El resto de la plantilla apenas
desmerecía: Milos Teodosic, probablemente el mejor director de juego
de europa, Alexey Shved, un muy buen combo-guard, el muy prometedor
Vorontsevich, un Nenad Krstic cansado de la suplencia en la NBA, un
muy eficiente Sasha Kaun y un Viktor Khryapa que, tras vagar por
Estados Unidos, parecía haber encontrado sus sitio en Moscú como
sólido defensor y eficaz tirador. Los norteamericanos Gordon y Sammy
Mejía completaban un equipo muy sólido.
El camino hacia la Final Four fue
bastante plácido e incluso cómodo, clasificándose sin demasiados
problemas y llegando a los últimos y más importantes partidos de la
competición europea como los máximos (y lógicos) favoritos ante un
siempre sólido Barcelona, un Panathinaikos fuerte y un Olympiakos
algo desmejorado tras los recortes propiciados por la crisis
económica. Sería este último equipo el que terminaría ganando a
los rusos en una final de infarto, en la que el CSKA llegó a ganar
de 19 puntos y al que los errores tontos y las malas decisiones
condenaron a perder del peor de los modos: por un punto y en los
últimos segundos.
Este año no estarán Kirilenko ni
Shved, pero el equipo moscovita no ha reparado en gastos y se ha
reforzado convenientemente para, un año más, intentar llegar de
nuevo al máximo europeo que supone la Euroliga. Vuelve Ettore
Messina a Moscú tras una estancia de un año en Los Ángeles como
ayudante de Mike Brown, y llegan jugadores como el ex-jugador del
Bilbao Basket Aaron Jackson, el alero norteamericano Sonny Weems, el
ala-pívot serbio Zoran Ercez o el escolta Drew Nicholas. Jackson,
combo-guard anotador, oscilará entre las posiciones de escolta y de
base suplente de Milos Teodosic. Weems viene a intentar cubrir el
hueco dejado por Kirilenko, aunque el ruso era un jugador con mayor
proyección en el campo, capaz de jugar de alero y de ala-pívot, de
tirar, organizar el juego y defender. Weems es un jugador más
físico, con un estilo de juego centrado en penetrar y aprovechar
cortes hacia la canasta, si bien defensivamente puede llegar a ser
importante y más en Europa.
Erceg es un ala-pívot que explotó la
temporada pasada en el Besiktas, mostrándose como un jugador
efectivo tanto de cara como de espaldas a canasta, inteligente y
disciplinado. El producto estándar de la vieja Yugoslavia en la
élite europea. Nicholas es un buen escolta, más ofensivo que
defensivo, capaz de abrir la defensa con su tiro exterior y muy dado
a jugársela en muchas ocasiones, por lo que se prevé que será un
jugador útil en la rotación rusa pero no deslumbrante.
El bloque del año pasado se mantiene
más o menos intacto, principalmente el núcleo de jugadores rusos
que gravitan en torno a la estrella del equipo, el serbio Teodosic:
Vorontsevich ha consentido quedarse un año más en Europa, pese a
las ofertas de la NBA, y aportará lo de siempre: defensa, rebote,
intimidación y efectividad en ataque, donde, si bien flojea en el
poste bajo, cumple en el alto y compensa su ataque interior de
espaldas con un muy buen lanzamiento de media distancia y de tres
puntos, algo que todos los ala-pivots del continente no pueden decir.
Sasha Kaun volverá a defender un año más la pintura moscovita, Khryapa a blindar el perímetro, ocupando principalmente la posición de alero (ocupada la de cuatro por Vorontsevich y Erceg) y Ponkrashov volverá a oscilar entre las posiciones de escolta y alero, ocupando ocasionalmente la de base.
El servio Krstic seguirá un año más
vistiendo la camiseta del CSKA y desde el club moscovita se espera
que dé un paso adelante y se postule, junto a Vorontsevich, como la
principal opción en ataque para el conjunto ruso. El resto del
equipo lo forman los ya sempiternos suplentes Sokolov, Mikov y
Voronov, junto a jugadores jóvenes como Aleksandr Gudumak o Dimitriy
Korshakov.
Messina tratará de introducir su
sistema de juego basado en la defensa, la organización, las
rotaciones disciplinadas y el control del tempo del partido por parte
del base, sistema que con toda seguridad se ajustará al equipo ruso,
formado por excelentes defensores, atacantes eficaces y liderado por
un Milos Teodosic al que la prensa y los analistas suelen calificar
de genio.
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