Hasta que quiso el Chacho. Así se podría definir la semifinal. Cuando Sergio Rodríguez apareció en cancha se acabó el partido. El Madrid corrió y empezó a pasar como una apisonadora por encima de los de Abós. Rudy y Mirotic fueron de nuevo los máximos anotadores, aunque el canario fue el verdadero artífice de la victoria. Shermadini, para los maños, fue el mejor una vez más.
Foto: melty.es |
La misión del CAI era aguantar el vendaval blanco en los primeros instantes y lo logró gracias a la dupla georgiana. Shankidize y Shermadini estaban a un nivel estelar y ponían en dificultades a los defensas blancos. Pero en nada aparecería la mejor versión de Rudy para fusilar desde fuera. Roll estaba incómodo por la lesión en el dedo (aunque jugaba con vendaje) y Rudez no estaba fino.
Mirotic empezaba a calentar la muñeca y los de Abós empezaban a ver como el conjunto de Laso abría una pequeña brecha justo al término del primer cuarto (22-15). Sin un juego brillante, el Madrid ya se iba 7 arriba.
La magia del Chacho
Pero llegó la batuta del Chacho. La magia apareció en el Martín Carpena y la varita la llevaba Sergio Rodríguez. El Madrid empezó a fluir, corrió, defendió más agresivo y dejaba el partido prácticamente senteciado (42-28, min 14). Shermadini y Stefansson intentaban tirar de orgullo y casta para mantener a los maños en el choque, aunque sin éxito.
El Chacho, con 10 puntos y 6 asistencias en solo 10 minutos, dejaba prácticamente todo el pescado vendido antes del descanso (54-37). El Madrid puso la sexta y los de Abós no llegaban ni a la cuarta. La apisonadora blanca empezaba a ser la de siempre y la maquinaria engrasaba de nuevo a la perfección. Solo Shermadini, con 15 puntos y 7 rebotes (25 de valoración) se salvaba en los rojos.
Vendaval blanco
Los de Abós tenían que frenar el juego rápido del Madrid, pero Llull iba a decidir que no y seguiría aumentando la brecha y haciendo que la sangría fuese prácticamente incurable (70-44, min 27). Solo Shermadini era capaz de dar el callo en los maños. La diferencia seguía aumentando y el pescado estaba vendido ya antes de la última batalla (77-50).
El último cuarto sirvió para ver a los jugadores menos habituales en ambos equipos y ver un juego más desenfrenado con jugadas espectaculares. Los de Laso siguieron trabajando demostrando que son constantes durante los 40 minutos. El CAI buscó maquillar el resultado luchando hasta el final, pero sin éxito.
El CAI hizo historia disputando su primera semifinal de Copa pero no pudo hacer nada ante un Madrid que vuelve a la final, dónde ha llegado en 5 de las últimas 7 ediciones.
El último cuarto sirvió para ver a los jugadores menos habituales en ambos equipos y ver un juego más desenfrenado con jugadas espectaculares. Los de Laso siguieron trabajando demostrando que son constantes durante los 40 minutos. El CAI buscó maquillar el resultado luchando hasta el final, pero sin éxito.
El CAI hizo historia disputando su primera semifinal de Copa pero no pudo hacer nada ante un Madrid que vuelve a la final, dónde ha llegado en 5 de las últimas 7 ediciones.
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