Unicaja
no aprende, y ya son 9 derrotas en 11 partidos. Bien es cierto que el rival no
era el más adecuado para inspirar confianza, pero son ya demasiadas las
derrotas que Chus Mateo lleva a la espalda. Digo Chus Mateo porque siempre se
suele mirar al puesto del entrenador en los momentos de necesidad. Lo mejor
quizá del encuentro, el debut de Devries, que con 7 puntos ya va cogiendo ritmo
de competición para rendir tal y como se espera de él. Por su parte, Abrines
tuvo un partido mucho más discreto que el de la semana pasada, logrando solo 6
puntos.
El
partido comenzó tal y como Unicaja nos tiene acostumbrados, con una clara y
rápida ventaja para el rival, sin restarle mérito a los de Dusko Ivanovic, que
salieron directos a comerse a Unicaja, dejándoles en tan solo 6 puntos al final
del primer periodo (20-6).
El
segundo periodo sirvió de escarmiento para Unicaja, que se puso las pilas y le
endosó al Baskonia 26 puntos, pero los baskonistas no se quedaron atrás y
anotaron otros 24. Razón principal por la que la ventaja seguía siendo local, y
además con contundencia (44-32).
Poco
cambió el partido a raíz del descanso. Unicaja bajó los brazos, y el Caja
Laboral se dedicó a aumentar sus dígitos, llegando a disponer de ventajas
superiores a los 20 puntos. El partido estaba sentenciado a falta de los
últimos diez minutos (67-47).
Poco
pudo hacer Unicaja en los minutos que quedaban. Los jugadores se resignaron y
esperaron el final, solo Abrines y Devries siguieron intentándolo hasta el
último suspiro, aunque sin premio ninguno de los dos. Unicaja debe cambiar
mucho, lo llevo diciendo desde la Copa del Rey, para que la temporada tenga
premio alguno, pero ese premio parece más lejos de los imaginable.
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