Foto: EFE |
En los primeros minutos, Unicaja estaba siendo dirigido por Fitch, que estaba muy activo en los compases iniciales, con una solida defensa y muy acertado en ataque. Por parte vitoriana, el más activo era Prigioni, que nunca perdona desde más cerca de la línea de tiros libres. La intensidad y la igualdad entre ambos equipos ya se notaban, y al segundo periodo se llegaba con ventaja de cuatro para los locales (19-15).
El segundo cuarto tuvo un guión bastante parecido, la igualdad reinaba en el marcador y no permitía a ninguno de los dos equipos escaparse en busca de la victoria. Aunque Unicaja seguía manteniendo esa mínima ventaja que obtuvo al inicio e incluso la agrando, marchándose los dos equipos al descanso con un marcador que ya dejaba muestras del que, a la postre, sería el vencedor (42-34).
El paso por vestuario pareció dormir un poco a los jugadores, que bajaron el listón mostrado en los dos primeros periodos, aun así la igualdad y la intensidad seguirían presentes. Unicaja nos podía relajarse pensando en una victoria sencilla cuando tiene delante a jugadores como Seraphin, Dragic o Prigioni, que pueden cambiar el rumbo del partido en menos de un minuto, pero Unicaja también tiene lo suyo, y cuando Valters y Zoric quieren, pueden con cualquier equipo. Con todo esto, a los minutos finales se llegaba con una victoria malagueña con ventaja corta (57-50).
Los minutos decisivos fueron de infarto, no se sabía quién ganaría hasta el último minuto, cuando Valters endosó dos triples consecutivos a los vitorianos y dejó casi sentenciado el partido, haciendo inútil el trabajo de los hombres de Ivanovic durante todo el encuentro. Al final, victoria local que le permite situarse en la tercera plaza con un colchón que le permite dar un solo tropiezo. Los visitantes caen hasta la quinta plaza a espera de lo que hagan los hombres de Joan Plaza, que ganando, igualarían a victorias a Caja Laboral.
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