El pasado mes de marzo fue fatídico para Ricky Rubio, el base estaba deslumbrando a toda la NBA con sus pases mágicos y sus espectaculares penetraciones cuando se rompió, su rodilla dijo basta y tuvo que parar. Tras 9 meses, a Ricky le ha costado volver a coger el ritmo y la forma física, volver a ser aquel jugador que desprendía magia en cada pase, el acierto tampoco le acompañó y tuvo un difícil inicio. En sus 15 primeros partido Ricky apenas promedió 4 puntos, con malos porcentajes (15/65 en tiros de campo), y se centraba más en repartir juego, dando algo más de 5 asistencias por encuentro.
Pero a partir de ahí la cosa cambió, en los últimos 8 partidos Ricky ha mejorado mucho sus porcentajes, forzando más faltas y yendo más a la linea de tiros libres, Rubio ha promediado 12,5 puntos y dado 8,25 asistencias, siendo uno de los lideres del equipo ante las númerosas bajas que sufren (Roy, Kirilenko, Love, Barea, Lee y Budinger).
A pesar de esa notable mejoría del catalán la dinamica del equipo no es buena, habiendo ganado solo 2 de los últimos 17 partidos, los Wolves (18-30) tienen casi imposible entrar en Play Off, lo marca Houston con 28-25, y ahora solo esperan acabar de recuperar la mejor versión de Ricky, recuperar a sus bajas (Sobretodo la de Love) cuanto antes e intentar lo imposible, lograr un balance de aquí al final que debería ser aproximadamente de 24-10, e intentar estar en los próximos Play Off.