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martes, 9 de septiembre de 2014

El presente y futuro de la D-League

La D-League ha recorrido un largo camino desde su creación en 2001, y ha demostrado tener el potencial para ir más allá en los próximos años. Hay mucho trabajo por hacer y hay cambios aún por rubricarse, pero algo es seguro, la Liga de Desarrollo está en auge.
bleacherreport.com
El caso de los Thunder

Esta competición ha ofrecido visiones muy diferentes entre las distintas franquicias, que han dado buena cuenta de las alternativas que propone el tener un equipo afiliado. Un buen ejemplo, que no lo habitual, son los Oklahoma City Thunder y los Tulsa 66ers.

Más que cualquier otro equipo de la NBA, los Oklahoma City Thunder utiliza su equipo de la D-League como un verdadero campo de entrenamiento, tanto para jugadores, como para entrenadores. Reggie Jackson y Jeremy Lamb son los ejemplos más evidentes de éxito, ya que curtirse en la Liga de Desarrollo como referencias han pasado a piezas notorias de la rotación, sobre todo el primero.

El uso de los Thunder de su equipo D-League es la excepción, no la regla. Esto ocurre porque pocos equipos tienen la capacidad para hacerlo, ni más ni menos y ahí está el primer gran cambio que la NBA debe hacer si se quiere maximizar el valor de la D-League.


Construir un sistema

"La liga pierde mucho talento, y es en gran parte porque no están desarrollados. Necesitamos una afiliación individualizada (en cuanto a franquicias), necesitamos plantillas mejor estructuradas, necesitamos más dinero para los jugadores y los equipos. Es el momento", declaraba Matt Moore, de CBSSports.

Son 18 los equipos que conforman la D-League, de los cuales 17 son exclusivamente afiliados de una franquicia NBA, mientras que siete de ellas son específicamente propiedad de una u otra. Esto significa que hasta 13 equipos NBA no cuentan con ningún tipo de afiliación, lo que acaba por no explotar todas las posibilidades que se podrían obtener con una afiliación individualizada.

Si cada equipo de la NBA tuviera su propio filial y tenerlo en un lugar conveniente para su crecimiento, se tendría un sistema mucho más equitativo, así como una forma de capitalizar el interés de los fans para el desarrollo de talentos.


Financiar el talento

Uno de los temas que más trae de cabeza es el económico, ya que más allá de los jugadores que utilizan la liga como escaparate momentáneo, carece de estabilidad y solidez por la gran brecha económica que se produce con otras competiciones, ya no necesariamente de Estados Unidos sino del resto del mundo.

Según Marc Stein, el salario máximo en la D-League es de 25000 dólares, lo que de forma inevitable hace replantearse a muchos que la viabilidad y las perspectivas son mínimas a excepción del trampolín profesional que puede suponer. Dos casos distintos son los de Pooh Jeter y Troy Daniels. 

Después de pasar por España, Jeter intentó hacerse un hueco en los Sacramento Kings. Después de un breve paso sin pena ni gloria, decidió poner rumbo a China, donde firmó un contrato bastante lucrativo. Pese haberse erigido tanto en el gigante asiático como en sus apariciones con Ucrania como un jugador en el radar de la NBA, no ha considerado lo más mínimo el intentar volver a la NBA mediante la D-League, al menos mientras continúe esta descompensación. Y es que es el propio jugador quien afirma que en China ahora ganaría mucho más dinero de lo que haría incluso en la mejor liga del mundo.

Por otro lado, está Troy Daniels, conocido por su game-winner en los pasados Playoffs, donde pasó de desconocido a héroe en cuestión de horas. Daniels se hizo un nombre en la D-League, pero porque no tenía otras opciones. Para prosperar, la liga debe suscitar el interés de jugadores como Jeter, que tienen alternativas viables. Si quieren crear el "próximo Daniels" y construir una sólida base de talento, la compensación tiene que aumentar.


Es el momento

Tras haber sido fuente de espectáculo y entretenimiento como el demostrado en el pasado All-Star, son varios los analistas que colocan a la D-League como "the next big thing" en la NBA. Un diamante en bruto aún en vías de desarrollo, nunca mejor dicho.

Según Grant Hughes, de Bleacher Report, hay esperanza en este frente por una de estas razones: La D-League tiene la capacidad de combinar el valor de entretenimiento y espectáculo mejor incluso que la NBA. Eso es porque tiene la ventaja de funcionar como un campo de pruebas para la próxima ola de movimientos estratégicos en la NBA.

Si bien el baloncesto universitario continua siendo la fuente y germen de jugadores para la NBA, se han cimentado las bases para una legítima liga menor, y cuantos más equipos intenten averiguar cómo aprovechar la ventaja de contar con filiales, más acabarán por fructificar este inevitable enlace.


Fuente: Bleacher Report

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