Pese a ser la conferencia que
cuenta con menos universidades de entre las high major, la BIG-12 seguirá
gozando de conjuntos con mucho que ofrecer y, como siempre, el atractivo de que
todos los colleges se enfrenten dos
veces entre ellos.
Un año más, Kansas se erige como
el rival a batir. Pese a la incertidumbre sobre la elegibilidad de Cheick
Diallo, recruit estrella de los
Jayhawks que parece tener complicado jugar a corto plazo, Bill Self cuenta con
una plantilla profunda que tiene en los retornos de Perry Ellis, Frank Mason y
Wayne Selden una razón de peso para ser considerada aspirante al título. En la
posible explosión de Wayne Selden se halla el factor que puede hacer a los
Jayhawks marcar diferencias. Si Selden eleva su nivel de juego a una dimensión
pareja a su talento y Diallo llega con rodaje al tramo decisivo, el cielo es el
límite. Si por el contrario, el primero continúa un proceso de estancamiento que parece no tener
fin y el tema Diallo no tiene solución, las posibilidades de alzarse con el
entorchado universitario se reducirán ostensiblemente. Lo que está claro es que
en la constancia de Perry Ellis, los de Bill Self tendrán un seguro de vida.
Con el objetivo de poner fin a la
dictadura de Kansas en temporada regular parten Oklahoma y Iowa State. Los
Sooners se aferran a Buddy Hield –el mejor jugador de la conferencia- y al
resto de integrantes de un quinteto inicial de auténtico lujo para competir de
tú a tú con los Jayhawks. Mientras Jordan Woodard será el director de
operaciones e Isaiah Cousins ejercerá de asesino silencioso, el salto de
calidad que se espera de Khadeem Lattin se presume fundamental para dar apoyo
bajo aros a un gladiador incansable como Ryan Spangler. Ante las elevadas
prestaciones que ofrecerán los cinco titulares, será clave que la segunda
unidad dé el do de pecho para, no solo intentar batir a Kansas, sino también
aspirar a llevarse el gato al agua en el Madness. Otro aspirante legítimo a la Big-12
y al campeonato serán los Cyclones, que con Georges Niang, Monte Morris o Jameel
McKay de vuelta tiene motivos para creerse contender
a expensas de comprobar si Steve Prohm logra dar continuidad al legado que
le deja Fred Hoiberg (ahora en la NBA con Chicago Bulls) tras una meritoria
trayectoria en Murray State.
Foto vía 1070thefan |
Tampoco se quedan cortos los
Bears de Baylor, donde sus figuras –Rico Gathers y Taurean Prince- encarnan la
filosofía de agresividad y dureza en cancha que propone Scott Drew. A su vez, la
evolución de Jonathan Motley en su papel de co-motor interior puede jugar un
papel crucial en sus pretensiones. Partiendo con menos expectativas pero con
más focos entran en escena los Texas Longhorns de Shaka Smart. Estando por ver
el ente enigmático que supone cómo conseguirá trasladar Smart su Havoc Pressure a una high major, hay material para ser
optimistas con el programa tejano. La explosividad del backourt con Isaiah Taylor como estandarte, la veteranía del frontcourt y la extensión de un roster que añade tres freshmen Top-60 como Eric Davis Jr.,
Kerwin Roach Jr. y Tevin Mack invitan a pensar que la era Shaka Smart puede ser
exitosa desde el primer año. Al mismo tiempo, West Virginia tratará de repetir
su reciente (brillante) actuación paliando la baja de Juwan Staten tirando de una
agrupación de jugadores de nivel similar que harán de los Mountaineers uno de
los combinados de rotación más extensa. Una auténtica bendición para Bob
Huggins, experto en sacar partido de plantillas de este tipo con la alta
presión para forzar pérdidas como sello propio.
Pocas opciones de sumarse a los
seis equipos de mayor potencial se prevén para Oklahoma State. Travis Ford, que
metió a los Cowboys en el Madness en una decisión más que cuestionable del
comité en la NCAA, se enfrentará a las marchas de LeBryan Nash, Anthony Hickey
y Michael Cobbins más presionado que nunca. De esta manera, dicha presión parece la peor compañera de viaje para un equipo que tendrá complicado
repetir presencia en el gran baile ante la reducción de materia prima en su roster. Pero si hablamos de bajas, no menos afectada queda TCU tras perder a
varios de sus referentes, por lo que continuar en el sótano de la Big-12 parece
lo más lógico aún teniendo en cuenta que Karviar Shepherd y Chris Washburn
pueden sorprender teniendo roles importantes. Por último, en niveles similares a
ambas podrían moverse Kansas State y Texas Tech. En los Wildcats, Bruce Weber
afronta un año crucial tras la desbandada que sufrió en verano y en el que
lograr que Wesley Iwundu aproxime su
presente a un nivel similar al de su potencial sería la mejor de las señales
para salir bien parado. Asimismo, los Red Raiders tendrán como cometido mejorar
las tres victorias en calendario de conferencia cosechadas en la última
temporada y hacer de su cancha una pista dónde se sude para conseguir una
victoria.
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