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lunes, 19 de septiembre de 2011

Navarro, por fin es tuyo.



Un hombre acostumbrado a ser el segundo. Siempre por detrás de un crack que ha conseguido dos anillos. Es el Sancho Panza español, al que se le recuerda de forma casi constante que si no fuese por ese hombre llamado Pau Gasol, sería el mejor jugador de la historia del baloncesto español. Pocas veces galardonado pese a su desmonumental talento. Por fin consigue ser el MVP de un campeonato con la selección.


"MVP, MVP, MVP" coreaba la grada. Sus compañeros celebraban cada uno de sus tiros imposibles que acababan dentro del aro ante la impotente mirada del rival. Los familiares le hacían la ola en un acto de reverencia a alguien que ha jugado durante todo un campeonato en un estado de gracia con el que tanto han sufrido nuestros contrincantes. 


Y es que Navarro ha dado una 'master class' de como jugar a este deporte. Determinación, garra, talento, imaginación y carácter son algunos de los calificativos que se le pueden aplicar a este jugador. Yo me quedo con uno: grande, tanto dentro como fuera de la pista.


¿Recuerdan aquél partido contra Lituania?¿Y el de Serbia?. ¿Recuerdan el partido contra Macedonia? Y supongo que la final de ayer contra Francia también se habrá quedado en nuestra memoria. Si les pregunto quién fue el hombre más determinante en cada uno de esos encuentros responderán casi al unísono "Navarro".


Es increíble como un jugador con tan poco aptitud física para este deporte pueda plantar cara con esta soberbia. Bien es cierto que ya no tiene la explosividad física de antaño, pero ha sabido conpensarla con madurez y una enorme mentalidad ganadora. Esto último es lo que yo, en mi humilde opinión, destacaría de este pedazo de jugador. Tiene una cabeza muy bien amuebla, sabe lo que quiere el equipo y su efectividad y sangre fría en los momentos en el que el balón quema le convierte en unos de esos privilegiados a los que se le permiten saltarse el sistema si el propio jugador lo prefiere. El único 'pero' que tiene es en aquellos momentos en los que se enfada y pierde la concentración, siendo la única forma de sacar al jugador del partido. Pero gracias a que sus compañeros de selección le conocen como si de un hijo se tratase, saben indicarle cuando debe de prestar atención a las intimidaciones del rival o las decisiones arbitrales y cuando no. Un ejemplo fue en la final del partido de ayer, en el que Navarro fue a reprochar una falta y el mismo Marc Gasol le cogió de la muñeca para sacarle de esa situación. 


Pese a todo ello, Navarro es un genio y esperemos que siga siendo así durante muchos años. Sus espectaculares 35 puntos sobre una sorprendente e increíble Macedonia y los 27 puntos de ayer solo es una muestra del regalo de la naturaleza en forma de jugador de basket que nos han dado a los seguidores de este trepidante deporte.


Y por din llegó el día, por fin un reconocimiento al capitán de este grandísimo equipo. La entrega del trofeo 'MVP' a Juan Carlos no solo significa un reconocimiento al mérito puramente deportivo sino un refuerzo a la cuestión moral de que es algo más que 'el segundo por detrás de Pau'. Simplemente queda añadir una cosa. Enhorabuena 'Juanki'.

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