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domingo, 29 de junio de 2014

Los 76ers: cerrado por derribo

Dos modelos parecen haberse impuesto en la Liga el día de hoy en lo referente a construir un equipo campeón: por un lado está el de los Spurs o los Thunder, erigido en torno a elecciones del Draft, con una gran superestrella (Duncan en su día, Durant ahora) y un coro de grandísimos jugadores a su alrededor con un relato común a lo largo de su carrera en lo referente a su franquicia y la sensación de pertenencia a una comunidad que trasciende una mera temporada. Por otro lado tenemos la vía del “súper-equipo” levantado a base de una superestrella y uno o dos grandes fichajes para formar un “Big-Two” o “Big-Three” que haga temblar al resto de la NBA (Heat, Clippers o Rockets)



Y es que nada hay peor para una franquicia que quedarse estancada en esa senda de la que ya se ha hablado en otras ocasiones: la de la mediocridad. Navegar por la turbia calma de esos puestos entre el 8º y 10º de cada Conferencia es una invitación a ir recolectando elecciones entre el 10 y el 15 en el sorteo del Draft, donde las estrellas suelen haberse marchado ya, y siendo eliminados en primera ronda sin paliativos salvo sorpresa mayúscula. Mención aparte tiene el grupo de equipos que sin pertenecer a las dos categorías de arriba pretende llegar lejos en Playoffs aunque no aspiren al Anillo…y es que derruir constantemente en busca de un proyecto de futuro puede ser perjudicial.

Tal es el caso en Philadelphia, que desde el fichaje de Sam Hinkie como GM del equipo ha seguido el camino del “Tanking”, o dejarse perder, para construir un horizonte más hermoso para los 76ers. Tiró el edificio que se encaminaba a la mediocridad que le habían legado y, vía una muy buena operación, se aseguró a Michael Carter Williams, Rookie del Año a posteriori, a Nerlens Noel (lesionado) y las elecciones 3 y 10 para el Draft de este año. Aunque la primera podía haberse convertido en la 1 o en la 2 merced a la gran cantidad de derrotas de los de la ciudad del Amor Fraternal, no cabe duda de que el proyecto de demolición y reconstrucción iba por buen camino.

Pero Hinkie logró que los analistas volvieran a mirarse incrédulos tras la velada del 26 de junio. Con el número 3 se dejaba caer en brazos de la Diosa Fortuna y encomendaba su futuro y el de la franquicia tanto a la recuperación de Noel como a la de Joel Embiid, el gigante camerunés de Kansas que quizás no debute esta temporada. Era este un movimiento con el que se había especulado, dado el gran potencial de Joel, pero pocos podían prever que con el 10 Philadelphia escogiera a otro base: Elfrid Payton, al que muchos comparan con Rajon Rondo. Los periodistas asediaron a Carter Williams preguntándole qué opinaba y si veía cerca un posible traspaso…hasta que poco después el recién electo Payton se iba a Orlando a cambio de un Dario Saric que no llegará a la NBA hasta dentro de dos años como mínimo.

La consigna de Hinkie es clara: no ha terminado la senda por el desierto de los 76ers, y la 2014-2015 tampoco es la temporada del comienzo de la cultura ganadora. Philadelphia quiere volver a frisar las 20 o 25 victorias para optar a una alta elección en el Draft del año que viene y encontrarse antes de la temporada 2015-2016 con mucho espacio salarial, Noel recuperado y en plenas facultades, Carter Williams progresando, Saric luciéndose en el Efes y el resto de jugadores que hayan incorporado creciendo a buen ritmo. De esta manera podrán intentar fichar a algún agente libre que les ayude a dar el salto para ese 2016…o aguardar un poco más para atacar la temporada siguiente con otra gran elección.

Pero sin duda la clave de bóveda de toda esta arquitectura es el “Center” llamado a dominar la NBA durante la próxima década o a, no lo quieran las lesiones, ser el nuevo Greg orden: Joel Embiid. Sobre sus gigantescas espaldas recae el peso de la histórica franquicia, pues tiene la oportunidad y el deber de ser la gran estrella sobre la que se sustente el proyecto a muy largo plazo iniciado por Hinkie. Los 76ers no arriesgarán con su gran valor, y si han de esperarle un año entero lo harán. Y cuando Embiid se recupere simplemente será para ir poniéndolo a prueba y afinando su cuerpo ante posibles lesiones, ya que es el más necesario de todos los jugadores reclutados por Hinkie.


Aunque esta estrategia sea muy buena a largo plazo los 76ers deben tener cuidado de no caer en el conformismo y en crear una mentalidad perdedora que pueda afectar tanto a los aficionados de la franquicia que no acepten un “Tanking” demasiado prolongado, como a los jugadores, mermados en su desarrollo por la carencia de un contexto adecuado con su crecimiento. La consecución de objetivos en el Draft debe ir acompañada de algunos brotes verdes de esperanza que permitan mantener viva la llama de la ilusión tanto entre fans como entre jugadores en los años venideros.

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