Valencia
y Baskonia ha quedado aparcados en unas semifinales con poco sabor. Valencia
porque las bajas le han diezmado y porque, dentro de lo que ha sido el juego
alegre y rápido de los toronjas esta temporada, cambiaron su filosofía para
adaptarse a los acontecimientos. Los dos primeros partidos pusieron en
evidencia que el equipo valenciano tenía muchas limitaciones y que los
extraordinarios partidos que jugaron el año pasado contra el Madrid no se iban
a repetir este año. ¿Por qué? Hay muchos factores que influyen, pero sobre todo
uno: cuando Pedro Martínez decidió disfrazarse de Xavier Pascual para jugar
como lo hace el de Gavá, se transformó en una copia mala del último Scariolo
que dirigió al Baskonia en la temporada 2013-14. El espectáculo se fue al traste
y solo las lesiones hicieron que la garra con la que siempre han jugado los playoffs los
valencianos volvieran a darnos un espectáculo increíble tras prorroga y canasta
en el último segundo. Pero nada más. Por su parte Baskonia evidenció que las
piernas ya no les llegaban para mucho más. Pero también aparecieron aspectos
diferentes al juego desarrollado a lo largo de todo el curso, sobre todo, con
la incorporación de Shengelia, que ha demostrado que Bourousis y él no tienen
cabida en el mismo equipo. Y es que Bou ha tenido a lo largo de la temporada el
equipo que siempre ha querido: el solo como protagonista en los postes (y donde
haga falta) y a cuatro “enanos” corriendo como motos. Una lástima porque el
espectáculo se ha resentido. La cena de fin de fiesta, que precede a los fuegos
artificiales, que es la final, presentaba muchas expectativas dados los
antecedentes y la calidad de los ingredientes, pero el vino ha llegado aguado y
el banquete no ha tenido el nivel que se esperaba. Si hubiera que darle
estrellas Michelin a esta semifinales, no se podría dar ni media, pese a las canastas
finales de Vives o de Bourousis, que quedarán en la memoria de los aficionados
como magnificas, pero solo eso… porque una canasta no hace unas eliminatorias.
Olvidadas
las semifinales, solo hay que concentrarse en la final. Pero, ¿qué podemos
esperar de ellas? ¿Habrá espectáculo e intensidad? Tal y como han jugado las
semifinales, Barça y Real Madrid han puesto en evidencia que el que defiende
gana. Los culés desarrollaron una defensa magnífica contra un Baskonia que en determinados momentos se mostró impotente para hacer nada. Baskonia no tuvo
piernas y se lo puso más fácil. Las declaraciones de los jugadores se han centrado
en eso: la defensa como justificación del resultado… veremos. Por su parte, el
Madrid también hizo lo mismo, pero con mas carencias. El propio Pablo Laso
nunca estuvo satisfecho con la defensa de su equipo y siempre temió un arrebato
del Valencia, que solo se produjo en el tercer partido gracias a las circunstancias
(lesiones) que permitieron prescindir de lo planificado por un técnico cobarde,
que sabe que ha metido la pata y que sabe que su continuidad en la disciplina
del equipo de la Cultura del Esfuerzo no está asegurada. Sin embargo, volviendo
al Madrid, Pablo Laso sabe que su equipo no ha defendido nada esta temporada.
No lo ha hecho en la Euroliga y no lo ha hecho en la liga, porque no lo
necesitaba. Solo lo hizo en la Copa del Rey, que ganó, no sin ciertas
dificultades. Por tanto las opciones de Laso pasan por mentalizar a sus
jugadores para un último esfuerzo defensivo en una defensa que no han puesto en
práctica apenas. Quizás el twitt de Rudy Fernández, en el que se alegra por la
llegada de la final, pero se queja de lo que tarda la liga en terminar, sea
clave para mostrar lo difícil que lo tiene Laso para mentalizarlos. Y es que no
es lo mismo llegar con hambre de títulos como el Barça, que llegar con el
estomago lleno y empachado por lo conseguido la temporada pasada.
En el
apartado televisivo. Un año más… decepción. Al igual que la temporada pasada,
los aficionados están indignados con los horarios. Hay que preguntarle a TVE
qué le ha hecho el baloncesto y más concretamente los aficionados al
baloncesto. En un ente público que no tiene razón de ser en una Europa abierta
a lo privado, la televisión pública de este país se nutre de contenidos
gratuitos, que ven muchos aficionados, para despreciarlos… a los dos, a los
aficionados y a los contenidos. El futbol está detrás y los directivos de TVE también.
No es posible que se gasten 30 millones en una liga de futbol o se regale un
millón a Movistar+ por dar resúmenes de la F1 y se retrasmita la final en uno
horarios tan indecentes. Porque la mayoría de los aficionados que siguen el
baloncesto se encuentra en un franja comprendida entre los 40 y 50 años, así lo
dice el informe que maneja Endesa para justificar su patrocinio de la liga, y
esta mayoría de aficionados trabaja y tendrá muchas dificultades para llegar a casa
y ver los partidos en directo. ¿Era tan difícil programarlos a las 21 horas o a
las 20.45 como los horarios de la Champions del Futbol? La respuesta es no.
Salvo que intereses creados por la Liga Profesional de Futbol o los directivos de TVE primen para
manipular los niveles de audiencia en su propio beneficio. Gana Movistar+, pero
estos también tienen su parte de culpa, al igual que los directivos de la ACB.
Con unos horarios así, todos son culpables, pero solo el aficionado
pierde.
Todos
los partidos a unas horas disparatadas como colofón a lo que han sido los
horarios de esta temporada. Ver captura de pantalla.
FC Barcelona Lassa - Real Madrid: la rivalidad por
antonomasia. Tomic contra Ayón como paradigma del juego. Porque el Madrid se
fue de Tomic y el Barça se fue de Ayón. La pintura tendrá la clave y Tomic no
debe rehuir responsabilidades. Es el referente del juego blaugrana. Si juega él, juega el Barça. En frente Ayón, para poner las cosas muy difíciles al Barça y
hacer que el juego exterior madridista se sienta más libre a la hora de tirar
sabiendo que el titán de Nayarit domina la pintura. Los enfrentamientos entre
Laso y Pascual ya son un clásico por encima de la rivalidad… me refiero a los
enfrentamientos de estos entrenadores con la afición. Lo dicho, todo un
clásico.
Dentro de la clasificación que se ha manejado este año: indispensable,
pendientes del resultado o fundamental, para indicar el interés de un partido
para verlo por la televisión, esta final no se clasifica porque lo hace por sí
sola. Aunque de hacerlo habría que hacerlo con esta frase: Hagan sus apuestas
porque no hay más.