La locura se adelanta de marzo a enero. Si en los primeros meses de competición señalábamos la igualdad y la imprevisibilidad como elementos dominantes, el primer mes de 2016 ha llevado estos términos a un exponente todavía mayor en la NCAA, haciendo de esta temporada la más abierta en años.
Foto vía fromthebarn |
Sin un número #1 fijo y con los upsets por norma
Oklahoma se convirtió en número #1 de la nación por méritos propios, su rumbo bien merecía dicha recompensa y tienen en Buddy Hield al -posiblemente- aspirante más legítimo a jugador del año a estas alturas. Pues bien, los Sooners estrenaron dicha designación con derrota en el Hilton Coliseum en uno de los mejores encuentros de la temporada. La derrota, aceptable por tener delante a un rival de la talla de Iowa State en una de las pistas más complicadas del baloncesto universitario no es ni mucho menos alarmante, pero arroja un matiz que comienza a ser tendencia: el #1 tarda muy poco en ceder dicha condición. Le pasó a North Carolina o a Kansas y, por su parte, Michigan State ha sufrido un considerable bajón tras perder hace unas semanas este reconocimiento. Estos hechos contrastan por completo con lo sucedido la pasada campaña, la cual Kentucky inició y terminó como número #1, algo para nada habitual pero que refleja la ausencia de conjuntos dominantes este año y que pone en evidencia que las diferencias son mínimas y la paridad máxima.
La locura es tal que ver caer a equipos del Top-25 dos e incluso tres veces seguidas resulta incluso frecuente. Kansas, hasta hace bien poco el mejor equipo del país, cedió en sus dos últimos desplazamientos, Morgantown y Stillwater, frente a Oklahoma State y West Virginia, teniendo que comprobar lo difícil que es sacar una victoria lejos de tu pista en el calendario de conferencia. Por otro lado, protagonistas del non-conference como Miami, Virginia, Butler o Iowa State también han decaído en el inicio del conference schedule, mientras que dos programas ilustres de la talla de Duke y Kentucky siguen teniendo en la inconsistencia el mayor de sus problemas y se han convertidos en dos habituales del Top-25 con tendencia ascendente a la derrota. Viajando hasta East Lansing encontramos a una Michigan State venida a menos en la que el regreso tras lesión de Denzel Valentine no ha sido suficiente para revertir una dinámica negativa que se traduce en tres derrotas en la Big Ten y que pueden salir caras en la pelea por lograr un seed #1 de cara al Madness. Pronosticar resulta estéril y lo impredecible se convierte en rutina en un curso que, a nivel de equidad, puede quedar para el recuerdo.
Clemson hace del Littlejohn Coliseum un fortín inexpugnable
La temporada no empezó de la mejor manera posible para Clemson, su non-conference albergaba cuatro derrotas, de entre las cuales dos (contra UMass y Georgia) fueron especialmente dolorosas por lo abultado de las mismas. La llegada de la siempre dura y competitiva ACC no presagiaba un cambio de rumbo para los Tigers, pero nada más lejos de la realidad. Clemson ha resurgido cual ave fénix y ha hecho de su fortaleza en el Littlejohn Coliseum su principal argumento para, incluso, soñar con el Madness. Brad Brownell ha sido consciente de que con la materia prima que tiene entre menos la prioridad era construir el bloque desde atrás y ha edificado un equipo de gran firmeza competitiva y duro como una piedra que se encomienda al talento de Jaron Blossomgame y a la fortaleza colectiva para ser un auténtico dolor de cabeza para cualquiera. Después de empezar batiendo a Florida State, Louisville, Duke y Miami también salieron derrotados de Clemson contra todo pronóstico. De progresar on the road y mantener la inercia positiva en casa dependerán las opciones de los Tigers de finalizar en los puestos nobles de la ACC, pero ellos ya pueden decir que han dejado su impronta en la temporada.
La gran actuación de estas dos semanas
Jawun Evans se destapó definitivamente con una actuación colosal en la derrota de Oklahoma State frente a Oklahoma en Stillwater. Ante la ausencia de Phil Forte, el base freshman asumió los galones de líder y finalizó el encuentro con 42 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias para complicar sobremanera a los Sooners. Evans ha comenzado la BIG XII a un nivel del que pocos bases pueden presumir y se ha convertido en la gran revelación de la camada de freshmen.
Foto vía The Canadian Press |
Quinteto de la temporada (20/01/2016)
PG: Kris Dunn (Providence). 17.2 puntos, 6.2 rebotes, 6.7 asistencias y 2.9 recuperaciones por partido. Dunn no puede faltar a su cita habitual en un periodo de tiempo en el que ha decidido partidos en favor de sus Friars. Pura determinación.
SG: AJ English (Iona). 25.4 puntos, 4.4 rebotes y 6.1 asistencias por partido. ¿Por qué entra English en el quinteto cuando sus Gaels han perdido dos partidos consecutivos en la MAAC? Porque es muy bueno. Un talento anotador como pocos en la competición cada día más completo en su juego. Representa a las mid-major en este quinteto, aunque su puesto está caro. Fenómeno.
SG: Buddy Hield (Oklahoma). 26.1 puntos, 5.6 rebotes y 2.5 asistencias por partido. A día de hoy es el aspirante más legítimo a jugador del año. El año senior les está viniendo de perlas. MVP.
SG: Denzel Valentine (Michigan State). 17.9 puntos, 7.7 rebotes y 6.6 asistencias por partido. Ha vuelto un punto por debajo de su nivel pre-lesión, como era de suponer. Los Spartans no atraviesan su mejor momento y necesitarán recuperar la mejor versión de Valentine para volver a alcanzar un buen pico de forma. Está de vuelta.
PF: Ben Simmons (LSU). 19.4 puntos, 12.8 rebotes, 5.1 asistencias y 1.8 recuperaciones por partido. Simmons también ha bajado su rendimiento un peldaño, pero estaba a un nivel sencillamente histórico y podría recuperarlo con el paso de los días. Prospect fascinante.
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