Federico Kammerichs es uno de esos
jugadores tan necesarios en el baloncesto como los antodores
compulsivos o los elegantes jugadores de poste, solo que menos
vistosos: es uno de esos tipos que hacen de la defensa dura, la
intensidad, las ganas y el rebote su medio de vida en el baloncesto,
aspectos mucho menos vistosos en el juego pero que, a la larga, se
hacen notar. Quizás Kammerichs no sea el jugador que la mayoría de
niños argentinos les gustaría ser, probablemente prefieran a
jugadores más vistosos (e indudablemente con más talento) como Manu
Ginóbili, un gran anotador y uno de los tipos más listos en la
cancha, o Luis Scola, uno de esos jugadores que fascinan cuando los
ves ejecutar una media vuelta en el poste. Pero el aficionado sabe
que, sin jugadores como Kammerichs, los puntos de Ginóbili o el
sutil juego de pies de Scola no bastarían para ganar un partido.
El “Yacaré”, con los 32 ya
cumplidos, ha tenido una carrera en el baloncesto que ya quisieran
muchos. Comenzó el Ferro Carril Oeste, por entonces en la Liga
Nacional de Baloncesto argentina, llegando poco después a España de
la mano del Pamesa Valencia (hoy Valencia Basket Club), que lo cedió
un año al Ouerense para que se fogueara. Seguirían tres temporadas
en el club de la capital del Túria y tres más en tres diferentes
clubs españoles, también en la ACB: el Akasvayu Girona en la
2005-2006, dos años antes de que le economía del club entrara en
colapso, en el Bruesa BC la siguiente temporada y luego en el Polaris
World (ahora UCAM) Murcia, desde donde marchó de nuevo a la
Argentina para jugar en el Regatas Corrientes, pasando poco después
por el Flamengo y volviendo finalmente al club de la ciudad de
Corrientes, donde sigue actualmente.
También ha formado parte de la
Selección Nacional Argentina, ganando el bronce en Pekín 2008, tres
platas, un bronce y un oro en los cinco campeonatos de las Américas
que ha disputado y una plata en el Campeonato Sudamericano, siendo su
palmarés a nivel internacional uno de los mejores de la historia del
baloncesto argentino, en la línea del resto de la Generación
Dorada.
Kammerichs, gran jugador defensivo, ha
aportado, ya sea de titular o desde el banquillo, una gran
intensidad, fuerza y capacidad de sacrificio a todos los equipos de
los que ha formado parte, por lo que, salvando la poca vistosidad de
su juego y su papel absolutamente secundario en ataque es un jugador
muy valioso para cualquier conjunto en el que muestre el oficio y la
garra que lo caracterizan.
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