Un regalo en forma de medalla de oro

Después de quedar como el máximo taponeador de la NBA, Ibaka afrontaba este verano con una ilusión especial, había sido convocado para jugar con la selección española. Pero había un 'pero': debía de ser nacionalizado de forma express y algunas voces criticaron el que se convirtiese en ciudadano español. Estas voces criticaban que este proceso se llevase a cabo más por intereses deportivos que por el hecho de que el jugador congoleño se sintiese español. Ibaka lo dejó bien claro en una de las múltiples entrevistas que le hicieron: "me siento muy identificado con España y para mí será un orgullo el representar a este gran país" Con estas palabras pareció cortar de raíz la polémica y en entrevistas posteriores daba cuenta de sus buenas intenciones por para el equipo. Después de conseguir en el último momento, y no sin esfuerzo, la nacionalización, afrontaba esta gran aventura con el objetivo de cumplir un sueño: ganar la medalla de oro.


Empezó la concentración con timidez, pero ya se encargaron sus compañeros de hacerle sentir como uno más. La sucesión de bromas, partidos de ping pong y a la play era la dinámica del equipo durante la concentración para integrar de la forma más rápida posible a todos los nuevos jugadores. En la pista la cosa no variaba mucho, se ha podido ver frecuentemente a todos los jugadores dar palabras de ánimo a Serge.


Y es que el bueno de Serge le ha costado un poquito más adaptarse a la forma de juego de España, por lo que le han caído muchas críticas a lo largo de este Eurobasket. Pero la cordura volvía al aficionado al darse cuenta de que este jugador no lleva toda una vida jugando en el equipo como el resto de sus compañeros. Por ello, más que una crítica debía de reconocerse como mérito el hecho de que haya sido capaz en tan poco tiempo de entender, leer y ejecutar el juego español.


Por otro lado, ha demostrado estar en los momentos decisivos. En el partido contra Macedonia, estuvimos varias veces contra las cuerdas debido a que nuestro rival utilizaba el factor sorpresa para desestabilizarnos con un descaro digno de un equipo joven y con talento. Ibaka dio unos grandísimos minutos de calidad en los que aportó ese plus en defensa que nos faltaba, siendo clave para llegar de forma cómoda a los minutos finales del partido.


Contra Francia salió a por todas, con ganas de demostrar porqué fue elegido en la concentración y con el objetivo claro de lograr el oro. ¡Y qué espectáculo señores! ¡Qué derroche de talento! Sencillamente magistral la lección de baloncesto que dio este jugador. Señor jugador, mejor dicho. Hizo 5 tapones en 3,47 minutos. Para los franceses su sentencia a muerte en el ataque, para nosotros un deleite para la vista.


Sin duda estamos ante un jugador que va a dar mucho de qué hablar, pero para bien, no se me angustien. Y es que este jugador de 2,08 cuyos piernas se parecen más a dos muelles que a unas extremidades humanas, no sólo es grande en la cancha, sino también fuera de ella. Es ya conocido su carácter caritativo en las zonas más pobres de África y su ardiente defensa del baloncesto como filosofía de vida en su tierra congoleña. Por eso en la grada, mientras el gana el oro, estaban su hermana y su mejor amigo como representantes de todos sus paisanos, quienes con orgullo ven como este joven que emigró buscando una oportunidad se ha convertido en un jugador respetable para el resto del mundo. Y es que esa medalla de oro, no solo era un regalo por su cumpleaños, sino también un hombre que está dispuesto a que los países ricos se acuerden de ese continente conocido por todos y no recordado por ninguno.