Stefan Markovic es uno de esos jugadores que, sin llegar a tener un nivel NBA, más que nada por no cumplir el perfil anotador del base norteamericano, está un paso por delante del resto de jugadores corrientes, está en el lado bueno de la línea que divide la mediocridad del talento. Condiciones al serbio no le faltan.
El jugador salido de la cantera del Novi Sad y creado como tal en el Hemofarm es un jugador con un nivel técnico muy bueno, buen drible, y una mecánica de tiro rápida y efectiva. La huella es visible en ese apartado de su juego. Ahora bien, lo que le diferencia de la mayoría de los bases yugoslavos es una cualidad de la que muchos jugadores formados en la estricta doctrina del este de Europa es su imaginación para crear juego por su cuenta, dejando aparte una visión de cancha bastante superior a la media.
En ataque es un jugador bastante sobrio y, por qué no decirlo, algo previsible. No es un mal tirador de tres ni de media distancia, pese a no ser su especialidad. Su mayor virtud es la llegada al aro, algo potenciado por su altura, más propia de un escolta (1.96 cm) que lo coloca como uno de los bases puros más altos de Europa. Sin embargo, en ataque prefiere pasar antes que tirar, sobre todo buscando al tirado abierto, el pick n’roll o después de penetrar.
En defensa es bastante competente. Si bien no es su especialidad, combina unos muy buenos fundamentos con una gran inteligencia y hacen de él un marcador difícil, sobre todo en el perímetro.
El perfil general de juego en Markovic sería el de un base director de juego, talentoso, capaz de llevar el juego con solvencia en pista, de no perder el control y de aportar calma en los momentos finales. Ofensivamente no es una bestia, pero eso no es problema si tenemos en cuenta que prefiere pasar antes que tirar. Además de todo esto, es un jugador extremadamente listo, capaz de tratar con los árbitros en cuanto a faltas personales y discusiones sobre alguna decisión en concreto.
En resumen, el futuro de Markovic es brillante. Podría perfectamente ajustarse a los grandes equipos europeos y ya está en uno que aspira a serlo, dentro de un proyecto ambicioso y joven, que se ajusta a su filosofía de juego. Le falta, como a todo base joven, experiencia, aunque ya es un jugador muy hecho y capaz. En un par de temporadas, unido a una mejora en el tiro, de momento bastante mediocre, podríamos estar viendo un nivel de juego y organización en pista de los más altos de Europa.
El jugador salido de la cantera del Novi Sad y creado como tal en el Hemofarm es un jugador con un nivel técnico muy bueno, buen drible, y una mecánica de tiro rápida y efectiva. La huella es visible en ese apartado de su juego. Ahora bien, lo que le diferencia de la mayoría de los bases yugoslavos es una cualidad de la que muchos jugadores formados en la estricta doctrina del este de Europa es su imaginación para crear juego por su cuenta, dejando aparte una visión de cancha bastante superior a la media. En ataque es un jugador bastante sobrio y, por qué no decirlo, algo previsible. No es un mal tirador de tres ni de media distancia, pese a no ser su especialidad. Su mayor virtud es la llegada al aro, algo potenciado por su altura, más propia de un escolta (1.96 cm) que lo coloca como uno de los bases puros más altos de Europa. Sin embargo, en ataque prefiere pasar antes que tirar, sobre todo buscando al tirado abierto, el pick n’roll o después de penetrar.
En defensa es bastante competente. Si bien no es su especialidad, combina unos muy buenos fundamentos con una gran inteligencia y hacen de él un marcador difícil, sobre todo en el perímetro.
El perfil general de juego en Markovic sería el de un base director de juego, talentoso, capaz de llevar el juego con solvencia en pista, de no perder el control y de aportar calma en los momentos finales. Ofensivamente no es una bestia, pero eso no es problema si tenemos en cuenta que prefiere pasar antes que tirar. Además de todo esto, es un jugador extremadamente listo, capaz de tratar con los árbitros en cuanto a faltas personales y discusiones sobre alguna decisión en concreto.
En resumen, el futuro de Markovic es brillante. Podría perfectamente ajustarse a los grandes equipos europeos y ya está en uno que aspira a serlo, dentro de un proyecto ambicioso y joven, que se ajusta a su filosofía de juego. Le falta, como a todo base joven, experiencia, aunque ya es un jugador muy hecho y capaz. En un par de temporadas, unido a una mejora en el tiro, de momento bastante mediocre, podríamos estar viendo un nivel de juego y organización en pista de los más altos de Europa.
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