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domingo, 24 de enero de 2016

Dirk Nowitzki, el kaiser aleman, se retira de la seleccion

Se Retira de la selección. Uno de los mitos del basket mundial  en estos últimos años ha decidido poner fin a su carrera en la selección nacional. Por lo tanto muchos seremos los que echaremos en falta el talento y la calidad del "kaiser alemán".

Foto via Basket4us

En el día de hoy, se ha conocido oficialmente que el jugador NBA de Dallas Mavericks, el alemán Dirk Nowitzki, deja la selección después de muchos años cosechando éxitos para su país. El jugador teutón seguirá unos años más en la NBA.

El jugador alemán debuto con la selección alemana en Febrero de 1997 y desde entonces gano un oro mundial en 2002 y una plata en el mundial de 2005 en Serbia. Además durante toda su trayectoria con la selección nacional ha anotado 3045 puntos.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Nowitzki supera a 'Shaq' como sexto máximo anotador de la historia de la NBA

En la victoria de ayer ante Brooklyn tras prórroga, el internacional alemán, que acabó con 22 puntos, consiguió superar a Shaquille O´Neal como sexto máximo mayor anotador en la historia de la liga.



Son pocos los que pueden presumir de formar parte de una lista donde tan solo Dirk Nowitzki es el único jugador europeo en formar parte de ella. Y es que el máximo anotador del viejo continente ha sido capaz durante su carrera de añadir además a su lista de logros un anillo de la NBA (2010/2011), MVP de la temporada (2006/07), integrante del mejor quinteto NBA por cuatro ocasiones o participar en trece All-Stars, entre otras hazañas.

"Podría decirse que es el hombre alto más dominante que nunca ha jugado a este deporte", afirmó Nowitzki sobre O'Neal ante los medios de comunicación. "Así que es un poco surrealista el estar allá arriba entre los más grandes de todos los tiempos."


La lista de los diez máximos anotadores de la historia de la liga está formada por los siguiente nombres, reflejando los jugadores aún en activo en mayúsculas:

1. Kareem Abdul-Jabbar 38.387

2. Karl Malone 36.928

3. KOBE BRYANT 32.916

4. Michael Jordan 32.292

5. Wilt Chamberlain 31.419

6. DIRK NOWITZKI 28.609

7. Shaquille O’Neal 28.596

8. Moses Malone 27.409

9. Elvin Hayes 27.313

10. Hakeem Olajuwon 26.946




jueves, 10 de septiembre de 2015

España se puso el mono de trabajo y estará en octavos (76-77)

España ganó a Alemania por 76-77 en el partido más importante en lo que iba del torneo para los de Scariolo. Bueno, para los alemanes también lo era. Un "win or go home" de toda la vida. Capitaneados por Sergio Rodríguez, Llull y Pau Gasol, España estará en la fase final, en los octavos. 

Foto: Getty
La victoria de España, más allá de valer un pase a octavos tiene muchos puntos positivos. El primero, el principal, los de Scariolo completaron su mejor partido del torneo. A partir del tercer cuarto España se puso el mono de trabajo, apretó los dientes y defendió. 

Defendió como nunca antes lo había hecho.

Sergio Rodríguez apareció en el Eurobasket. Se le esperaba. Su torneo había sido discreto pero la barba no podía esconderse cuando su equipo más lo necesitaba. Desde el banquillo capitaneó a España en el tercer cuarto. Pau Ribas siguió confirmando que es, junto a su tocayo Gasol, el jugador más regular en este Eurobasket para España. Siguió inmenso desde el triple pero además fue un perro de presa defensivo.

En el último, el definitivo, el guión le guardaba un papel protagonista a Llull. Momento caliente, como tantas otras veces lo había hecho en el Madrid y se la jugó. 

No le tembló el pulso en los tiros libres como sí a Schröder (el cual no merecía este final después de su torneo y último partido).

Ah, también fue el último partido de un histórico Dirk con su selección. Como consuelo quedará que los aficionados a la NBA podremos verle todavía unos años. Gracias por tanto.

Quizá el partido acabará siendo un punto y aparte para España. Volvió a recuperar la defensa, lo más importante. No estuvo tan bien en el ataque pero lo primordial es recuperar las sensaciones en el otro lado de la cancha.

