Después de quedar como el máximo taponeador de la NBA, Ibaka afrontaba este verano con una ilusión especial, había sido convocado para jugar con la selección española. Pero había un 'pero': debía de ser nacionalizado de forma express y algunas voces criticaron el que se convirtiese en ciudadano español. Estas voces criticaban que este proceso se llevase a cabo más por intereses deportivos que por el hecho de que el jugador congoleño se sintiese español. Ibaka lo dejó bien claro en una de las múltiples entrevistas que le hicieron: "me siento muy identificado con España y para mí será un orgullo el representar a este gran país" Con estas palabras pareció cortar de raíz la polémica y en entrevistas posteriores daba cuenta de sus buenas intenciones por para el equipo. Después de conseguir en el último momento, y no sin esfuerzo, la nacionalización, afrontaba esta gran aventura con el objetivo de cumplir un sueño: ganar la medalla de oro.
Empezó la concentración con timidez, pero ya se encargaron sus compañeros de hacerle sentir como uno más. La sucesión de bromas, partidos de ping pong y a la play era la dinámica del equipo durante la concentración para integrar de la forma más rápida posible a todos los nuevos jugadores. En la pista la cosa no variaba mucho, se ha podido ver frecuentemente a todos los jugadores dar palabras de ánimo a Serge.





