Sin miramientos, el CAI Zaragoza impuso su ley con contundencia y es que sin dar su mejor cara, sí contó con su mejor acierto para poner tierra de por medio desde el principio y recuperar sensaciones para una exigente recta final de temporada. Con un perímetro infalible con Rudez y Roll como buques insignia y una superioridad interior diferencial, los rojillos no dieron opción ante un Valladolid impotente ante el vendaval ofensivo rival.
En el bando ganador, Damjan Rudez (25 puntos - 7/8 Triples - 6 rebotes, 28 valoración), Michael Roll (21 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias) y Henk Norel (14 puntos, 8 rebotes) fueron los más destacados mientras que en los vallisoletanos Omari Johnson (17 puntos, 6 rebotes) y Andjusic (14 puntos) fueron los mejores.
Damjan Rudez imparable desde el triple.
Foto via ACB |
En el bando ganador, Damjan Rudez (25 puntos - 7/8 Triples - 6 rebotes, 28 valoración), Michael Roll (21 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias) y Henk Norel (14 puntos, 8 rebotes) fueron los más destacados mientras que en los vallisoletanos Omari Johnson (17 puntos, 6 rebotes) y Andjusic (14 puntos) fueron los mejores.
Damjan Rudez imparable desde el triple.
Como una apisonadora y sin dar opción, así comenzaba el CAI Zaragoza. El acierto desde el triple estaba anulando al Valladolid que en pocos minutos se le escapaba el partido. La zona planteada por el Valladolid frenó ligeramente el ritmo del CAI, pero Damjan Rudez con 14 puntos (4/5 en T3) aniquilaba a su rival. El movimiento del banquillo no hizo más que ampliar la distancia para el CAI hasta irse al final del cuarto 17-28.
Un dudoso CAI se acaba imponiendo al descanso
El segundo cuarto empezaba mal para el CAI que veía como se acercaba el Valladolid peligrosamente debido al descenso en su capacidad anotadora y a la falta de ideas. El regreso de Llompart a la dirección del CAI hizo que retomasen la ventaja perdida. Andjusic estaba siendo un quebradero de cabeza para la defensa rojilla, sus cortes y cambios defensivos hacían que recibiese numerosas veces solo. La presión del Valladolid forzó tres pérdidas del CAI pero la relajación de los locales propició que los maños se fuesen en el marcador al descanso gracias de nuevo a Llompart. (30-45)
El CAI no pisa el freno y sentencia
La tónica permanecía intacta a la salida de los vestuarios, porque si bien la escuadra vallisoletana se resistía a morir sin pelear, el dominio continuaba siendo rojillo sin dar atisbos de cambiar las tornas una vez el poderío interior volvía a ser diferencial para los de José Luis Abós. Sin embargo, la inspiración exterior no tardaría en aparecer de nuevo, aunque esta vez encarnado en un Michael Roll que ponía tierra de por medio de forma casi definitiva ante la impotencia de un Valladolid que aun encomendándose a Andjusic no encontraba respuesta ante el vendaval maño. No había jugador de los zaragozanos que no quisiera unirse a la fiesta y de la mano de una fluidez a la que los locales no parecían poder combatir la ventaja seguía siendo una losa demasiado pesada con el último cuarto aún por jugarse (43-70).
En pleno 'acoso y derribo', el CAI ya jugaba a placer con una ventaja tan categórica como fulminante para un Valladolid visto para sentencia que sólo se movía por los destellos individuales de un equipo que trataba de salvar su honor en cada acción. Roll permanecía intratable, así como un Rudez que junto al norteamericano no daban opción como impecables brazos ejecutores. Sólo la intensidad y voluntad del dúo interior formado por Haritopoulos y Omari Johnson rompía con la monotonía que suponía una contienda sentenciada. Sin embargo, nada era suficiente siendo un cúmulo de despropósitos de uno y otro fruto de la anarquía y comodidad que desprendía el luminoso el que marcaba el final de un partido que hacía tiempo que tenía ganador.
acb.com |
El CAI no pisa el freno y sentencia
La tónica permanecía intacta a la salida de los vestuarios, porque si bien la escuadra vallisoletana se resistía a morir sin pelear, el dominio continuaba siendo rojillo sin dar atisbos de cambiar las tornas una vez el poderío interior volvía a ser diferencial para los de José Luis Abós. Sin embargo, la inspiración exterior no tardaría en aparecer de nuevo, aunque esta vez encarnado en un Michael Roll que ponía tierra de por medio de forma casi definitiva ante la impotencia de un Valladolid que aun encomendándose a Andjusic no encontraba respuesta ante el vendaval maño. No había jugador de los zaragozanos que no quisiera unirse a la fiesta y de la mano de una fluidez a la que los locales no parecían poder combatir la ventaja seguía siendo una losa demasiado pesada con el último cuarto aún por jugarse (43-70).
En pleno 'acoso y derribo', el CAI ya jugaba a placer con una ventaja tan categórica como fulminante para un Valladolid visto para sentencia que sólo se movía por los destellos individuales de un equipo que trataba de salvar su honor en cada acción. Roll permanecía intratable, así como un Rudez que junto al norteamericano no daban opción como impecables brazos ejecutores. Sólo la intensidad y voluntad del dúo interior formado por Haritopoulos y Omari Johnson rompía con la monotonía que suponía una contienda sentenciada. Sin embargo, nada era suficiente siendo un cúmulo de despropósitos de uno y otro fruto de la anarquía y comodidad que desprendía el luminoso el que marcaba el final de un partido que hacía tiempo que tenía ganador.
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