Cuando la contienda estaba vista para sentencia, se obró el milagro. Cuando más se necesitaba, los hombres de Alejandro Martínez recuperaron la senda de la victoria a la épica, y es que remontando una desventaja de hasta 17 puntos, se vio la mejor versión de un combativo Iberostar Tenerife, que a base de orgullo y coraje no tiró la toalla en ningún momento, consumando un crucial triunfo ante un Herbalife Gran Canaria impotente ante el encomiable esfuerzo rival.
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En los tinerfeños, destacó por encima de todos Nicolas Richotti (23 puntos), que comandó la remontada siendo bien secundado por un tenaz Luke Sikma (14 puntos, 11 rebotes) y unos voluntariosos Levi Rost y Carles Bivià, mientras que en el bando visitante sobresalieron Eulis Báez (13 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias) y Javier Beirán (14 puntos, 10 rebotes).
Imperaba la igualdad desde los primeros compases en La Laguna. Si bien es cierto que eran los locales quienes aprovechaban las dificultades de su rival para entrar en el partido, no había dominador claro, ya que por muchos intentos de uno y otro en subir el ritmo ofensivo, el acierto no acompañaba. Sin embargo, conforme llegábamos al final del período, Beirán y Báez encontraban aro con facilidad y echándose el equipo a las espaldas, adelataban a los suyos en el luminoso al término del primer cuarto. (17-18)
Aunque las acometidas de Bivià mantenían a los tinerfeños al acecho, el perímetro de los de Pedro Martínez se entonaba, y con Hansbrough y Oliver como referentes, empezaban a marcar la pauta con las primeras distancias notables. El Gran Canaria se entonaba, de la mano de una fluidez sobresaliente, dejaban en jaque a un Iberostar Tenerife que se aferraba al partido como podía, y es que independientemente del acierto de Báez y Oliver, hacían uso de sus armas como bien podían, permaneciendo a remolque gracias a sendos triples de Úriz y Rost cuando llegábamos al descanso. (33-41)
La tónica permanecía casi intacta a la salida de los vestuarios, ya que mientras los visitantes seguían echando mano de su juego exterior, el Iberostar mantenía su sobriedad y aun por detrás en el marcador, estaban al acecho aunque faltos de un revulsivo con el que dar un golpe sobre la mesa. Fue precisamente cuando el Báez y Beirán volvían a responder amenazando con romper de manera definitiva el encuentro, cuando Sikma, Rost y posteriormente un enérgico Richotti volvían a salir a la palestra para recortar diferencias y meterse en vereda con 10 minutos aún por jugarse en los que todo estaba por decidir. (53-60)
Con el parqué convertido en un auténtico campo de batalla, el encuentro daría un vuelco espectacular. Tirando de casta y orgullo, los locales no bajaron los brazos, sino todo lo contrario, consiguiendo en cuestión de minutos devolver la igualdad a un partido que estaba en un puño, pero con un equipo en estado de gracia que empujado por su afición parecía capaz de todo. Tras unos instantes de calma, irrumpía nuevamente un inspirado Richotti, que tomaba las riendas del encuentro marcando un antes y un después y poniendo contra las cuerdas a un Herbalife impotente ante el acierto ante el vendaval ofensivo rival, sucumbiendo finalmente en un partido a priori encarrilado en el tercer cuarto, decantando la balanza hacia un Iberostar Tenerife que se coronaba en el derbi canario. (72-68)
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