Cuando
el 11 de febrero, el presidente de la Federación Italiana de Palacanestro (FIP),
Gianni Petrucci, concedía una entrevista al primer periódico de Italia, Corriere
della Sera, lo hacía con el ánimo de
dejar claro quién es quién en el baloncesto europeo. Y lo hacía desde el prisma
de quien ve como las declaraciones explosivas concedidas por
Bertomeu al mismo diario dos días antes no hacían más que ahondar en la llaga abierta desde
siempre entre las voluntades de los clubes por gestionar sus competiciones y
las voluntades de los burócratas por gestionar el dinero.
Gianni
Petrucci ha sido tajante: “Manda la FIBA, no la Euroliga”, y lo ha hecho con bastante
enojo porque Bertomeu había marcado claramente el territorio de los clubes y el
territorio de la FIBA: “Nadie quiere intervenir sobre la normas técnicas, el
dopaje u otra preocupación sujeta a la FIBA. Ahí es ella quien manda. Los
clubes solo quieren autonomía y respeto.”
Pero el
presidente de la FIP estaba sumamente enrabietado, ya que Bertomeu fue claro
sobre la cuestión italiana respecto a los días en los que se juega
la Euroliga y como estos afectan a los resultados de los equipos en sus
competiciones nacionales al declarar que: “los 11 equipos con licencia A tienen un 90% de
victorias en sus ligas. En este momento la excepción, por desgracia, en este
resultado es Italia.” Un ataque a la línea de flotación de la FIP, que ve como
se le muestra la realidad a la cara al unir a sus pobres resultados en
competiciones FIBA (Eurobasket, Olimpiadas, etc.), los resultados en la Euroliga. Ataque contra el que su presidente se
revuelve menospreciando una Euroliga a la que tacha de puro
mercadeo: “La belleza de este deporte no es sólo ver al Real Madrid y al Barcelona, sino también seguir los milagros de un equipo diferente como el Valencia. El resto es sólo mercado.” Y no resulta curioso que aproveche el momento para hacer un guiño al
Valencia, equipo que ahora mismo se muestra como la bisagra que puede definir
los proyectos de futuro de FIBA y Eurocup porque su juego y record de victorias están en boca de toda Europa.
La Federación
Italiana fue la primera, junto a la francesa, en declarar su amor incondicional
por la nueva competición de la FIBA, pero no es amor todo lo que subyace a la
hora de tomar partido por una u otra competición, y pese a que Petrucci alega la
pertenencia al COI de la FIBA como forma de justificar la importancia de esta institución,
Bertomeu es claro cuando explica el motivo por el que la federación
transalpina se ha posicionado, manifestando al hablar sobre los patrocinios que es una cuestión política y de favores “es ridículo pensar que la FIBA
nos quiere robar los patrocinadores. Cuando se trata de política , entonces es fácil convencer a la gente
, te doy una serie preolímpica si me ayudas a hacer esto.” Y es
que si no es por el intercambio de favores, la presencia de la FIP sería nada más
que testimonial.
En el
fondo, ya que FIBA debe cumplir su nuevo contrato con Perform, la razón que motiva a esta institución para crear la nueva competición no es una cuestión competitiva o de mejora del baloncesto, sino la necesidad de tener
abiertas las ventanas en mitad de la temporada para torneos entre selecciones,
algo que Bertomeu califica de disparate porque se pregunta: “¿Qué sentido
tendría disputar en noviembre y en febrero juegos que valen una clasificación para
el Europeo o para la Copa del Mundo sin los mejores jugadores, esas decenas de
atletas que juegan en la NBA ? La NBA no permitiría ni la mitad de un jugador,
seguro. Y entonces ¿qué espectáculo se ofrecerá a los aficionados? El problema
es que la FIBA no entiende nada. Porque ni la FIBA ni la Euroliga mandan: la
que manda es la NBA. La FIBA no es la FIFA. Tenemos que manejar la situación
basándose en la realidad, no en lo que se espera.”
Las declaraciones de Bertomeu son tan duras que Petrucci contraataca con contundencia: “La Euroliga es
eficiente, pero es un organismo privado. La FIBA la reconoce sólo si no entra
en conflicto, si lo hace, no tiene ni una oportunidad de sobrevivir.” Y es que el
rumor que circula por toda Europa es que
todos clubes serán absorbidos en dos años por la Champions Basketball League
aduciendo que pasará igual que pasa en el futbol, donde la FIFA maneja los negocios
de los clubes y los autoriza o desautoriza a hacer operaciones, con los clubes que formen parte de
la competición de Bertomeu. Además Petrucci devuelve la pelota a Bertomeu sobre el poder de la NBA, la cual tiene poder, pero no un "poder judicial", aludiendo así al
caso en el que la NBA no permita la incorporación de los jugadores a las selecciones
en las ventanas de mitad de temporada, ya que: “la NBA no manda nada en el ámbito de las regulaciones
del COI”.
