Sobrevalorar: Conceder a alguien o algo mayor valor del que tiene en realidad. La NBA provoca diariamente opiniones entre prensa y aficionados y muchos contratos firmados por jugadores. ¿Son justos esos contratos en relación a los méritos? ¿Están infladas las opiniones de aficionados y prensa sobre algunos jugadores? En este equipo he incluido a doce jugadores que en mi opinión están sobrevalorados por prensa, aficionados o por los contratos que han firmado.
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Titulares
Rajon Rondo (Sacramento Kings): Debido a los problemas que ha tenido en Dallas Mavericks y a su salida de un equipo con una masa social impresionante como es Boston Celtics, Rajon Rondo vive su etapa más baja en cuanto a popularidad entre aficionados y prensa. Rondo es un jugador de 29 años que va a luchar por revivir su carrera en Sacramentos Kings. El dato no es menor. 29 años. Revivir su carrera. Sin embargo y a pesar de que sus mejores temporadas quedan muy lejos, Rajon Rondo recibió trato de estrella cuando fue traspasado a Dallas a mitad de temporada. La pieza que se suponía faltaba para construir el puzzle perfecto que debe ser un campeón resultó ser el peor movimiento posible para los Mavs. A su incapacidad a la hora de meter canastas que se le presupone añadió cierta dosis de chulería e indolencia en sus enfrentamientos con Carlisle. ¿Mi veredicto? Tuvo la suerte de coincidir con Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett. A partir de ahí, su puesto entre los jugadores sobrevalorados en la liga no creo que se pueda discutir.
Joe Johnson (Brooklyn Nets): ¿Es fácil la decisión de incluir a Joe Johnson como escolta titular en el equipo de jugadores sobrevalorados? Si. Joe Johnson percibirá la temporada 2015-2016 casi 25 millones de dólares mientras sus números siguen desinflándose a un ritmo propio de un jugador de su edad (34 años). JJ ha recibido tratamiento y sueldo de estrella durante su carrera cuando jamás ha llegado a ser una de ellas. Un buen anotador (aunque tal vez ni en esto merezca tanto reconocimiento) que nunca ha sido el líder que antaño nos han intentado vender para un equipo de Playoffs. Innegociable su presencia en este equipo.
Carmelo Anthony (New York Knicks): ¿Puede ser Carmelo Anthony considerado como una superestrella de la liga? Hay desde luego motivos para ello, sobre todo con una capacidad anotadora y unos recursos ofensivos fuera de lo común. ¿Hay motivos para rebajarle de categoría? También. Más allá de las dificultades que han tenido los Knicks para ser medianamente competitivos en las últimas temporadas, se ha echado de menos un liderazgo mayor de parte de la estrella del equipo. Convertir los puntos en victorias ha sido casi misión imposible para Carmelo y su compromiso ha sido muchas veces puesto en duda. Por otro lado no es necesaria hacer la comparación con sus compañeros de promoción en el draft 2003. Carmelo tiene 31 años y contrato con los Knicks hasta 2019, un equipo hundido. El futuro no parece sonreír a Carmelo.
Kevin Love (Cleveland Cavaliers): Con Kevin Love podemos ir por dos caminos porque por ambos llegaremos a la misma conclusión: es un jugador sobrevalorado. El primero nos retrotrae a sus tiempos en Minnesota en los que parecía hacer casi de todo. El problema es lo que implica el casi. Kevin Love no pudo hacer lo más importante: ganar. Un jugador que recibió el distintivo de superestrella de la liga pero que no era capaz de hacer ganar a su equipo. Ni tan siquiera una visita a Playoffs. El segundo camino nos lleva a encontrarnos con el Kevin Love de los Cavs, el que se ha convertido casi única y exclusivamente en una amenaza desde la línea de tres. Muy poca cosa para mantener una condición de superestrella que tal vez nunca debió recibir.
