Celebrando
su décimo año de competición en la NBA y el retorno al clásico
nombre de "Charlotte Hornets" para la temporada que viene,
los Bobcats han logrado trasladar esa fiesta en la ciudad más grande
de Carolina del Norte a la cancha y convertido a su equipo en uno de
los ocho del Este que jugará la postemporada, la segunda vez en toda
su historia. 44-38 ha sido el récord final que ha marcado un equipo
dirigido en la cancha por un impresionante Al Jefferson y desde la
banda por un ex-asistente reconvertido a uno de los mejores
entrenadores del año como ha sido Steve Clifford.
Foto via rantsports |
LA
TEMPORADA:
Lo
cierto es que al comenzar este curso 2013-2014 nadie apostaba
demasiado por los Charlotte pese al ambiente de "Tanking"
que se vivía en la Conferencia Este, con equipos como Boston,
Orlando, Philadelphia o Milwaukee pensando más en el Draft 2014 que
en ganar lo suficiente para alcanzar la octava posición y pese al
fichaje por tres años y cuarenta millones de Al Jefferson. La
mayoría de analistas coincidían en pensar que esta adquisición
solo permitiría aumentar las victorias del equipo en unas 5 o 6,
poniéndolos en buena situación para conservar su elección para el
Draft y así incorporar a un jugador de calibre para asaltar los
Playoffs en 2015.
Sin
embargo pronto se vio que esa no iba a ser la tónica durante la
temporada y los Charlotte lograron mantenerse en baremos cercanos al
50% durante el primer mes, precisamente el que peor jugó un "Big
Al" lastrado por varias lesiones. Aún así el equipo pronto
tuvo que enfrentar la ruptura del tendón de Aquiles de Jeff Taylor y
una mano rota de Michael Kidd-Gilchrist, provocando que la eficacia
defensiva se desplomara y el duro trabajo realizado en los primeros
cuarenta días de temporada amenazara con derrumbarse. Las
predicciones parecían haber acertado de nuevo.
Y
entonces sucedió: Al Jefferson se echó al equipo a la espalda. El
récord de los Bobcats desde el 1 de enero ha sido de 29 a 21, y el
retorno de Kidd-Gilchrist al quinteto inicial no hizo más que
incrementar el nivel de juego de una escuadra que había empezado a
compenetrarse muy bien. Kemba Walker dio un pequeño paso atrás y
comenzó a mejorar su faceta de asistente para encontrar a un
Jefferson imparable y cederle las riendas de la anotación. A su
alrededor fueron germinando jugadores antaño decepcionantes como
Cody Zeller, rookie elegido con el número cuatro, un Chris Douglas
Roberts resucitado y Gary Neal, traspasado desde Milwaukee el día
del "Trade Deadline".
Jefferson
ha sido, por tanto, el eje sobre el que ha orbitado el cambio de los
Bobcats. Ha acabado la temporada como el 11º mejor anotador,
logrando 21,8 puntos por partido, y ha logrado capturar casi 11
rebotes por encuentro, siendo estos los mejores números de la
historia de cualquier jugador de la franquicia de Carolina del Norte,
acercándose solo Gerald Wallace en su temporada 2009-2010, con la
primera visita a la postemporada de la franquicia. Sin embargo "Big
Al" ha tenido un impacto mucho mayor, siendo alabado por
multitud de entrenadores y jugadores de toda la liga por la calidad y
diversidad de sus movimientos al poste y su manera de convertir a un
equipo comparsa en uno verdaderamente peligroso. Esta afirmación es
fácilmente probable acudiendo a las estadísticas aunque no podemos
dejar de tener en cuenta factores como el miedo que produce en los
adversarios y las dobles o triples defensas que atraen, las cuales
han permitido a Neal, McRoberts (resucitado para la causa) o Walker
bombardear desde lejos los aros rivales.
A
partir de enero Jefferson se transforma, una vez superada del todo la
lesión que tuvo en noviembre, y se marca un mes de 24 puntos y 12
rebotes por encuentro, bajando a 22,8 y 9,2 en febrero. En marzo sube
a 24,7 y 10,6 y en estos 8 encuentros de abril ni más ni menos que
24,5 puntos y 14,3 rebotes. En resumen: desde el All-Star, del que
fue muy injustamente excluido según la opinión de casi toda la
Liga, promedia 24,5 puntos y 11,4 rebotes con muy buenos porcentajes.
Jefferson ha recibido halagos constantes y ha llegado a estar en la
"Race to the MVP" durante unos días, ganando además un
premio a jugador de la semana y el de mejor jugador del mes de Marzo.
