Para el escolta procedente de los Indiana Pacers, donde disputó las finales de la Conferencia Este el pasado curso, el triunfo ante el Baskonia es “muy importante”. Añade que “cuando ganas a un equipo grande fuera de casa, aumenta esa importancia. Pero creo que somos capaces de ganar a ese tipo de equipos fuera de casa. El Gran Canaria está muy unido y pelea muy fuerte. Fue una muestra de lo que somos capaces de hacer”.
Pese a que el cuadro vitoriano recortó hasta 16 puntos de diferencia, a Hansbrough no le preocupa el tercer cuarto del 'Granca': “Mucha gente, cuando ve un partido, se pregunta qué ocurrió. Simplemente, las cosas pasan. Estás fuera de casa, frente a un gran equipo que puede tener buenas rachas y malas. Es imposible estar los 40 minutos a un nivel tan alto, y ellos tienen sus momentos. Pero respondimos. Nos golpearon, y supimos contestar”, explica.
En esa segunda parte, Hansbrough se echó el equipo a la espalda. Pese a sus errores iniciales, acabó con 15 puntos, sin dejar que le afectaran sus primeros fallos. “Eso es algo que tienes que aprender cuando eres un profesional: sigue haciendo lo que sabes hacer”. Tiene claro que “a veces los tiros no entran, pero no puedes dejar que eso te afecte mentalmente porque si dejas que pase, afectará negativamente a tu trabajo, que es jugar para ganar. No puedes pensar en el tiro anterior, sino centrarte en que el próximo va entrar”.
El aterrizaje del ex escolta de Notre Dame en la isla trajo consigo comparaciones inevitables con sus predecesores en el Herbalife. “La gente me comparaba con Ryan Toolson, que es un gran tirador. Yo ya dije que también sé tirar, pero no me limito a eso. Me gusta hacer de todo: terminar las jugadas cerca del aro, dar asistencias, tirar desde fuera, defender... Ayudo de muchas formas a mi equipo”, aclara.
Además, su fichaje generó cierta incertidumbre entre la afición amarilla, dada la amarga experiencia vivida con Rasual Butler hace dos veranos, cuando abandonó el equipo antes incluso de comenzar la temporada para volver a poner rumbo a la NBA. Pero Hansbrough se defiende señalando que no le pueden “juzgar” por algo que no haya hecho él. “Entiendo la preocupación, pero estoy comprometido a quedarme y a ayudar al Gran Canaria este año”, asevera.
Tampoco le acompañaba una estela positiva en su paso por Europa. Dos experiencias en un solo año, una en el Bayern de Munich alemán y otra en el Novo Mesto esloveno, donde no llegó a cuajar. El estadounidense comenta que tuvo “una lesión muy grave de tobillo”, con la que estuvo “un año de rehabilitación y fue duro”. De hecho, Hansborugh pensó en tirar la toalla: “Tuve que reponerme física y mentalmente. Incluso pensé en dejar el baloncesto, estaba pasando un momento bastante malo”.
(ACB Photo)
Para recuperar sensaciones, hubo una persona que ejerció un papel fundamental. Brandon Kuhn, entrenador de Western Kentucky, le entrenó personalmente. “Iba a operarme del tobillo, porque los médicos me dijeron que no tenía ninguna movilidad en la articulación. El día antes de la operación, me dijeron que le visitara y decidieron aplazar la intervención. Trabajé con él nueve semanas, y consiguió transformar por completo mi cuerpo y que recuperase la fortaleza mental”, esgrime. De hecho, asegura que fueron “los entrenamientos más duros” de su vida. “Fue como tener al Profesor Miyagi, de Karate Kid. Desde entonces, trabajo con él cada verano. Realmente, hace milagros”.
Ahora, Ben Hansbrough es un hombre nuevo. Tras su paso por la NBA, expone que ahora está“muy fuerte de piernas y de cuerpo entero”. Es más, señala que puede ser “el escolta con más fuerza física de la Liga”, porque confía mucho en su cuerpo. Todo ello, lo achaca al entrenador Kuhn: “Me ayudó mucho a ser quien soy ahora, a recuperar esa llama que tenía dentro. Reseteé mi mente y lo centré todo en el baloncesto”.
Y, cuando se rehizo, puso rumbo a la NBA. Acudió a la llamada de los Indiana Pacers, y sostiene que fue “muy duro” convencer a Frank Voguel. “Cuando llegué el primer día, casi nadie pensaba que podría tener contrato. Era el tapado. Saqué mi fuerza y demostré a todos que tenía sitio en el equipo. Me dieron una oportunidad en un partido de pretemporada, e hice buenos números: 10 puntos, 7 asistencias y 4 rebotes, sin balones perdidos. Ese partido supuso un punto de inflexión, y ayudó a que consiguiera mi objetivo. No fue fácil, pero volví a sentir que era lo que soy: un jugador de baloncesto”.
Ya instalado en la franquicia de Indianapolis, tuvo que aprender a compartir vestuario con grandes estrellas de la mejor liga del mundo. “Aprendí mucho con ellos. Sobre todo con veteranos como David West, que me trató muy bien. Crecí también yo como compañero de equipo, porque en la Universidad yo era la referencia, y en la NBA tienes que trabajar para ser uno más”, relata.
Entre esos nuevos compañeros se encontraba su propio hermano, Tyler, que este año ha puesto rumbo a los Raptors. Con fama de tipo duro, Ben bromea señalándole como “el más loco del vestuario, sin duda”. Y es que los Hansbrough tienen una historia familiar muy especial. El nuevo jugador del Herbalife cuenta que el mayor de sus hermanos, Greg, es todo un ejemplo vital:“Fue operado de un tumor cerebral cuando tenía ocho años, y los médicos aseguraron que no llegaría a los 18. Hoy, tiene 30 años y ha hecho cuatro maratones”. Ese afán de superación ha llevado a los Hansbrough a estar en la élite del baloncesto.
Tanto él como Tyler se caracterizan por un juego muy físico y un espíritu competitivo que les hace jugar al límite, algo que en ocasiones les lleva a tener roces con los rivales. Pero Ben tiene claro que “ser competitivo nunca puede ser un hándicap para un deportista”. De hecho, su filosofía se basa en no rebasar ese límite: “Mi entrenador en la Universidad me decía que la llama que llevo dentro puede iluminar o puede quemarlo todo”, concluye.
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