Lo hizo.

lunes, 29 de septiembre de 2014

El inexorable declive

"Tempus fugit" decía hace más de dos milenios el inmortal poeta Virgilio, al que luego Dante Alighieri utilizaría de guía en su travesía por el Infierno ansiando hallar a la Beatriz amada. Y verdaderamente el veloz transcurrir del tiempo ha sido siempre una preocupación y fascinación para los hombres, que han contemplado su cuerpo marchitarse a la par que a su alrededor todo cambiaba. Los suspiros cósmicos son eternidades para la vida de los simples humanos, y más breves que un simple parpadeo son las carreras de los deportistas de élite.

Escribía hace unos años en MARCA el preparador físico de Nowitzki, cuando el alemán tenía aún 28, que su trabajo se basaba en mantener al crack alemán en perfectas condiciones y que había diseñado un plan para que siguiera mejorando en todos los aspectos, ya más allá de lo técnico, hasta chocar con la frontera de los 32. A partir de ese momento comenzaría un declive que buscaría atenuar. 8 años después de eso, y con 36 años en la mochila de uno de los mejores ala-pívot de todos los tiempos y gran revolucionario de su posición, lo cierto es que el gran guardián de Dirk acertó con el pronóstico, aunque su pupilo se resista a dejar que el invencible paso del tiempo consuma unas capacidades privilegiadas.

"Father time" lo llaman en la NBA, y muchas leyendas o grandes jugadores de la última década de la Liga ya han ingresado en ese "selecto" club. El panorama que observarán los que se aficionen a este baloncesto dentro de cinco años diferirá mucho del de aquellos que lo hicimos en aquel, parece ya lejano, 2005. Una rápida mirada a la lista de los jugadores más veteranos en activo hace brillar a dos nombres en el Top-3: Steve Nash y Tim Duncan, de los que hablaremos para comentar las grandes diferencias en su manera de sobrellevar la edad.

En primer lugar está el base canadiense, genio entre genios y auténtico dominador de la posición de base de los Phoenix Suns y del Oeste durante más de un lustro, comandando un equipo espectacular y anotador al que hacía bailar al son de sus pases vertiginosos, sus triples decisivos y un manejo de balón privilegiado. Sin embargo ya son más de 40 años los que calza en sus botas, y junto con las lesiones han venido a cobrarse un terrible peaje. El Nash de los últimos dos años, coincidiendo con su llegada a los Lakers, no ha sido el mismo que brillaba en Arizona, y sus problemas de espalda han provocado que solo haya jugado en 65 de los 164 partidos posibles. Varios factores podrían explicar esta derrota frente al tiempo: una lesión crónica que provocaba que el ex de Santa Clara tuviese que tenderse en el suelo al llegar al banquillo para recibir tratamiento, dejar de ser observado por el unánimemente reconocido como mejor equipo médico de la NBA y, especialmente, un estilo de juego que se combina con una hinchazón de minutos tremenda para un jugador que ya al moverse a California frisaba los 39.

Cuán diferente es la historia de Tim Duncan, el sempiterno "21" y ala-pívot de la dinastía Spur. Precisamente en los albores de la temporada 2006-2007, en ese verano en el que España ganó el Mundial de Japón y el preparador físico de Nowitzki decía que su pupilo aún tenía mucho baloncesto para dar, varios analistas daban por muertos a los de San Antonio y hablaban de que Duncan comenzaba su declive después de haber sufrido una fascitis plantar que le había lastrado el año anterior. Ese 2007 sería el de la masacre en las Finales a unos Cavaliers que se vieron destruidos por un bloque tan sólido como su líder y dirigido por un Tony Parker estelar. De nuevo se anunció el final del reinado de Duncan para reducirlo a mero escudero, dado que el base francés había tomado las riendas del equipo texano.

