“Doy las gracias a Dios. Las segundas oportunidades no pasan a menudo, pero voy a dar el máximo posible esta vez”.
Con estas
palabras, Alan Anderson expresaba su felicidad tras firmar un contrato de 10
días el pasado mes de marzo de 2012 con los Toronto Raptors.
Todo un
trotamundos del baloncesto con un currículum brillante en el “viejo continente”
(Virtus de Bolonia, Maccabi, Cibona de
Zagreb o Barcelona fueron algunos de sus destinos) que veía como ante sí tenía
una nueva oportunidad de hacerse un hueco en la mejor liga del mundo, después
de salir de los Charlotte Bobcats en
2007. Tras varios años mostrando su mejor nivel en las mejores canchas de
Europa, él mismo sabía que aún había tiempo de demostrar su valía en la NBA. A
decir verdad, desde su llegada a Europa, pocos jugadores se habían visto con su
desparpajo y su talento ofensivo. Un anotador excelso, con una habilidad para
el 1 contra 1 sin igual, algo que bien pudimos disfrutar en la ACB durante su
estancia en el Regal Barça.
El ex “Spartan”,
quien había comenzado el curso pasado con los Shandong Flaming de la CBA China,
rindió a un nivel brillante, ya que en los 31 partidos que disputó en el país
asiático, promedió unos espectaculares 25’5 puntos, 5’5 rebotes y 4 asistencias
en los 36 minutos que estaba en pista. Dado su gran estado de forma, el jugador
decidió que podía ser una buena idea volver a Estados Unidos, por lo que más
tarde firmaría por los Canton Charge de la NBA D-League, a la espera de un
posible contrato en la mejor liga del mundo.
Foto: Sport.es |
Decisión, que sorprendió en gran medida en Europa, ya que como era normal en un jugador de sus características, no le faltaban pretendientes. Tanto en la Liga Endesa como equipos de Euroliga se mostraban interesados en adquirir sus servicios, pero tal era el afán de Anderson por conseguir una segunda oportunidad en la NBA, que desestimó cualquier oferta y se fue rumbo a la D-League.
Como era de
esperar, su rendimiento en la liga de desarrollo fue sobresaliente. Desde su
llegada, se convirtió en uno de los líderes del equipo. Día a día, partido a
partido, seguía mostrando su hambre y sus ganas de demostrar su valía. El
propio jugador sabía que de sus actuaciones allí dependería el si su futuro estaba
en la NBA o no.
Pero
afortunadamente para el escolta de Minnesota, su estancia en la D-League no
duraría mucho, ya que tras disputar 8 partidos con los Canton Charge, recibiría
por fin la noticia que tanto andaba esperando. Tras promediar 21’5 puntos y 5
rebotes, Alan Anderson vería como por fin las puertas de la NBA se volvieran a
abrir, ya que el 26 de marzo, los Toronto Raptors le daban la oportunidad de
jugar en la franquicia canadiense al ofrecerle un contrato de 10 días, contrato
que suponemos que no dudó en aceptar.
Así pues,
Alan Anderson se incorporaba de manera inmediata al conjunto dirigido por
Dwyane Casey. Un equipo que andaba falto de una rotación fiable en cuanto a
perímetro se refiere y que veían en Alan Anderson una buena solución a ello.
Como era de esperar, no obtuvo minutos de manera inmediata, pero si por algo
destaca Alan Anderson, es por su desparpajo sobre la pista y es por ello, que
desde el primer minuto, demostró que tenía un hueco en el roster de los
Raptors. Conforme llegábamos a la recta final de temporada regular, Alan tenía
más minutos, lo que era respondido por el jugador con buenas actuaciones. Tanto
fue así, que decidieron prolongarle el contrato hasta final de temporada. Por
fin, el escolta veía como su buen trabajo era recompensado y vio como cada
partido era una oportunidad inmejorable para demostrarle a su entrenador que
era capaz de quedarse en el equipo y tener un rol cada vez más importante. Aunque
la temporada de los Raptors había vuelto a dejar mucho que desear, Alan
Anderson finalizaba la temporada con unos promedios de 9’6 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias en 27 minutos de
juego en los 17 partidos que disputó con la franquicia canadiense. No cabía
duda de que Alan se había ganado la confianza del técnico, tanto, que llegó
incluso a postularse como alero titular tras adelantar en la rotación a James
Johnson en la recta final de la temporada.
Aun
habiéndose ganado un hueco en el roster de manera indiscutible, la continuidad
del escolta de 29 años no estaba asegurada, por lo que tocó ser paciente y
seguir trabajando en verano a expensas de una oferta que le permitiera seguir
jugando en la NBA. Pero por fin, el 30 de julio, los Raptors le ofrecían a
Anderson un contrato de un año y una cifra cercana a los 900.000 dólares. Al
fin, el talentoso escolta veía como su sueño se vería prolongado al menos una
temporada más. Por ello, sabía que ante él tenía una oportunidad única de
volver a demostrar que su estancia en la mejor liga de baloncesto del mundo
podía durar mucho más de lo que la gente podía pensar.
En un
principio, con las incorporaciones de Terrence Ross y Quincy Acy en el Draft y
las adquisiciones de Landry Fields y más tarde la de Pietrus, parecía que Alan
Anderson lo tendría más difícil que el año pasado para tener un rol importante
en la rotación, pero contra todo pronóstico, Alan Anderson se erigió desde el
comienzo de la temporada, como uno de los estandartes ofensivos del equipo.
Además de hacer gala de su instinto anotador, Anderson empezaba a convencer a
Dwyane Casey en una faceta a priori discreta del escolta, la defensa. Aunque su
principal objetivo con él en cancha era anotar, lo cierto es que conforme se
llegaba al primer mes de competición, daba la sensación de que su rol en el
equipo gozaba de más importancia. No había duda de que Alan Anderson se había
asentado en la liga.
Algo que día
a día, sigue demostrando, ya que a día de hoy, sobrepasado el ecuador de la
temporada regular, Alan Anderson promedia 12’7 puntos, 2’3 rebotes y 2
asistencias. Números, que reflejan el buen momento por el que pasa el de
Minneapolis. Ya que aunque sus porcentajes no están siendo ni mucho menos brillantes
(roza el 40% en tiros de campo), lo cierto es que por fin Alan Anderson
ha conseguido el objetivo que tanto ansiaba desde su marcha en 2007, su vuelta
a la NBA.
Una segunda
oportunidad, que desde el primer día dejó claro que no quería dejar esperar. Un
jugador, al que personalmente, echo de menos (y creo que no seré el único) en
los mejores pabellones del “viejo continente” pero me alegro de ver como todo
el trabajo realizado, ha tenido su recompensa.
Gracias por su lectura, un saludo.
(@NachoJuanRules)
Gracias por su lectura, un saludo.
(@NachoJuanRules)