Damian Lillard es actualmente uno de los mejores jugadores de
la liga. No es nada fácil hacerse un hueco en la mejor liga del mundo, mucho
menos jugando de base, más complicado aún si eres rookie, y parece inverosímil
hacerlo teniendo únicamente 22 años. Pero “El Pescador” ya ha conseguido esta increíble hazaña, y apunta
a superestrella, a jugador antológico. El base es de la nueva generación de talentos
nacidos en los años 90. Ya es el máximo referente de los Portland Trail
Blazers, no solo por sus espectaculares asistencias y brutales mates, (con 1,91
de estatura, por cierto) sino por sus ya recurrentes tiros ganadores y partidos
completísimos.
Fue drafteado en la sexta posición del año 2012, tras pasar
cuatro años en los Wildcats de la Universidad de Weber State, y promediar unos
magníficos 18,6 puntos, 4,3 rebotes y 3,5 asistencias por partido. Lillard debutó
pisando fuerte, frente al mejor rival posible: Los Angeles Lakers. Acaparó
todas las miradas firmando un doble-doble de 23 puntos y 11 asistencias ante la
atónita mirada de jugadores como Bryant, Nash, Howard o Pau Gasol. Ahí es nada.
Por si fuera poco, ya ha alzado cuatro rookies del mes de
forma consecutiva, ha participado en el concurso All Stars Rookie Challenge, y
ganó el concurso de habilidades frente a Jrue Holiday. Además, ya ha
pulverizado el record de triples anotados por un rookie. Stephen Curry anotó
166, y Lillard no solo lleva más, sino que todavía le quedan partidos por
delante. Este galardón también lo ganó
antaño Rudy Fernández.
Este es el palmarés, en menos de un año, de uno de los
jugadores más prometedores del mundo. El “nuevo Derrick Rose” ha llegado para
quedarse, acaparar todos los focos y
levantar al público de sus asientos. Nadie puede negar que hasta ahora le va de
maravilla.
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