Una vez más, la Atlantic Coast Conference se erige como una
de las más atractivas del baloncesto universitario. Este año no es ni mucho
menos excepción, ya que independientemente de las notables bajas que han
sufrido muchos de los equipos, el nivel competitivo es igual o superior al de
otras ediciones.
Entre todos ellos, salta a la vista el que Duke se haya
presentado como uno de los principales protagonistas en la competición, así
como uno de los aspirantes más serios. Coach K va a poder hacer gala de una plantilla
con un potencial ofensivo sin precedentes, encabezado por una de las mayores
sensaciones procedentes del instituto como Jabari Parker. Pero el alero mormón no
estará sólo en Durham, ya que las bajas de Ryan Kelly, Seth Curry o Mason
Plumlee darán pie a que las figuras de Quinn Cook, Rasheed Sulaimon y sobre
todo Rodney Hood se conviertan esta temporada en los pilares de los Blue
Devils. Ante tal bloque rebosante de talento, Mike Kryzewski se encuentra ante
el reto de hacer que todo funcione según su metódico criterio en ambos lados de
la cancha.
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El hecho de que no se les suela incluir en las quinielas no
quiere decir que haya que pasar por alto lo que vayan a hacer los chicos de Jim
Boeheim. Las marchas de Michael Carter-Williams, Brandon Triche y James
Southerland pesan mucho, pero la labor coral de y la disciplina ofensiva hace
que los Orangemen siempre estén en la pomada. Las expectativas puestas en Tyler
Ennis como nuevo director de orquesta, el incesante crecimiento de CJ Fair como
líder de este equipo y el presumible paso adelante tanto de Trevor Cooney como
de DeJuan Coleman ya son de por sí alicientes para ver a Syracuse capacitado de
pelear por el título de la conferencia.
Por otro lado, la etiqueta de ente enigmático de la ACC se
la debemos poner a los Tar Heels. Tras una temporada de “quiero y no puedo”,
Roy Williams se encomienda a que por fin sea este el año de James McAdoo, así
como que la sanción de PJ Hairston no se prolongue demasiado. A su vez, Marcus
Paige tendrá la batuta del equipo, mientras que se espera con deseo que freshmen como Isaiah Hicks, Nate Britt o
Kennedy Meeks puedan aportar desde el primer día.
resenews.com |
Más alejados de los focos, nos encontramos con conjuntos de
la talla de Notre Dame y Maryland. Los Fighting Irish, recién incorporados a
esta conferencia, intentarán de la mano de Eric Atkins y Jerian Grant el poder
consagrarse como un equipo sólido al que respetar en futuros envites. En el
caso de los Terrapins, tendrán la papeleta de intentar hacer olvidar a Alex Len
con una línea exterior de calidad con Dezmine Wells o Nick Faust como
referencias. Sin embargo, el equipo que más caro va a pagar sus bajas serán los
Hurricanes de Jim Larrañaga, al que se le avecina a priori una ardua temporada de transición.
Tampoco se quedan cortos los Wolfpack de North Carolina
State, que quieren dejar de copar portadas como decepción, aunque esta vez con
un plantel menos talentoso del que sobresalen jugadores como Anthony Barber o
Tyler Lewis. Un combinado que aspira a convertirse en una de las revelaciones
es el de Boston College, quien echando mano de Olivier Hanlan y Ryan Anderson
como buques insignia prometen dar más de un susto este curso. Pero si hablamos
de posibles sensaciones no podemos olvidarnos de la Virginia de Joe Harris,
cuya condición de under-dogs puede
servirles como arma de doble filo.
Y reservándoles ya los últimos asientos de
la sala, hablamos de equipos como Wake Forest o Pittsburgh, que buscan
encontrar su sitio, al igual que otras universidades como Virginia Tech,
Georgia Tech o Clemson buscarán reivindicarse entre los machos dominantes de la
manada.
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