Con 7 años de perspectiva podemos comprobar la magnitud del error de aquellas palabras, que sin embargo sonaban tan acertadas en la 2006-2007 recién finalizada, y también la diferencia en el tratamiento dado a Nash y a Duncan. Los minutos del base disminuyeron levemente y se mantuvieron en unos baremos de 33/34 por encuentro, aproximadamente, durante los siguientes cuatro años. El ala-pívot, en cambio, solo siguió jugando ese tiempo las dos temporadas siguientes, y ya en la 2009-2010 pisaba la cancha "solo" 31 minutos cada partido. Ese número, de un jugador dos años "menor" que Nash, recordemos, descendió hasta los 28 minutos por encuentro que promediaría en las dos siguientes, amén de las decisiones de Popovich de no utilizarlo en "Back to backs" y salvaguardarlo lo más posible. En el acumulado Nash jugó 4458 minutos y Tim 3790 en el transcurso de la 2010-2011 y la 2011-2012. Una diferencia muy considerable cuando ya ambos habían más que entrado en sus treintas.

En la era de los físicos privilegiados es muy interesante realizar estas comparaciones y observar cómo lucha cada jugador contra el limitador que a todos nos llega. Duncan o Nowitzki, aquí mencionados, son los grandes desafiantes al paso de los años, y en cambio Nash es una prueba fehaciente de que hasta los mejores tienen que ceder ante lo imparable. ¿Qué hay, hablemos de españoles en la NBA, de Pau Gasol? Acusado en los últimos tiempos de desgana, de poca entrega defensiva y de no rayar al mismo nivel con el que brilló en los Lakers durante 4 años, ¿en qué medida ha podido ser esto fruto de la edad?, ¿ha llegado el "Father time" también para nuestro mejor jugador?


Lo cierto es que reducir todo a un solo factor, como hemos observado, es muy complejo. Y si bien la edad es una variable que siempre debemos introducir todo el contexto que rodea al jugador siempre influye. Desde la espalda de Nash hasta los minutos de refresco de Popovich y la diferencia de estilo de juego de Spurs y Suns. Del equipo médico de unos y otros, lo lejos que se internaron en Playoffs y los golpes recibidos. En el caso de Pau los años se han cobrado su precio en una merma considerable de su velocidad y una reducción de sus antaño raudos ataques a la canasta. Pero sin duda podemos apuntar a dos factores muy relevantes en su bajada de rendimiento: el estado mental y el estilo de juego de Mike D´Antoni. El primero de estos se suele obviar, dando mucha más importancia al "Run and gun" del ex entrenador de los Suns, que no casaba para nada con las características de un Pau que se tuvo que buscar la vida a más de cinco metros del aro, y hacemos mal, puesto que debemos recordar que en el frustrado traspaso por el que Chris Paul hubiese acabado en Los Ángeles estaba implicado el catalán. Lamar Odom salió de los Lakers poco después, y la cabeza de Pau, antaño ídolo del equipo, dejó de estar al 100% centrada en su equipo. La llegada a los Bulls podría insuflar aire fresco en su cuerpo, aunque hemos visto en el Mundial que las minutadas pueden ser letales, y estas tesis aquí defendidas se verán falsadas, o no, cuando naveguemos por el mes de febrero y comprobemos su adaptación.

Héroes, no hemos mencionado al siempre peligroso y trabajador Kobe Bryant, leyendas e iconos de una Liga por cuyo sendero aún transitan pero que pronto llegará a su final. Cada uno combatiendo a Cronos de la manera que mejor sabe o puede, pero siempre conservando el aroma y la esencia de esos jugadores que hicieron del principio del Siglo XXI una fiesta en la NBA. ¿Quién se atreve a descartarlos?


Fotos: NBA

martes, 16 de septiembre de 2014

Dirk Nowitzki jugará el próximo Eurobasket; los problemas con el alcohol sacuden a Greg Oden y Tim Duncan aparecerá en un cómic

El verano es agua pasada, y si bien el mercado ha terminado por calmarse a falta de las últimas incorporaciones para el cada vez más cercano training camp, los jugadores siguen dando titulares, como son los casos de Dirk Nowitzki, Greg Oden y Tim Duncan.
Dirk Nowitzki / Getty Images
basket4us.com
De acuerdo a lo desvelado por el diario Bild, Mark Cuban, propietario de los Dallas Mavericks, ha dado permiso a Dirk Nowitzki para que pueda disputar el Eurobasket del próximo año con Alemania. Como bien cabe recordar, una de las sedes del torneo continental será Berlin, algo que ha motivado aún más si cabe su vuelta al combinado nacional. 

