La temporada del Madrid empezó con la idea de formar un equipo rápido y fuerte al contraataque. Pablo Laso llegó al conjunto madridista exigiendo a la dirección técnica una plantilla de gente veloz, de gente que pudiese correr la cancha y atacar a gran velocidad durante todos los partidos. Laso contó con Sergio Llull como base para el proyecto, a sabiendas de que el jugador merengue llevaba ya un par de temporadas jugando un gran número de minutos como escolta. Llull siempre fue una duda dentro del entorno del Madrid cuando tenía que ejercer de director de juego, ya que sus cualidades como jugador le capacitan para desplegar un mejor rendimiento jugando como escolta. Pero esta temporada las cosas han cambiado. Tras proclamarse campeón de Europa con España, Llull regresó al Madrid conociendo perfectamente la idea de su entrenador: iba a jugar como base. Junto a Sergio Rodríguez, forma una de las parejas más dinámicas de toda la liga, ya que entre ambos están haciendo correr al Madrid y llevando al equipo a mantener un sello de identidad.
El rendimiento de Llull en lo que va de temporada ha ido de menos a más. Comenzó dosificándose en su juego, combinando sus minutos junto al otro Sergio, y aportando poco a poco a la estadística según avanzaban las semanas. La titularidad llegó desde el principio, y el jugador menorquín sabe de la importancia que supone ser el base titular de todo un Real Madrid. Su juego combina perfectamente con el de su compañero de posición, ya que a pesar de sus facultades físicas, Llull es capaz de dirigir también el juego en estático, aunque no sea su mejor aportación, pero poco a poco ha sido capaz de crecer en este aspecto (dos temporadas junto a Pablo Prigioni son siempre de gran ayuda, claro está). Las estadísticas hablan por si solas: Lull está promediando 8,3 puntos en 23 minutos de juego por partido, además de aportar 3,8 asistencias 1,8 rebotes. Números que indican su transformación en un base completo, capaz de anotar y repartir juego cuando el equipo lo requiere.
Gran mérito de la transformación de Llull la tienen tanto él como sus entrenadores. Llull explotó en el Madrid en la temporada 07/08, cuando empezó a disputar minutos habiendo llegado el play-off anterior procedente del Manresa. Mejoró en todos los aspectos del juego, especialmente en el tiro, y desde esa base comenzó a crecer. Poco a poco daba muestras de su capacidad atlética, lo que llevo a muchos a empezar a considerarlo como un portento físico de gran futuro. La llegada a la Selección no tardó en producirse, y con el equipo internacional ya ha logrado ganar 2 medallas de Oro en el Europeo. En el Real Madrid, junto con Felipe Reyes, forma la columna vertebral de jugadores emblema, a los que se han ido sumando otros como Tomic o Suárez. Llull tiene mucho que ofrecer, mucho camino por delante, pero sin duda junto a Pablo Laso puede dar lo mejor de si mismo, gracias a esa combinación explosiva entre talento, capacidad física y sacrificio.
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