Finalmente
Petrucci atacó duramente a Bertomeu al chulearle la opción de los árbitros cuando
el diario italiano le preguntó por los mismos: “Si un árbitro quiere
pasarse a la Euroliga, puede hacerlo. Pero, ¿le conviene renunciar a las otras
competiciones? En el cauce de la FIBA tienen pólizas de seguros solidas, espero
que también las tengan con la Euroliga. La formación de los árbitros pertenece
a la FIBA y si vas a luchar, no te vamos a dar a los árbitros. ¿De dónde va a
cogerlos Bertomeu cuando los veteranos lo dejen?”
Nueve días
después FIBA anunciaba en su página web, noticia que recogió Sentimiento AyN, que
la Euroliga, a través de una de sus sociedades con sede en el paraíso fiscal de
Luxemburgo: Euroleague Properties, había interpuesto una denuncia contra FIBA y
FIBAEurope ante la Comisión Europea alegando una violación de las leyes de la
competencia. Curiosamente, Petrucci había recogido esta posibilidad y en tono
chulesco había afirmado que la opción de ir a los tribunales representaba una victoria
clara de FIBA:”Yo era sindicalista. Me enseñaron que a menudo nos vamos a la
corte porque su organización no ha logrado los objetivos: por lo tanto, esto
supone ya que es una derrota”. Esta era su respuesta a la contestación Bertomeu a
la pregunta de qué haría Euroliga si FIBA prohíbe a los clubes jugar en su competición:
“Iremos a los tribunales.”
FIBA ha
dejado claro en su comunicado que la Euroliga no tiene intención de dialogar con ella y esta ha respondido, en otra nota de prensa, que han interpuesto la
denuncia “como consecuencia de las repetidas presiones que los clubes de
baloncesto europeos están sufriendo a manos de la Federación Internacional y
sus federaciones nacionales afiliadas, con el objetivo de obligarlos a
renunciar a su participación en las competiciones europeas que desde el 2000 los
clubes mismos han gestionado a través de la Euroleague Basketball.” Alegando
que el objetivo de la demanda es conseguir “que los clubes, jugadores y
árbitros pueden tomar libremente la decisión de participar en las competiciones
que consideren apropiadas, sin ser objeto de amenazas o presiones.” Aduciendo además que
hay casos anteriores en los que determinadas entidades obligaron a participar en sus
competiciones, como los contenciosos de los patinadores sobre hielo contra la Unión Internacional de Patinaje y los del Circuito
de Vehículos Eléctricos contra la Federación Internacional de Automovilismo, “que
demuestran que las federaciones deportivas no pueden usar sus poderes de
regulación y sanción para obtener una ventaja en el mercado.” dice el
comunicado de Bertomeu, el cual es claro cuando señala que en la queja ante la Comisión "reproducen los comentarios públicos
realizados y publicados en diversos medios de comunicación en los últimos meses
en los que diferentes representantes de la Federación Internacional y sus
federaciones nacionales amenazan o insinúan posibles sanciones o penalizaciones
a diferentes colectivos profesionales de acuerdo con su decisión de participar
en una competición u otra.”
En definitiva, según el comunicado de la empresa de
Bertomeu, este se ha convertido en el William Wallace del baloncesto europeo porque dice que “La Euroleague Basketball y sus clubes se han visto obligados a
presentar esta queja en defensa de los clubes, jugadores, árbitros y otros
profesionales que deben tener la libertad de decidir, de conformidad con la
legislación europea vigente.” Sin embargo, por si el Plan A falla, los tres equipos con licencia A ya han avisado a los clubes de la ACB que el dinero del nuevo contrato con
Movistar+ se repartirá, por si acaso albergan dudas de a quien seguir, de forma diferente en función de si juegan con Bertomeu o con el Secretario General
de FIBA, Patrick Baumann.
Es cierto que FIBA debería indicar a sus propios dirigentes que fueran más comedidos en sus declaraciones, pero, también es cierto que Bertomeu no puede jugar a ser Robín Hood o William Wallace y enarbolar la bandera de la libertad a la vez que también representa el papel de los ricos nobles que privan de independencia a los débiles.
Chulerías las justas.
Chulerías las justas.
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