Lamar Odom, ese jugador con dos anillos en Los Ángeles Lakers y capaz de ser sexto hombre del año, visto en un lío de drogas y prostíbulos en Las Vegas, Nevada.
Imagen vía EFE |
Esta no deja de ser una historia más de otro jugador de baloncesto que con una carrera en su recta final se dedica a la "buena" vida; pero ya sabemos que el límite que separa lo bueno del lado oscuro es estrecho, sobre todo en este deporte, y un día puedes estar celebrando tu segundo anillo NBA junto a Pau Gasol y Kobe Bryant, y al otro debatiéndote entre la vida y la muerte.
Sin que sirva de ataque a la figura de Lamar debemos asumir ciertos aspectos que determinan la carrera de un jugador de sus características pues, pese a su gran potencial y portentoso físico hemos podido comprobar como su papel en la cancha ha ido quedando en un segundo plano, como han puesto de manifiesto sus fugaces estancias desde 2011, y coincidiendo con el agravamiento de su adicción a las drogas, en las franquicias de Mavericks y Clippers, hecho que se vio colmado con su llegada al Baskonia y que pese a traer consigo el calificativo de fichaje estrella acabó convirtiéndose en un "fichaje estrellado", habiendo jugado apenas 23 minutos con el equipo vasco.
La moraleja no puede ser otra que la de que la persistencia y trabajo que le costó ser a Odom un pilar fundamental en los Lakers, debía haber sido la misma que debía haber empleado para evitar solucionar sus problemas personales por una vía distinta a la de las drogas.
Sin que sirva de ataque a la figura de Lamar debemos asumir ciertos aspectos que determinan la carrera de un jugador de sus características pues, pese a su gran potencial y portentoso físico hemos podido comprobar como su papel en la cancha ha ido quedando en un segundo plano, como han puesto de manifiesto sus fugaces estancias desde 2011, y coincidiendo con el agravamiento de su adicción a las drogas, en las franquicias de Mavericks y Clippers, hecho que se vio colmado con su llegada al Baskonia y que pese a traer consigo el calificativo de fichaje estrella acabó convirtiéndose en un "fichaje estrellado", habiendo jugado apenas 23 minutos con el equipo vasco.
La moraleja no puede ser otra que la de que la persistencia y trabajo que le costó ser a Odom un pilar fundamental en los Lakers, debía haber sido la misma que debía haber empleado para evitar solucionar sus problemas personales por una vía distinta a la de las drogas.
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