Comenzada
la agencia libre los rumores, que ya habían comenzado a germinar desde los
últimos estertores de los Playoffs, se propagan y esparcen como las Plagas
Bíblicas, afectando a todos los jugadores metidos en la vorágine, propiciando
que los teléfonos resuenen a lo largo y ancho de despachos de todo Estados
Unidos y más allá, y que las fuentes se multipliquen como panes y peces, siendo
las sutiles semillas de la duda sembrada por los agentes para ver a sus representados
lucrarse con los más jugosos contratos posibles.
En el
caso de la franquicia de Carolina del Norte en la balanza se pesaban dos ideas
contradictorias: o seguir "tankeando" un año más, dada la calidad del
Draft 2014 (Y confiar en que, apelando a la Fortuna, a la moneda de Dos Caras o
al Dios que fuese, la bolita que marcara el número 1 del draft estuviera
grabada con el nombre de los Bobcats) o tratar de dar alguna alegría a los
sufridos aficionados del Time Warner Cable Arena haciendo un fichaje de
enjundia, de tal manera que se dé la imagen de que, pese a todo lo ocurrido,
los futuros Hornets están dispuestos a hacer ruido y tratar de salir de esa
mediocridad de la que ya se habló.
Las
miradas parecen fijarse en Al Jefferson, el Ala-pívot/Center de los Utah Jazz,
que pese a sus 28 años (cumplidos el 4 de enero), lleva ya 9 años en la NBA,
durante los cuales ha jugado 628 partidos y ha promediado 16,4 puntos, 9
rebotes, 1,5 asistencias y 1,4 tapones en 30,6 minutos de juego pese a unos dos
primeros años titubeantes. Su presencia podría suponer un golpe de timón que
hiciera que las miradas de aficionados neutrales se volvieran hacia el equipo,
en busca de un rayo de esperanza que permitiera crecer a la franquicia más
joven de la liga y poder escapar del averno en que, por ahora se encuentra.
En
cualquier caso, y pese a que se espera que el jugador entable conversaciones
con el equipo negociador de los Bobcats el miércoles, lo cierto es que la pugna
se adivina feroz, toda vez que, como suele ocurrir en todas las Free Agency, Al
Jefferson parece un "premio de consolación" para aquellos equipos que
han liberado Cap Space y, que sin fichar a una de las grandes estrellas (siendo
Dwight Howard el gran deseado) lo llenan dándole un contrato considerable a otra
de menos relumbrón pero que esperan que también aporten. A principios de la
semana que viene las dudas deberían irse despejando.
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