Saski Baskonia ha protagonizado lo que es uno de los mayores
escándalos del baloncesto actual en Europa. El caso ha sido muy importante, y
ha dejado graves consecuencias, incluyendo el despido inmediato de un jugador.
El club vasco pasaba por una mala época, por lo que la tensión
se había instalado en los despachos y en el vestuario baskonista. Los
resultados no acompañaban, e incluso se
destituyó al que fue entrenador del club vitoriano desde el 2008, Dusko
Ivanovic. Los malos resultados se cobraron muy rápidamente a quien había
sido un gran referente dentro del club. La tensión se respiraba en
Vitoria, porque además se marcharon a la
NBA dos jugadores muy importantes como Pablo Prigioni y Mirza Teletovic.
El descontento de la afición era patente.
En este contexto, el club vitoriano entró en una dinámica negativa,
y la tensión explotó tras una derrota en Euroliga frente a Olympiacos. Se produjo una filtración desde el vestuario,
es decir, de algún jugador, en la que se decía que no había unión entre los
propios jugadores. Inmediatamente, el club abrió una investigación que señaló a
un único culpable: Carlos Cabezas.
El veterano base fue inmediatamente despedido del club. El
presidente, Joan Quejereta, fue muy tajante: “Quien falla en códigos de
vestuario, no merece estar en el grupo”. Por tanto, Cabezas se encuentra
actualmente sin equipo, y ha pagado muy cara su falta de discreción. El club
sigue en el punto de mira tras estos graves incidentes, pero ha demostrado de
cara al mundo que, en Baskonia, quien la hace la paga.