Un Nowitzki, que a sus 35 años, aseguró en unas declaraciones a RP Online que su deseo era volver a enfundarse la camiseta de su país para liderar a los suyos, algo de lo que finalmente no le ha privado su jefe. En la pasada temporada el ala-pívot germano promedió 21'7 puntos, 6'2 rebotes y 2'7 asistencias en casi 33 minutos por encuentro.

Greg Oden / Getty Images
basket4us.com
De la esperanza al ostracismo, las sensaciones indicaban que Greg Oden podía dejar las lesiones atrás y encauzar su carrera de la mano de los Miami Heat. Si bien el pívot sólo pudo disputar 23 encuentros debido a sus maltrechas rodillas, han sido sus problemas fuera de las canchas, concretamente con el alcohol los que le han devuelto a la cuerda floja, tal y como explicaba su ya ex compañero James Jones.

“Cada vez que Greg parecía poder volver, algo ocurre”, ha asegurado James Jones en palabras recogidas por ESPN “Es infortunio. Obviamente (la situación con su ex novia) es diferente que cualquier cosa a la que se haya enfrentado antes”.

Y es que durante la pasada campaña, se le ha visto frecuentando bares y restaurantes para ver los partidos cuando el equipo de South Beach estaba de gira. Algo que se vio eclipsado cuando fue acusado de violencia doméstica con su ex novia. Un problema que puede acabar por sepultar su trayectoria.



Una de las anécdotas de los últimos días las deja Tim Duncan. Reconocido fan y seguidor de del personaje de cómic "The Punisher", tendrá la oportunidad de ver como aparece en uno de los próximos números de los tebeos de Marvel.

lunes, 25 de agosto de 2014

Los planes de Mark Cuban

Los Mavericks han realizado una nueva reestructuración de su plantilla este verano. Jugadores como Vince Carter (aún queda en la retina de los aficionados su heroico Buzzer-beater en la eliminatoria contra los Spurs, aunque a la postre no sirviera para avanzar de ronda), Shawn Marion o José Manuel Calderón han abandonado el equipo, pero a la vez Tyson Chandler, Jameer Nelson y sobre todo Chandler Parsons se han incorporado a los texanos para volver a atacar el trono de la NBA, conquistado en la ya lejana 2010-2011.



Pieza capital de este proyecto será un Dirk Nowitzki que ha renunciado a mucho dinero para continuar durante los tres últimos años de su carrera en el equipo en el que lleva jugando desde 1998. El que probablemente sea el mejor jugador europeo de la Historia tiene ya 36 años pero sigue pudiendo aportar muchos puntos con esa muñeca legendaria desde mucho más allá de la zona. Sin embargo el propietario de los Mavs, el siempre polémico Mark Cuban, ha decidido fijarse en los que han sido sus grandes rivales en la Conferencia Oeste durante esta última década y media plagada de éxitos.


En declaraciones a Sport Illustrade Cuban ha dicho que el secreto está en descargar de responsabilidad al alemán y que los jugadores de rol aporten mucho, creando una anotación muchísimo más repartida y con una amplia gama de peligros para el oponente. Chandler Parsons, Devin Harris, Jameer Nelson, Monta Ellis o Brandan Wright deberán ser eficaces acompañantes del ala-pívot, en un curso que se presenta ilusionante de nuevo pese a la gran dificultad de los equipos que juegan en la Costa del Pacífico. Si logran crear esa "red de seguridad" alrededor de su estrella a buen seguro llegarán lejos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Dirk Nowitzki: el alemán que conquistó América

La NBA es un deporte mundial, ejemplo de la globalización que ha sufrido el mundo en las últimas décadas gracias a unos avances tecnológicos imposibles siquiera de imaginar para aquellos que nacieron en una época algo más lejana. 

Foto: somosnba.com
Y es que, mientras que LeBron James realiza un poderoso mate en el American Airlines Arena o Tim Duncan anota su clásico tiro a tablero en el AT&T Center, un individuo cualquiera, medio planeta separado de dicha acción, vibra con ella desde la pantalla de su televisor. 

Pero no siempre fue así, y como para otros muchos aspectos, siempre ha tenido que haber pioneros. Y si hablamos de este deporte, uno de los que más ha hecho a favor de la internacionalización de esta liga no ha sido otro que Dirk Nowitzki.

