Una temporada más el
conjunto blanco y el FC Barcelona son los máximos favoritos a todos
los títulos que se disputan en España. En Europa deberán compartir
protagonismo con otros conjuntos tanto o más poderosos, pero tanto
en la ACB como en la Copa del Rey son los claros aspirantes.
Foto: RTVE |
Tras el final, un tanto
turbulento, de la pasada temporada, en el Real Madrid las cosas
parecía que iban a cambiar radicalmente. Tras perder en las finales
la Euroliga y la Liga Endesa, Pablo Laso estaba más fuera que dentro
del nuevo proyecto blanco y su filosofía de juego parecía agotada.
Tras el Mundial las aguas
han vuelto a calmarse y tras los necesarios retoques en la plantilla
blanca el técnico vitoriano sigue al frente de la nave, aunque según
parece con menos poder del que pudiera haber tenido. Las nuevas
incorporaciones han dotado al equipo blanco de algo de lo que ha
adolecido en pasadas campañas: Equilibrio.
Es evidente que el juego
desplegado por el Real Madrid durante los últimos cursos ha
enamorado a más de uno, pero como se ha comprobado en los tramos
decisivos, el desequilibrio entre el juego interior y el exterior ha
sido tan brutal que cuando se ha necesitado una mayor aportación del
juego interior, estos o no han sabido o no han podido aportar lo
necesario.
La llegada de Gustavo
Ayón y de Andrés Nocioni va a suponer un incremento en la
importancia del juego interior blanco, no sólo por el incremento en
el número de efectivos, sino también en lo cualitativo. El mexicano
puede aportar seriedad en la pintura en ambos lados de la cancha y el
argentino apoyará tanto dentro como fuera de la zona.
Así mismo, otro aspecto
en el que el juego del conjunto blanco se va a equilibrar, aún más,
es en el balance defensivo. No es que el equipo madrileño no
defendiese en las últimas campañas, pero ahora su efectividad va a
ser mayor. Ahora además de defender realmente, va a parecer que
defiende. Creo que vamos a asistir a grandes jugadas defensivas,
circunstancia que antes pasaba más desapercibida debido a la
atención que recibía el juego de ataque.
Si finalmente el Real
Madrid logra dicha armonía entre el juego interior y el exterior,
entre la defensa y el ataque y entre brindar espectáculo y además
ganar, el equipo estará una vez más, y con nuevas armas, entre los
aspirantes a ganarlo todo.