Joakim Noah (Chicago Bulls): Entiendo los motivos que producen el enamoramiento de algunos aficionados y de la prensa en general con Noah. Un jugador con un estilo atractivo a la hora de jugar, que lo da todo en la cancha y que conecta con el público desde el primer momento. Sobre todo con el de los Bulls obviamente. Sé que esta es una decisión impopular pero tengo que elegir a Joakim Noah como el pivot titular para mi equipo overrated. Noah tuvo un acierto de 44.5% en tiros de campo la temporada pasada, de los más bajos entre los pivots (casi idéntica situación en los tiros libres), y mientras su ofensiva siga creando más problemas en su propio equipo que en el contrario este reconocimiento será más que merecido. Además, su nivel defensivo sufrió un retroceso respecto a la 2013-2014.
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Suplentes
Deron Williams (Dallas Mavericks): Deron Williams se queda con uno de los puestos de base suplente en mi equipo de jugadores sobrevalorados. Desde que salió de Utah Jazz con la fama (merecida) de ser uno de los mejores bases de la liga su rendimiento ha caído en picado y aunque sus números individuales siguen siendo rescatables no es menos cierto que no ha sido efectivo a la hora de conseguir victorias para su equipo.
Ricky Rubio (Minnesota Timberwolves): Recibido por la prensa y la afición de los Wolves como la octava maravilla del mundo cuando llegó a la NBA, su trayectoria ha demostrado que Ricky Rubio es un jugador con muchos problemas pero con chispazos de genialidad que le hacen parecer mejor de lo que es. Su efectividad en el tiro está a la par de los peores de la historia y la estrella que nos intentaron contar que iba a ser ya queda a años luz. Parece inalcanzable. Por otro lado, tiene firmado un contrato que le reportará 56 millones en 4 años, ¿parece demasiado no?
Lance Sthepenson (Los Angeles Clippers): Una temporada le bastó a Lance Sthepenson para ganarse el derecho de ser considerado como uno de los jugadores más especiales de la liga. Una temporada después todo queda claro para Sthepenson: 17% en tiros de tres, 37.6% en tiros de campo, cero química con Kemba y traspaso a los Clippers para buscar un nuevo comienzo.
Kobe Bryant (Los Angeles Lakers): Esto me duele pero tengo que hacerlo. Hay demasiados aficionados de los Lakers (ya no tanto periodistas) que siguen pensando en Kobe Bryant como la estrella que les va a llevar a Playoffs en la temporada 2015-2016. Si bien es cierto que Kobe tiene la capacidad de ganar casi por si solo un partido, no es menos cierto que no es ya capaz de soportar el peso de un equipo como los Lakers durante toda la temporada. Su salario, por supuesto, ayuda a verle incluido en esta plantilla.
Rudy Gay (Sacramento Kings): No, las casualidades no existen. Rudy Gay es un jugador que solo ha pisado Playoffs una vez en su carrera (2012 con los Grizzlies) y todo el mundo tiene la sensación de que a Memphis le hubiera ido mejor sin él. ¿Buen anotador? Si. Pero si todos los equipos han sufrido una mejora cuando él ha abandonado el barco creo que está todo dicho. El ser acompañante de DeMarcus Cousins le viene como anillo al dedo para dejar de lado la condición de estrella que algunos le quisieron poner y agarrar con decencia el papel de escudero.
Kenneth Faried (Denver Nuggets): ¿Están intentando los Nuggets construir algo alrededor de Faried? Si lo está intentando es una equivocación. Faried se ha convertido en un visitante habitual a las mejores jugadas semanales pero a partir de ahí su juego presenta problemas incompatibles con el estrellato. Dificultades defensivas, escaso rango de tiro, problemas con los tiros libres, poca visión de juego y nulos movimientos bajo el aro más allá del de machacar. En mi opinión otro caso en el que el público se deja llevar por la actitud y la actividad del jugador. Mucho camino por recorrer, aunque tenga tiempo para ello.
Dwight Howard (Houston Rockets): Es complicado entender como la carrera de Howard ha ido de más a menos a una velocidad tan alta. Howard no ha dejado de ser productivo en ninguna de las temporadas en las que ha jugado pero desde luego que no ha llegado a ser el jugador que muchos esperábamos. En los Lakers no supo o no pudo encajar y en los Rockets ya no comparte terreno con James Harden porque directamente el escolta de California se lo ha quedado entero. Howard, el que iba a ser un pivot de leyenda y que está calificado aún hoy por algunos como el mejor pivot de la NBA, ha acabado siendo un simple escudero de James Harden. Una decepción.
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