Estados Unidos impuso su ley. Si bien el arrojo de los All-Blacks plantó cara, no fue suficiente para alcanzar el ritmo de un Team USA que se llevó el partido a su terreno, volviendo a hacer gala de su arsenal ofensivo, tuvo en la defensa y el poderío interior las armas que acabaron por marcar las diferencias.
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La intensidad impuesta por los neozelandeses desde el primer instante no era suficiente para eclipsar la movilidad y contundencia del dúo Davis-Faried, que imponiendo su ley, empezaba a hacer de las suyas para marcar la pauta. Estados Unidos imponía su ritmo, lo que suponía prácticamente una prematura sentencia de muerte para una Nueva Zelanda que a base de intensidad, acierto y pluralidad intentaban aguantar las acometidas de un Stephen Curry que llevaba a los suyos en volandas al término del primer cuarto. (27-20)
La cadencia endiablada continuaba favoreciendo a a los de Coach K, que no bajaban el pistón ante el descaro de los All-Blacks. Faried permanecía implacable, pero pronto sería el juego exterior quien en ambos bandos acapararía todos los focos. Si bien era Barlett quien con dos triples desafiaba a su rival, sería Klay Thompson el encargado de acallar los embistes sin ningún tipo de piedad. No pasaba desapercibido Irving, que aprovechaba el fuego a discreción para jugar a placer a campo abierto y poner tierra de por medio. Sin embargo, los oceánicos se desinflaban conforme su rival subía líneas y menguaba su acierto. El Team USA se impulsaba desde atrás, tirando de fondo de armario para mantener una línea constante y jugar a lo que ellos querían. Algo que bien se reflejaba en el marcador llegados al descanso. (57-35)
La tónica permanecía intacta en Bilbao. Estados Unidos seguía a lo suyo, cómoda y a placer con el dinamismo por bandera. Harden hacía acto de presencia de forma inmejorable, pero tanto Davis como Faried no perdían los honores como amos y señores del envite. Sin embargo, una vez sobrepasado el ecuador del período bajaban el pistón ofensivo, pero no defensivo, y es que más allá de la aparición de Webster y los embistes del dúo Frank-Anthony, Nueva Zelanda iba a remolque, sin perder su seña de identidad pero la consciencia de que el partido estaba visto para sentencia con el último cuarto aún por jugarse. (75-54)
El combinado estadounidense amagaba con dejarse llevar, pero fue un mero espejismo, ya que Krzyzewski volvió a implantar una defensa asfixiante que terminaba por dejar en jaque al conjunto "kiwi", que impotente, sucumbía ante el dominio de Anthony Davis y James Harden, que liderarían un parcial de 17-4 para acabar por sepultar su oponente. Aunque Fotu y Anthony tiraban de casta, la segunda unidad yankee acabaría por certificar un triunfo irrebatible. (98-71)
BOXSCORE (Hacer click)
HIGHLIGHTS
La espectacular 'haka' maorí como de costumbre, no tuvo desperdicio.
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