Recuerdo
con cierta claridad y con mucho cariño los días que iba a entrenar al Ramiro de
Maeztu con la ilusión de un niño, cuando ya era un adolescente. En realidad no
fue hace mucho. Danzaban por allí, entre muchos otros, Pepu Hernández, Jayson
Granger, Carlos Jiménez, Felipe Reyes o un pivot brasileño por el que yo tenía
especial debilidad, el gran Caio Torres.
 |
| Vía ACB media |
Siempre
me pareció el Estudiantes un club muy especial, desde que pisé el Ramiro de
Maeztu, incluso antes. La piscina, la nevera, las canchas en la calle… Salías
del metro y ya olía a baloncesto. Era el Estudiantes. Y nada más. Ni falta que
hacía, ¿verdad?
El
lunes se acabó la era Diego Ocampo en Movistar Estudiantes. Después de 16
partidos y un balance de trece derrotas y solo tres victorias, el Consejo de
Administración tomó la decisión de iniciar una nueva etapa en cuanto a patrón del
barco se refiere. Otra más. Será el quinto desde que en junio de 2011 Luis
Casimiro dejará el equipo.
¿Era
culpable Ocampo de la situación del equipo? Ocampo había apostado por la
cantera desde el inicio de la temporada. Vicedo, Hernangómez, Jaime Fernández,
Brizuela y Fran Guerra han formado parte de la plantilla desde el primer día de
trabajo y cuatro de ellos han sido pieza clave en el equipo. Probablemente
incluso más de lo que el propio Ocampo
hubiera deseado. Es lo que pasa cuando el resto de la plantilla funciona a
medias o directamente ni funciona.
En
mi opinión, estrictamente mi opinión, el equipo hubiera ganado más partidos en
la segunda parte de la temporada. Visto desde fuera parecía que la plantilla
confiaba en él como director de orquesta. La afición se sentía identificada con el
equipo pero a este le faltaba algo. Así, la directiva del Estudiantes volvió a
perder la paciencia, tal vez cuando más deberían haberla tenido.
La
segunda etapa de Pepu Hernández fue un gatillazo de grandes dimensiones, Trifon
Poch duró la friolera de tres meses y el mencionado Ocampo ha ocupado el
banquillo prácticamente media temporada, y parece que puede dar gracias por
ello. El único que logró asentarse en el banquillo colegial fue curiosamente el
más criticado y cuestionado por la afición estudiantil, Txus Vidorreta, tres
temporadas completas antes de no ser renovado su contrato.
La
realidad que vive el Estudiantes es dramática desde que Pepu abandonara el
barco por primera vez. Con aquella majestuosa despedida con baño de masas
incluido en Vistalegre salieron también por la puerta el éxito y la identidad
de un club que siempre había sido especial. La identidad llamó este año a la
puerta en forma de canteranos. El éxito parece que ha emigrado definitivamente
a otro país. Al más lejano que os podáis imaginar.
 |
| Vía Estudiantes |
A
partir de ese día, la primera despedida de Pepu, el Estudiantes fue perdiendo
protagonismo en el baloncesto español en todos los frentes. Las temporadas en
las que el club era un asiduo de los Playoffs e incluso candidato al título de
liga dejaron de existir. Apareció la lucha por evitar el descenso con equipos
que no convencían a una afición que siempre se había sentido plenamente
identificado con la filosofía del club. El equipo no ganaba y no había
canteranos a los que aplaudir. La peor pesadilla para un aficionado al Estu.
Mención
aparte, por desastrosa, merece la gestión que ha llevado a cabo el club con los
jugadores extracomunitarios en los últimos años. En la actual Liga Endesa
acertar con los dos extracomunitarios permitidos es casi tan importante como
acertar con los otros 10 jugadores. Suelen ser los que marcan la diferencia,
sobre todo en cuanto a anotación.
La
actual temporada ha sido solo una pequeña muestra. Comenzaron el curso Brandon
Thomas y Zach Graham. Ninguno de los dos ha sido siquiera una decente ayuda
para el equipo. De hecho Zach Graham ya no está. Su puesto lo ocupó Tony
Mitchell, que llegó con vitola de MVP de la Lega y salió después de tirarse
todo y no meter nada. Encabezan la lista ellos por ser los más recientes pero
hay tantos ejemplos que se escapan de las manos.
Antoine
Wright merece, por supuesto, un espacio en este artículo. Su record de
valoración negativo en la historia de la ACB aún está en nuestra mente. Ese
maravilloso -19 no se olvida fácilmente. Si además de no funcionar en la cancha
funcionas más en la noche madrileña… ¡Siempre en nuestra memoria Antoine! Luis
flores, Cedric Simmons (aunque este con pasaporte búlgaro)… La lista es larga.
Han
ido soportando al Estudiantes en Liga Endesa cuestiones externas a lo que es
puramente baloncesto, es decir, cuestiones que han ocurrido fuera del 5 contra
5 desarrollado en la cancha. La afición, mayor patrimonio del club jamás abandonó
a los jugadores en los momentos en los que se jugaba la vida, tuvieran estos
nombre de California o madrileño castizo. En 2012, parecía que el equipo la
había perdido definitivamente. Temporada aciaga y puesto 17. Puestos de descenso.
Esta vez fue la divina providencia (las cosas raras que tiene nuestra competición
patria) la que evitó ver al equipo del Ramiro de Maeztu jugando en la LEB.
 |
| Vía Gigantes del Basket |
Ahora
el Estudiantes se encuentra en una difícil encrucijada. El club se enfrenta
ahora a la situación más difícil posible. Txus Vidorreta fue mil veces
criticado por la poca actividad que otorgaba a los más jóvenes. En su primer año
dejo al equipo en el puesto doce, muy decente para lo que ha acostumbrado a
regalarnos el Estudiantes en los últimos años. A la temporada siguiente fueron
16º aunque con mucho margen respecto al descenso y en la última fueron 13º.
Este verano se produjo un bandazo. Llegó Ocampo y llegaron los canteranos.
Ahora se le despide pero quedan todas las preguntas en el aire. ¿Por qué
diablos ha querido Estudiantes contratar a Dusko Ivanovic? ¿El entrenador que llegue
seguirá confiando en los canteranos? ¿Se acertará por fin con un americano?
¿Aguantará mucho más la afición esta situación? ¿Conseguirá en algún momento el
Estudiantes reverdecer viejos laureles?
No sé
si España necesita al Estudiantes. No sé si el deporte necesita al Estudiantes.
Ni siquiera sé si el baloncesto necesita al Estudiantes. Lo único que sé es que
hay una afición que necesita volver a cantar “¡QUE SALGAN LOS TOREROS!”.
