Tras el
control de los medios, la segunda punta de lanza de la gestión del presidente José
Luis Sáez son las relaciones institucionales a través del reclamo publicitario
que supone para los políticos tener una foto con la selección ganadora de todo
lo posible (salvo en el periodo Orenga) en estos once años y veinte días de
presidencia hasta que ha cogido la baja médica y ha asumido sus funciones el
segundo de abordo y presidente de la Federación Madrileña de Baloncesto, Juan
Martín Caño.
Sin
embargo, lejos de esta imagen amable de búsqueda de relaciones al más alto
nivel con los políticos y reyes de este país, estas conexiones políticas no
buscan más que respaldar una figura necesitada de impedir, por todos los medios,
quedar estratificada en el máximo puesto directivo de una institución que, como
dice las leyes de este país, pertenece
al ámbito privado por delegación de lo público. Es decir, su puesto no está
asegurado, pese a que sea democráticamente elegido cada cuatro años, y varía en
función del partido político que gobierne en el deporte desde el CSD. Para ello,
los triunfos obtenidos por la selección son el respaldo necesario para su
continuidad en el puesto, ya que si se produjera un cambio en la dirección y
los resultados fueran malos, las miradas irían directamente al partido político
que cambió al presidente, pero no al nuevo.
Tras
esta premisa, no solo es importante que la selección siga ganando, sino que también
siga produciendo beneficios. Teniendo en cuenta que la mayoría de los ingresos
de la federación proceden del ámbito externo, un 90%, en forma de patrocinios,
patrocinadores y beneficios directos de la Gira ÑBA, por la que se pagaba por encuentro
disputado 300.000€ en el periodo más alto de popularidad en estos años de crisis económica en la localidad que así lo solicitaba, y que solo el 10% de
los ingresos proceden de los Presupuestos Generales del Estado, el poder
acumulado es inmenso. Se supone que el montante total del dinero que maneja el
presidente de la FEB ronda los 20 millones de euros.
Dos son
los mecanismos no oficiales y oficiales de control de este poder. El primero es
la imagen pública y el segundo es el control de cuentas por parte del CSD a
través de las auditorias encargadas a una empresa externa, que se adjudica está
labor por concurso público. De hecho, lo único que ha hecho Joan Fa, presidente
de la Federación Catalana, como miembro de la Comisión de Control y Seguimiento
de la FEB es entregar al CSD un dossier en el que se desvelaban los gastos
familiares de José Luis Sáez cargados a la cuenta de la FEB e imputados
directamente a directivos de la federación mediante el uso de una doble contabilidad. De
tal forma que, ni esta comisión de control puede hacer nada ante cualquier desmán
de un presidente, ni cualquier particular puede abrir una causa de investigación,
ya que esta labor corresponde en exclusiva al CSD mediante la presentación, por
parte de esta institución, de la denuncia correspondiente en el juzgado. Sin
embargo, el primer mecanismo de control es el más importante. La imagen pública
no solo está vinculada a la imagen de la federación, sino que, por extensión,
esta se vinculada a la imagen del político que aparece en la foto. Es decir, una imagen deteriorada de un presidente que, por su forma de vida, sus
desmanes y su ostentación del lujo a través del dinero público, desparrame más
de lo debido empañaría la foto política a lo largo del tiempo.
Para solucionar este problema se echa mano de recursos que,
en el fondo, lo único que buscan es presentar una imagen amable, desinteresada
y altruista de un presidente que ostenta un poder absoluto, el cual raya en lo
familiar cuando agrupa a sus colaboradores alrededor de este tipo de
soluciones. Así, el remedio adoptado por el presidente fue la creación de una fundación en 2007.Sin embargo, este recurso no es privativo de José Luis Sáez, ya
que es de uso habitual en federaciones que manejan muchísimo dinero como, por
ejemplo, la Federación Española de Tenis o de Esquí, cuyos escándalos particulares han
saltado no hace mucho en los medios.
La búsqueda de una publicidad positiva es el origen de la Fundación Socio-Cultural
del Baloncesto. Fundada el 17 de mayo de 2007, se la conoce comúnmente como Fundación
FEB 2014 y está dedicada a laborales humanitarias propias de una ONG. La
iniciativa más conocida, por lo extraño de la misma, es la creación de la Casa
España en Dakar (Senegal), la cual está dedicada a atender las necesidades educativas
de los sectores más desfavorecidos de esa ciudad. Resulta extraño no preguntarse
por qué la FEB se dedica a actividades que no son propias de este organismo y
que se resolverían, en el mejor de los casos, con la entrega directa de un
cheque a una organización dedicada a labores humanitarias, sin embargo, la
respuesta está en la página de inicio de la web de la fundación
(fundacion-feb.org), ya que en la
creación de esta lo que se hace es que se “concede entidad propia a las
inquietudes mostradas por José Luis Sáez, Presidente de la Fundación”, según
aparece escrito junto a los objetivos de la misma. O lo que es lo mismo, las
fundaciones no están sujetas a la auditoria a la que el CSD somete todos los
años a las federaciones. Así, el dinero entregado en la misma escapa a
cualquier control como sucedió en el año 2008 cuando José Luis Sáez gastó
45.000€ para poderse vestir de Rey Melchor en la cabalgata de reyes de Sevilla
organizada por el Ateneo de la misma ciudad.
Este caso es un claro ejemplo del funcionamiento de una
fundación, ya que, en calidad del presidente de la misma, José Luis Sáez
firmó un convenio , en el cual se pactaron tres pagos de 15.000€ anuales hasta 2009, con el presidente del Ateneo con la justificación de
“promocionar su presencia activa en los ámbitos culturales y sociales más
importantes de Sevilla” con vistas a la aparición de la capital hispalense en
el Eurobasket 2007. La contraprestación de este hecho cultural y altruista fue la publicidad
en Sevilla de que el Rey Melchor tendría dos carrozas para un solo dirigente
que, en vez de lanzar caramelos a los niños, les lanzaría minipelotas de
baloncesto antistress. El CSD no pudo
intervenir en su momento, ni tampoco lo puede hacer ahora con la nueva auditoría
encargada, porque la justificación del asiento contable de este dinero es claro
y tiene que ver con el desarrollo de la práctica del baloncesto. Y, una vez
fuera de la FEB, el control para lo que se dedique este dinero ya no pertenece al segundo mecanismo, sino al primero: la imagen pública. La cual se controla mediante el control, valga la
redundancia, de los medios de comunicación.
Sobre el control de los medios de comunicación pueden leer
la primera parte de este informe en este enlace: Informe FEB (1): El control de los medios.
Publicar un comentario
Déjanos tu opinión sobre lo leído.