El Valencia Basket se clasifica para la final de mañana ante un Herbalife Gran Canaria que le puso ganas, pero que no pudo hacer nada ante la gran superioridad del equipo taronja durante todo el partido. Trece años después regresa el Valencia Basket a una final, curiosamente en el mismo escenario que la ultima vez.
El Valencia Basket había comprado otra vez un billete ganador sin apenas jugar a la lotería. Igual que en cuartos, donde el Asefa Estudiantes deambuló como un fantasma sin Carl English, se topaba con un equipo muy por debajo de su rendimiento habitual, y apenas necesitaban pisar el acelerador para distanciarse en el marcador.
De nuevo con Víctor Faverani como faro (9 puntos y 4 rebotes al descanso) y sin necesidad de un rendimiento excepcional, los pupilos de Velimir Perasovic iban aumentando progresivamente la distancia, sin prisa pero sin pausa, hasta el triple de Pau Ribas que cerró la primera parte con una renta de 17 puntos (39-22). Partido soporífero, pero posibilidad de redención en la segunda mitad si volvía el embrujo habitual de la Copa.
Mecido por la acertada muñeca de Toolson, el 'Granca' remó y remó hasta reducir la desventaja por debajo de la decena (51-43), pero hasta ahí llegó arranque de coraje. Justin Doellman, muy acertado toda la noche, destrozó desde la línea de tres el intento de defensa en zona rival y el Valencia volvió a golpear cuando más duele, con otro triple al final del cuarto.
Ahí se acabó el bisoño sueño del conjunto canario, que siguió sufriendo en sus carnes a Ribas (cuatro triples) y Doellman, refocilándose mano a mano en el tiro exterior (77-55). El último cuarto no tuvo mayor historia que la de engordar el marcador y se firmó la rendición del Herbalife, cuyos jugadores tuvieron el hermoso gesto de subir a la grada a saludar a sus aficionados tras el partido e incluso botar con ellos. Habían ganado su propio torneo.
@CurroCabrera