Durante la final de la Copa griega, que volvía a enfrentar a Pao y Olympiacos, hubo baile de bengalas que pudo acabar en tragedia, aparte del lanzamiento de artefactos entre aficiones, una de ellas fue a la pista y dio en la cabeza de Kyle Hines, alero del Olympiacos, que sufrió quemaduras en el cuero cabelludo.
Esto sucedió antes del inicio del partido, cuando Hines empezaba el calentamiento. A pesar del lamentable incidente, los árbitros decidieron tirar adelante con el partido y Hines pudo empezar a jugarlo, pero las aficiones seguían ajenos al baloncesto, montando altercados, y en el primer cuarto los árbitros enviaron a los equipos a vestuarios y desalojaron el pabellón. Durante el desalojo los aficionados intentaron invadir el campo, pero gracias a la actuación policial, que contaba con muchos efectivos en el pabellón, apenas una decena pudo llegar al parqué. Ya con las gradas vacías los verdes se impusieron por 81-78 a los vigentes campeones de le Euroleague.