En un partido a cara de perro, la exigencia fue mayor de la esperada, y es que pese presentar un plantel a priori mucho más inferior, el World Team golpeó primero y aunque siempre se mantuvo perseverante en su cometido, no supo responder con contundencia con los norteamericanos retomaron el vuelo. La labor coral fue sólida, pero a cada acometida respondía un nuevo protagonista, reflejando una pluralidad ofensiva que acabó por ser determinante en el devenir de la cita. Winslow, Oubre, Tyus Jones, Okafor...todos aportaron su granito de arena para contrarrestar las arremetidas de un tenaz Mudiay que apuró todas las opciones de victoria.
Si bien desde los primeros compases las numerosas imprecisiones amenazaban con imponer el habitual correcalles, no tardó demasiado el World Team en poner algo de cordura al asunto. Ante la imperante anarquía estadounidense, se mostraban mucho más organizados y plurales, ya que era una asfixiante presión 1-2-2 a toda cancha la que desconcertaba a su rival e impulsaba la inspiración de un Jamal Murray que cogía las riendas del encuentro desde el perímetro. De hecho, sólo la entrada de un enérgico Justise Winslow les mantenía con vida al término del primer período.
Sin embargo, pronto cambiarían las tornas, ya que forzados a sacar a relucir su gen competitivo, el USA Team respondió con otra presión con la que sacar partido de su superioridad física y frenar las acometidas de un Emmanuel Mudiay que se entonaba y se echaba el equipo a las espaldas. La cuarta falta personal de Clint Capela no ayudaba, porque aunque el congoleño aguantaba el tirón, la facilidad del oponente para viajar a la línea de personal resultaba un lastre para su férrea defensa zonal. Una vez campeaba el temporal y descendía el ritmo, la igualdad imperaba, pero con sensaciones distintas a las del inicio ya que eran los chicos de Mike Jones quienes de la mano de un enchufado Kelly Oubre controlaban el envite. El futuro alero de los Jayhawks daba una auténtica exhibición condiciones tanto por su despliegue atlético como por su acierto, ayudado por un incisivo Stanley Johnson que salía a la palestra. A pesar de que el World Team permanecía a remolque gracias a la aportación de Jokic y Birsen, un triple sobre la bocina de un brillante Winslow marcaba el territorio al descanso. (38-44)
Poco cambiaban a priori las cosas a la salida de los vestuarios, por que aun teniendo a un Cliff Alexander más participativo, Oubre seguía haciendo de las suyas para abrir brecha en el luminoso. Así como Jahlil Okafor lograba dar destellos de su potencial ofensivo, el trabajo atrás sobre Towns y Lyles continuaba erigiéndose diferencial para un World Team que se tenía que contentar con permanecer a remolque. Fue llegados a la recta final del cuarto cuando alentados por la irrupción de Capela el World Team daba un paso al frente, y apoyados en una solidez defensiva encomiable propiciaban el atasco rival. Todo lo contrario en su caso porque aun sin centrar la luz de los focos Birsen e Inglis eran el motor de una circulación de balón fructífera que acabaría por poner las tablas en el marcador a falta de 10 minutos por jugarse. (61-61)
La cancha se convertía en un auténtico campo de batalla, ya que ante la persistencia de los errores en ambos bandos las defensas pasaron a ser aún más protagonistas así como cada canasta valía su peso en oro. Aunque Okafor había dado la ventaja a los suyos al comienzo, Mudiay volvería en un abrir y cerrar de ojos para procurar comandar la remontada junto a un voluntarioso Trey Lyles. Pero nada era suficiente, porque cuando amenazaban con acabar con la hegemonía del adversario, era Tyus Jones quien salía a la palestra para dejar el partido visto para sentencia aprovechando las nada más y nada menos que 22 pérdidas de balón rivales. En un constante "quiero y no puedo", era esta vez la escuadra internacional la se quedaba con la miel en los labios y decía adiós a su racha triunfal. (73-84)
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