Pero empecemos por el principio. Mucho antes de convertirse en la leyenda que es a día de hoy, el 41 de los Mavericks tuvo que pasar por el siempre difícil proceso de adaptación a una liga como la americana para un rookie, especialmente complicado para un chico acostumbrado a otro tipo de juego [no hay que olvidar que se formó en el DJK Würzburg, equipo de su ciudad natal y militante de la segunda división alemana]. Así, tras impresionar a propios y extraños en Europa, en su temporada de debut no puedo más que firmar unos discretos promedios de 8.2 puntos y 3.4 rebotes en 20 minutos, en una temporada con asterisco por el lockout que retrasó el comienzo de la temporada regular hasta Febrero y de la que se jugaría poco más de la mitad del calendario oficial. Dallas solo ganaría 19 partidos y un frustrado Nowitzki meditaría en más de una ocasión su vuelta a Alemania. Curioso pensar que, de haber tomado tal determinación, miles de chicos a día de hoy habrían perdido un modelo a seguir. Pero no lo hizo, y eso no es casualidad.

Si hay alguien en el mundo que conozca bien a Dirk Nowitzki, ese es Holger Geschwindner. 20 años han pasado ya desde el primer encuentro de maestro y pupilo, cuando ambos se conocieron y empezaron a entrenar juntos en sesiones individualizadas organizadas por el que fuera ex-jugador alemán, quién desde el principio supo reconocer el talento latente en el pequeño Dirk. Desde entonces han pasado por muchas cosas, desde la consagración como jugador destacado, para posteriormente estrella de Dirk, al MVP de 2007, pasando por los sinsabores con la selección alemana. Pero sin duda, 2 momentos han marcado su carrera, y su amistad con Holger: el verano de 2007, y los Playoffs de 2011. Pongámonos en antecedentes.

2007: Los Mavs, tras una temporada totalmente espectacular, en la que ganan 67 de los 82 partidos disponibles [81.7%] y son el mejor equipo de la NBA, cuentan en sus filas con la mejor versión de su líder teutón, quién a final de temporada es nombrado MVP de la temporada gracias a unos promedios de 24.6 puntos y 8.9 rebotes, siendo el quinto jugador en la historia en entrar al club del 50-40-90 [promediar un 50% en TC, un 40% en T3 y un 90% en TL), tras Larry Bird, Mark Price, Reggie Miller y Steve Nash. Con estos antecedentes, eran de forma clara uno de los principales aspirantes al anillo…pero el destino les tenía reservados otros planes.

Y es que tras una infernal serie con los Golden State Warriors, alentados por su afición por un slogan que se haría eterno (“We Believe”), Dallas acababa doblando la rodilla ante un equipo liderado magistralmente por Baron Davis. Era el mayor fiasco de la carrera de Dirk, y las críticas acerca de que no servía como piedra angular de un equipo campeón no tardaron en llegar.

Inmerso en una crisis personal, Dirk se apoyó en su entrenador, y como terapia de choque, en la que trataría de encontrarse con su viejo yo, ambos viajaron juntos… a Australia. Allí, a las faldas del Ulurú, el denominado como ombligo del mundo, alumno y maestro compartieron la última de sus lecciones: hasta que no miras las cosas con perspectiva, no valoras cada detalle en su plenitud. No importaba tanto el pasado, los fracasos y éxitos vividos. Importaba el hecho de que, aunque quizá no se hubiera dado cuenta Nowitzki hasta entonces, el destino le había hecho pasar ese amargo trago deportivo para renacer de sus cenizas. Quizás llegara el día en que pudiera redimirse, pero para ello tenía que no rendirse. Más que una lección de baloncesto, una enseñanza vital.

2011: Tras una buena temporada, Dallas Mavericks, con 57 victorias a su espalda, son el tercer mejor equipo de la Conferencia Oeste, solo tras sus vecinos tejanos, San Antonio Spurs, y los bicampeones [2009 y 2010] Lakers. Con un equipo formado, además de por nuestro protagonista, por como grandes aunque veteranos jugadores como Jason Kidd, Shawn Marion, Tyson Chandler, Jason Terry o Peja Stojakovic, las dudas que arrastra la franquicia de Mark Cuban desde su caída en 4 años atrás parecen persistir, y pocas quinielas les ponen más allá de unas semifinales de Conferencia en las que se encontrarían con los Lakers tras eliminar estos por 4-2 a los Hornets [Dallas se desharía, con el mismo marcador, de los Blazers]. Pero entonces llega la tormenta perfecta. Una tormenta con acento europeo y teñida de rubio.

