Cada temporada se hace el sorteo del Draft y los jugadores europeos o formados en la universidad tienen la oportunidad de ser escogido por las franquicias de la NBA. El número 1, lógicamente, es aquél que despierta más expectación y suele ser una estrella. Luego, sorprendentemente, también hay errores garrafales (como con Kobe). Pero si analizamos seriamente la historia de los seleccionados en el número 2, vemos que hay unas decepciones profesionales enormes.
Teóricamente, el segundo mejor jugador de su promoción, elegido por delante de otros 58 jóvenes (ahora que sólo hay dos rondas), debería de destacar por sus cualidades y disputarle el premio de rookie del año al número 1, aunque, la realidad, sea maldición o casualidad, es otra.
Hay muchos números 1 en la historia que han sido patinazos estrepitosos, como Olowakandi, Ellison o Kwane Brown. Sin embargo, analizando los números 2, la lista es aún mayor.
En 2010, Evan Turner fue escogido por los Sixers y, aunque este año está jugando a un buen nivel y ha consolidado su titularidad, jugadores como Cousins o Monroe, de su misma promoción, tienen registros mucho más buenos. En 2009 encontramos a Thabeet, un jugador con una altura enorme pero unas condiciones técnicas escasas. En los Thunder parece que está alcanzando su nivel, pero está a años luz de las ya estrellas Tyreke Evans y Stephen Curry. En 2008, Michael Beasley ha demostrado que es un jugador con aptitudes de sobras, pero su poca profesionalidad, irregular y carácter le privan de estar en la élite. Westbrook y Love ya son campeones olímpicos (y líderes en su equipo) y él no ha destacado en ningún equipo. En 2005, Marvin Williams quedó por delante de Deron Williams y Chris Paul. No hay mucho más a añadir.
El caso más recordado y lamentable ha sido el de 2003, en el que Darko Milicic quedó por delante de jugadores como Anthony, Bosh o Wade, que poseen (dos de ellos) un anillo y son estrellas consolidadas en la NBA, mientras que Milicic merodea por todos los equipos sin aún encontrar regularidad.
Tampoco podríamos dejar pasar el caso de 2002, en el Jay Williams estuvo por encima de Stoudemire y Boozer (que fue seleccionado en el 34, claro robo). Si nos vamos al siglo pasado, Mike Bibby, en el 98, estuvo por delante de Carter, Nowitzki, Pierce y Jamison. Un año antes, Van Horn pasó por delante del gran McGrady. En el 96, el robo fue clamoroso: Camby fue seleccionado antes que Allen, Bryant y Nash (tres leyendas en activo). McDyess, en el 95, puede chulear que quedó por delante de Garnett y Rasheed Wallace. Lo mismo que Kenny Anderson, en el 91, quedando por delante de la muralla Mutombo.
Finalmente, en la década de los 80, Gilliam (en el 87), quedó por delante de Pippen y Miller; Tisdale (en el 85), por delante de Mullin y Malone (héroes de Barcelona 92); Sam Bowie (el de la foto) por delante de Jordan, Barkley y Stockton. Stipanovich, en el 83, superó a Byron Scott, Jeff Malone y Drexler.
La historia es larga, y aún podríamos encontrar más casos (de los que ya hemos obviado). Derrick Williams, de los Wolves, y Kidd-Gilchrist, de los Bobcats, son los nominados a ser los siguientes fracasos de números 2.
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