No es de extrañar que la franquicia creara esta simpática campaña
para promocionar su candidatura a Mejor Jugador del Campeonato:
Con
estas credenciales se presentan los Charlotte en la séptima posición
del Este, tras una gran serie de victorias truncada por una
desafortunada derrota ante los Celtics que los ha privado de la sexta
plaza y un duelo más asequible contra Toronto. Una de las mejores
defensas de la liga y el mejor anotador interior, junto a DeMarcus
Cousins, del campeonato. Los de Carolina del Norte sacan mucha fuerza
de su química y de la piña constante que forman los jugadores, en
un vestuario sin grandes egos y que ha recuperado para la causa a
jugadores que parecían carne de 12º jugador como Douglas Roberts o
Josh McRoberts (gigantesca temporada la suya). Nadie apuesta por que
den la sorpresa, pero para ellos el simple hecho de estar aquí
representa una victoria.
LA
ELIMINATORIA:
Aquí
sí que hay malas noticias para los Charlotte: el rival en primera
ronda será el vigente bicampeón, Miami Heat, que ha vencido a los
Bobcats en todos sus encuentros durante la temporada regular,
incluyendo aquel partido de infausto recuerdo para los aficionados a
la franquicia de Jordan cuando LeBron anotó 61 puntos. Es un rival
al que nadie quería y que Wizards y Nets han logrado evitar, pero
tiene una gran ventaja para un equipo en pleno crecimiento y de un
mercado pequeño: tendrá cobertura a nivel nacional e internacional
de seguro, lo cual puede redundar en beneficios para la franquicia si
consiguen dar la sorpresa y arrebatar algún partido a los de
Florida.
La
primera clave de esta eliminatoria va a estar en el juego interior,
donde los Heat no tienen nada capaz de parar a Al Jefferson. El
pívot, espoleado por la gran temporada que ya se ha comentado,
probablemente pueda irse sin problemas a más de 25 puntos por
encuentro contra un Frontcourt sin soluciones contra jugadores de
este calibre, pero lo que debe preocupar a los Charlotte no es esto,
sino el juego exterior, donde pierden claramente ante la superioridad
que crean los jugadores de los Heat y su gran capacidad robando
balones y anotando fácil al contraataque.
El
segundo punto importante es la presencia de un LeBron James al que el
especialista defensivo del equipo, Kidd-Gilchrist, no ha logrado
parar nunca, y que pese a haber tenido una temporada algo peor que la
anterior (Y lidera a su equipo en muchos apartados estadísticos) "El
Elegido" parece haberse estado reservando para la parte más
importante del año. LeBron es totalmente imparable y capaz de anotar
de muchas maneras y una defensa demasiado férrea sobre él puede
provocar que la batería de tiradores de Miami se quede sola y
destroce a Charlotte desde el perímetro. Atentos a los Pick and
Roll, donde Al Jefferson es un mal defensor y Kemba ha sido bastante
incapaz de cubrirlos con eficacia desde su lesión.
El
tercero, y no menos importante, es la experiencia, y aquí de nuevo
gana Miami merced a un equipo que ha llegado a tres finales
consecutivas y que ha conquistado dos anillos frente a equipos tan
potentes como los Thunder o los veteranísimos Spurs (Que a punto
estuvieron de sorprenderlos). LeBron, Allen, Wade y Bosh llevan a sus
espaldas muchos encuentros en la postemporada y prácticamente todo
el equipo es el mismo bloque que ha conducido a la gloria a los de
Florida desde "The Decision" en aquel ya lejano verano de
2010. Por su parte Charlotte tiene a una legión de jugadores jóvenes
o secundarios que apenas sí que han llegado en alguna ocasión al
momento en que verdaderamente aprietan las gradas, los marcadores son
apretados y cada bola perdida puede suponer un salto directo hacia el
abismo. Si hay algún partido igualado todo apunta a que Miami tiene
muchas más posibilidades de llevárselo.
La
predicción es clara: Miami tiene todas las papeletas para ganar. Sin
embargo en la franquicia de Carolina del Norte se sueña con dar una
gran despedida al nombre de "Bobcats" arrebatando uno o dos
partidos en el Time Warner, el gran bastión de los Charlotte, y
encomendándose a los sistemas defensivos de Steve Clifford y la
habilidad en el juego interior de Al Jefferson. El equipo necesita
estar intenso los 48 minutos de cada encuentro, apretar los dientes
en defensa y utilizar tanto la anotación interior como toda la
atención que va a recibir "Big Al" para que los encargados
de castigar a los Heat desde el perímetro tengan blancos fáciles.
Si por alguna inesperada concatenación de acontecimientos logran
eliminar a Miami esperarían en segunda ronda o Raptors o Nets...y
esa eliminatoria parecería mucho más asequible. Hay ilusión en
Carolina del Norte.
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