin anillo marcado por la obsesión en la victoria absoluta inculcada por una figura paterna extraordinariamente influyente en su vida, un jugador que, para redondear la leyenda, murió de un infarto a los 40 años.

La primera vez que oí a alguien comparar a Ricky Rubio con Pistol Pete Maravich me quedé de piedra y achaqué los motivos del símil al habitual hype que rodea al jugador catalán y a una intención clara de los medios de dar bombo a un jugador que, por aquel entonces, aún jugaba en Europa. Cuando tiempo después, con Ricky comenzando a cuajar buenas actuaciones en la NBA, Shaquille O'Neal llamó a Rubio “el Maravich italiano” (error geográfico involuntario, o no, aparte) no pude más que volver a tirar de excusas propias y, recordando la faceta de showman y colaborador televisivo de The Big Cactus, justifiqué un poco la comparación. Además, dichas declaraciones se produjeron pocos días antes del All-Star de 2012, un evento más publicitario que deportivo, por lo que nada de lo que dijera Shaq se saldría de lo aceptable siempre y cuando promoviera el espectáculo.

Pero cuando una voz tan autorizada como la de George Karl volvió a sacar el ya asentado tópico del baúl de los lugares comunes para afirmar con rotundidad que “Rubio es mejor pasador que Maravich” pensé que la cosa se había ido definitivamente de madre. ¿Estaba yo equivocado, y la comparación de Rubio con Maravich era legítima? ¿O un símil con un origen completamente comercial como aquel había calado tan hondo en el mundo del baloncesto que hasta un entrenador de reconocido prestigio se permitía el lujo de usarlo?

Foto:blog.homage.com

Yo también creo que Rubio es mejor pasador que Maravich. Estoy convencido. Soy un fanático de la perogrullada. Y eso apoya, en gran parte, mi argumento. Ricard Rubio ha sido alabado por su habilidad para pasar, por su inteligencia en pista y por la picardía y la rapidez de manos que siempre ha demostrado, por su capacidad defensiva y por hacer mejores a sus compañeros, de las categorías inferiores a la NBA. Pero nunca por su tiro. Una vez dejó el mundo de los niños, donde sí había sido un notable anotador, para jugarse la piel en la cancha contra profesionales (muy precozmente, todo sea dicho) el tiro, su arma ofensiva más directa, comenzó a resentirse hasta llegar al punto de que en su peor momento anotador de todos, su etapa en Barcelona, el hecho de no ser una de las primeras opciones ofensivas del equipo, unido a una suspensión ineficaz, de mecánica fea y poco pulida, desembocó en que una canasta suya fuera algo más anecdótico que natural. Y es que nunca fue un tirador, y dudo que jamás pase de ser una amenaza exterior rachera y poco consistente. Lo suyo (y lo hace a las mil maravillas) es ser la cabeza pensante de un equipo competitivo en la pista, no su brazo ejecutor.

Con Pete Maravich no sucedía lo mismo: el pase era la espectacular alternativa que el jugador de Aliquippa ofrecía tras aquello que le hizo famoso: el tiro. Su capacidad para superar ampliamente la barrera de los treinta puntos e incluso de los cuarenta hizo que llenara pabellones enteros ya en el instituto, en la LSU (la poco competitiva Louisiana State University, impuesta por su padre a un tipo capaz de jugar en Marte), en Atlanta, Nueva Orleans y, ya en el ocaso de su carrera, en Utah y Boston. En un reportaje de la ESPN sobre los mejores tiradores de la NCAA de todos los tiempos al jugador listado como el mejor, Larry Bird, le brillan los ojos cuando habla del segundo, que no es otro que Maravich, con el que compartió vestuario un año en Boston y que había sido su ídolo y ejemplo desde siempre.

El talento para tirar de Maravich era indiscutible: con los pies fijos, tras driblar, después de un bloqueo, cayendo hacia atrás, a la media vuelta, con un floater... La variedad, impactante; la calidad, exquisita. Combinaba una muñeca letal con una mecánica perfecta y una técnica muy depurada. Era un jugador hecho, desde temprana edad, para pasearse entre los veinte y los cincuenta puntos por noche sin problema, y lo sorprendente es que lo consiguió desde sus años de instituto hasta la NBA. Era como una especie de JJ Redick en Duke o de Jimmer Fredette en BYU pero con una dimensión como jugador mucho más amplia que la que jamás tendrán estos. No necesitaba hacer mates para dejar boquiabierta a la hinchada: era el anotador total.

Foto:stillballinblo.wordpress.com

Queda, además, un segundo aspecto de su juego que proyecta sobre la figura del mítico jugador de los Jazz tanta luz como sombras: su individualismo. En una liga que venía de los tiempos del juego en equipo, donde los grandes conjuntos de la década anterior y principios de los setenta, que es cuando llegó Pete Maravich a la Liga, eran equipos cohesionados donde, pese a haber estrellas, todos hacían un poco de todo. Pistol rompió con todo eso y se convirtió, de la noche a la mañana, en el arma ofensiva más importante de Atlanta, creando sus tiros y ejecutándolos sin ayuda de casi ningún tipo. Y en parte eso hizo que jamás llegara a encajar en los Hawks, volviendo después de cuatro temporadas en Atlanta a Lousiana, a los New Orleans Jazz (por aquel entonces el nombre de la franquicia encajaba con la ciudad), donde se convirtió en la indiscutible y fulgurante estrella de un equipo poco competitivo.

Por tanto, y después de mostrar que los puntos fuertes del jugador catalán no son los mismos que hicieron primero famoso y luego leyenda al eterno tirador con el que se le compara, y por esa misma razón no son, asimilar el juego de uno con el del otro sería injusto. Decir que Ricky Rubio es un tirador parecería, hoy por hoy, un chiste, un broma que nadie podría tomar en serio; llamarle individualista, un insulto sin sentido; y afirmar que la dimensión como creador de juego de Pete Maravich, un escolta muy completo, es igual que la de Rubio, una estupidez. Mi recomendación es dejar las comparaciones a un lado, disfrutar del juego del genio de El Masnou lo que se pueda, y mantener al abrigo del tiempo a leyendas que marcaron una era y a las que las comparaciones ya no pueden hacer ni bien ni mal.

 
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