Unos Mavs desatados ponen fin a la hegemonía angelina con una terrible superioridad, que acaba con los de Kobe y Pau besando la lona tras ser vencidos en los primeros 4 y únicos encuentros de la serie. Una plantilla veterana pero centrada en la consecución de sus éxitos pasa también por encima de los jóvenes pero aún inexpertos Thunder en las Finales de Conferencia [1-4], y vuelven a las Finales de la NBA por primera vez desde 2006…y justo a tiempo de desenterrar viejos fantasmas. Su rival en las Finales: los Miami Heat, el mismo equipo al que 5 años atrás tuvieron medio noqueado en unas Finales que acabaron perdiendo de la mano de un espectacular Dwyane Wade que, secundado por un Shaquille O’Neal en la progresiva cuesta abajo de su carrera, dio el primer anillo de su historia a los de Florida. Por si todo esto fuera poco, el equipo dirigido por un novato Erik Spoelstra había añadido a sus filas el verano anterior a LeBron James y Chris Bosh, dando comienzo a la era del Big Three que aún hoy [quién sabe por cuánto tiempo] perdura. Los tintes para una batalla épica estaban servidos.

Pero, a diferencia de la historia que Nowitzki había tenido que vivir en el pasado, esta vez ellos eran los buenos, el equipo al que medio mundo apoyaba en una cruzada en contra de lo que se tildó como poco menos que un acto de prepotencia de unos Heat destinados a ser criticados por cualquier cosa que no fueran éxitos. Los chicos de LeBron llegarían a ponerse con ventaja de 2-1 ante los del estado de Texas…hasta que la vida, los pequeños detalles, la perspectiva de futuro que un día de verano casi un lustro antes aprendió a valorar perdido en las estepas australianas un hombre desalentado, decidió devolver a la mayor leyenda europea del siglo XXI lo que en el pasado le quitó. Los Mavs remontaron, triunfaron y vencieron, convirtiéndose en los campeones.

Y de repente, una losa cayó. Una losa que llevaba un lustro en los hombros de un hombre humilde que no merecía haber pasado por un tormento que, sin embargo, le ayudó a triunfar. Ya tenía el anillo. El primero del equipo de su vida. El objetivo de su vida deportiva. El momento que tanto tiempo espero y que, al fin, hizo justicia a una vida de trabajo, esfuerzo y sacrificios. Algo que quizá no hubiese sido posible sin fracasar antes. Como no, Dirk sería el MVP de las Finales con casi 27 puntos de promedio. Pero eso no era tan importante. Al fin y al cabo, las grandes estrellas luchan por premios colectivos, no reconocimientos individuales.

Dirk Nowitzki es, a día de hoy, con 35 años ya cumplidos, el noveno máximo anotador de la historia de la NBA, tras llevar anotados, desde que debutase en 1998, nada menos que 26.786 puntos. En esta última temporada ha superado en dicha clasificación a jugadores de la talla de Jerry West (25.192), Reggie Miller (25.279), Alex English (25.613), Kevin Garnett (25.626), John Havlicek (26.395), Dominique Wilkins (26.668) y Oscar Robertson (26.710), y ahora, con rumores bastantes bien infundados de que este verano firmará su último contrato profesional con Dallas, en principio por 2 años, podría llegar a superar a Hakeem Olajuwon, Elvin Hayes y Moses Malone para situarse como 7º máximo anotador de todos los tiempos. Nada mal para un chico tímido y familiar que cuando llegó a la NBA no sabía ni pagarse las facturas.

El mundo cambió para mejor una vez que las barreras geográficas se eliminaron. Y gracias a eso, nuestras retinas pueden disfrutar del estetiquísimo fade-away de un chico que decidió abandonar su Alemania natal para probarse con los mejores.


“Si quieres aprender, escucha, acata y no cuestiones. Esfuérzate al máximo, sin buscar excusas ni culpables para tratar de justificarte. Se autocrítico siempre, reconoce tus errores, y trabaja día a día para mejorar.” –Dirk.
 
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