En los locales, sobresalieron Nik Caner-Medley (17 puntos, 6 rebotes), Fran Vázquez (12 puntos, 8 rebotes) y Rafa Hettsheimeir (13 puntos), mientras que en la escuadra de Stanislav Pesic destacaron Delaney (13 puntos, 7 asistencias), Bryce Taylor (13 puntos, 6 rebotes) y Deon Thompson (12 puntos, 8 rebotes).
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Independientemente de que las diferencias aún no eran demasiado destacables, si que daba la sensación de que los hombres de Joan Plaza empezaban a poner tierra de por medio, hecho que era fruto del brillante rendimiento de los locales en la pintura (con Hettsheimeir y Stimac como estiletes en este período) ante un conjunto que precisamente destaca en este aspecto. Pero era muy pronto para cantar victoria, ya que una vez en la recta final del cuarto el combinado bávaro se favoreció de la irrupción de Delaney (9p) en el encuentro, recortando distancias antes de poner rumbo a los vestuarios (43-37).
Pese a que la tónica del encuentro parecía permanecer inmóvil al transcurso del mismo, el Bayern dio un golpe sobre la mesa, y pese a que los malagueños, liderados por Caner-Medley, se resistían a volver a cometer errores del pasado en Euroliga, la igualdad volvía al luminoso a la par que Deon Thompson se entonaba, bien secundado tanto por Delaney y Taylor. Aunque visto lo visto era difícil de creer, era el Bayern quien había tomado las riendas del enfrentamiento, demostrando una fluidez ofensiva que el Unicaja no estaba consiguiendo, yendo así al último cuarto por detrás en el marcador (56-60).
De esta manera, el Martín Carpena se convertía en un auténtico campo de batalla, en el que desmarcado de un juego vistoso y dinámico, la emoción impregnaba cada balón suelto, cada rebote, haciendo de cada canasta un motivo suficiente para celebrar. Eran los alemanes, quienes de la mano de su trío norteamericano llevaba la iniciativa, y lo cierto es que conforme el final de partido se acercaba, parecía que la contienda estaba de su lado, hasta que un tiempo muerto de Joan Plaza servía como revulsivo para que el Unicaja saliera a la pista con un gen competitivo que les devolvía a la pomada. Con un Caner-Medley y un Fran Vázquez excelsos tanto en ataque como en defensa, la afición se levantaba de sus asientos para ver como su equipo se recomponía para volver a tomar la delantera, que gracias a una férrea defensa y una inteligente manera de manejar las últimas posesiones, se llevaban una victoria que valía su peso en oro (77-72).
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