2012 será recordado en el mundo del baloncesto por una final olímpica espectacular entre Estados Unidos y España, en la que los de Scariolo apretaron y mucho al Dream Team II. Sin embargo, este 2012 es el año de Lebron James. El Rey. El elegido. Al fin ha ganado su primer anillo. La pregunta ahora es clara: ¿superará a Jordan?
Foto: segundanfiteatro.es |
De Lebron James podríamos dar muchos datos, muchas estadísticas y recordar muchos partidos, pero vamos a recordar lo que hizo en las finales. Una actuación espectacular, legendaria, imborrable y extraterrestre. En los últimos quince encuentros del año (es decir, des del partido 4 de la Semifinal de Conferencia frente a Indiana hasta el último, el del anillo, Lebron promedió 31,7 puntos (en un 51,5% de acierto en el tiro), 10,8 rebotes, 5,9 asistencias y 1,5 robos por partido, en 44,5 minutos de media en pista.
Os preguntaréis como es posible que un jugador haga todo esto. ¿Qué pasa, que es capaz de jugar en todas las posiciones? Pues casi. Lebron asistió como lo haría un base con visión de juego, sacaba su fusil al más puro estilo Reggie Miller, dejaba sorprendidos a todos con mates a lo Erving, posteaba como el mejor Olajuwon y protegía la pintura como si fuera igual de poderoso que Shaquille.
2012 quedará para siempre como el año en que vimos la demostración de que un solo jugador puede hacer el trabajo de todos y hacerlo bien. Una habilidad que, como mucho, puede apreciarse una sola vez por generación. De aquel niño con cuerpo de hombre e ilimitados y extraordinarios potenciales físicos pero ordinarios límites mentales en el crunch time, a un hombre entre hombres, el más polivalente de entre todo un deporte lleno de especialistas.
Gran parte de culpa la tienen sus entrenadores en Miami y USA respectivamente: Erik Spoelstra y Mike Krzyzewski. El primero dio rienda suelta al talento de James desacotándolo de una posición fija; el segundo recogió el testimonio y lo puso al mejor servicio del equipo olímpico estadounidense ese verano.
El primer anillo de una lista todavía inacabada y el segundo oro olímpico a los 27 años son aquí el resultado de la buena gestión de tal enorme potencial. Intruduzcamos ahora su tercer MVP de la NBA en cuatro años y su primer MVP de las Finales, y tenemos aquí un monopolio solo antes visto en la figura de Michael Jordan en 1992. Su inclusión en el All-Star, en el primer quinteto del año de la NBA, en el primer quinteto defensivo de la NBA, así como el “Sportsman Of The Year” de Sports Illustrated son todos “títulos menores”, pero redondean un currículum para 2012 de LeBron James que no tiene parangón.
Lebron nunca olvidará este 2012. Nosotros, tampoco. 2012, el año de Lebron.
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