Es evidente que la temporada del Asefa Estudiantes está siendo un completo desastre, el equipo no arranca, no funciona, y actualmente está metido en posición de descenso a la Liga LEB. Un histórico de nuestro baloncesto, con una de las canteras más importantes del baloncesto europeo, está pasando por momentos que, ciertamente, a todos los aficionados al basket nos entristecen, y más aún a los que somos madrileños. Estudiantes es un símbolo de cultura baloncestística, una joya para nuestro deporte, y si desciende de categoría, el palo sería monumental. Pero aquí no vamos a analizar el nefasto año estudiantil, lo que vamos a hacer es analizar al que es uno de sus mejores jugadores, Germán Gabriel. El ala-pivot está completando una gran temporada en el plano individual, aunque sus actuaciones no estén sirviendo para que el equipo despegue. La destitución de Pepu Hernández lo deja todo claro, y Germán sabe mejor que nadie lo que significa estar viviendo un momento tan complicado.
La campaña empezó de forma ilusionante, con buenos partidos en pretemporada y una primera victoria liguera que parecía permitir soñar a los seguidores del equipo colegial. Pero nada más lejos de la realidad, el equipo empezó a flojear, a perder partidos, y de ahí hasta la situación actual. Germán Gabriel es uno de los hombres más regulares de la plantilla, junto con Granger o Jiménez, y forma la base de resistencia del equipo, los pilares de la esperanza de todo aficionado al equipo del Ramiro. Su temporada en cuanto a números es excelente, con unos promedios sensacionales en cuanto al aspecto estadístico: 12,4 puntos por partido, 4,6 rebotes y 1,4 asistencias, para un total de 15 de valoración. Además, su lucha dentro de la pista le convierten en el arma más peligrosa para los rivales, un jugador de pura raza que imprime carácter y categoría en todos los minutos que juega (un total de 28 por partido). Lástima que sus compañeros no le estén siguiendo, porque la campaña de Germán es digna de premio a final de temporada. Partido tras partido demuestra una mentalidad superior a la del resto, una mentalidad ganadora que desgraciadamente no tienen sus compañeros. Jugadores como Driesen o Clark están a años luz de su garra, de su lucha, y eso lo está notando el Asefa Estudiantes. Su mejor actuación la realizó el pasado fin de semana en la derrota ante el Bilbao Basket, con un total de 22 puntos y 4 rebotes, en 26 minutos jugados. Otras grandes actuaciones las realizó ante el Baskonia, con 19 puntos, ante el Madrid con 15, o ante el UCAM Murcia con 17, en lo que son aproximadamente sus promedios habituales de anotación+rebote. Sus porcentajes de tiro también están siendo buenos, completando más de un 50% en tiros de 2, un 34% en triples y, donde más flojea, en los libres, con un 68%, aproximadamente.
Lo preocupante no es el rendimiento de Germán Gabriel, ni mucho menos. Todos los aficionados saben que el jugador va a responder con garantías en los decisivos partidos que restan de aquí a final de temporada, el problema está en lo que hagan sus compañeros. El Estudiantes vive en una situación límite, debe salir a flote si quiere seguir siendo uno de los clubes clave del panorama baloncestístico español, y la actitud de Germán debe ser la que empuje a la plantilla a luchar por la salvación, un objetivo complicado y duro, pero posible.
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