El
señor Alex Abrines decidió que hoy era su día, fuese cual fuese el resultado, y
así fue. Los 31 puntos del Junior de Oro español no sirvieron para que la
victoria se quedase en Málaga, provocado principalmente por el enorme trabajo
de equipo de un Estudiantes muy necesitado de victorias, y que la conseguida
hoy le sabe a gloria. Unicaja no levanta cabeza últimamente, y más si ningún
jugador, salvo el ya mencionado Abrines, pasa de los 10 puntos. Un desastre en
la Costa del Sol que se debe solucionar pronto.
Como de
costumbre, el partido no empezaba mal para Unicaja, y la igualdad parecía que
estaría presente en todo el encuentro, aunque no fue así. Ya comenzaba a
notarse que sería el día de Abrines, con 5 puntos en apenas 5 minutos. La
solidez de equipo de Estudiantes podía con la calidad individual de los
jugadores de Unicaja, por lo que el primer periodo finalizó con ventaja de 3
para los visitantes (16-19).
De
nuevo le ocurría lo mismo a Unicaja, el juego de equipo de Estudiantes estaba
superando con creces las individualidades de Unicaja y la figura de Abrines,
que se marchaba con 16 puntos al descanso, aunque la ventaja seguía siendo de
los visitantes (32-40).
El paso
por vestuarios benefició en gran medida a Estudiantes, que secó completamente a
Abrines, dejándole en solo 2 puntos en el cuarto, y con un nivel ofensivo
bastante alto. El partido pareció sentenciado al final del tercer periodo, con
13 puntos de desventaja a los que tendría que sobreponerse Unicaja, demasiado
difícil (44-57).
Pero
parece que para el joven Abrines no existe la palabra imposible. Se dejó la
piel sobre el Martín Carpena para llevar a su equipo a la victoria, pero su
equipo no acompañó como debía, y a pesar de sus 31 puntos, la victoria voló
rumbo a Madrid, donde están mucho más necesitados que en la Costa del Sol.
Quizá lo más positivo del encuentro sea la explosión de Abrines que vendrá muy
bien en un futuro inmediato para regenerar el equipo.
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