euroleague.net |
Los visitantes pusieron la directa nada más iniciarse el segundo período, aprovechando la inspiración de Lojeski desde el perímetro, pero seguían sin poner tierra de por medio dado la consistencia y seriedad en ambos lados de la cancha de los malagueños, quienes sacaban a relucir una vez más la pluralidad ofensiva para mantener a raya a su rival. Pero el que cogería los galones en la recta final sería Carlos Suarez, que en medio de toda la algarabía propiciada por una técnica a Bartzokas, se echaba el equipo a las espaldas para marcharse a los vestuarios con ventaja (46-41).
Llegados al tercer cuarto, el ritmo anotador descendía paulatinamente, y aunque el juego interior de Unicaja seguía dando sus frutos tanto en ataque como en defensa, era el rival quien llevaba la iniciativa, siendo el acierto de Lojeski el mayor problema para los malagueños, quienes empezaban a dar buena cuenta del gen competitivo de los griegos. Y por si fuera poco, la aparición de Dunston hacía que la igualdad volviera a ser predominante en el convite. A falta de 10 minutos para el final, los locales se mantenían por delante, pero las sensaciones eran bien distintas a las dejadas en la primera parte (65-62).
Pero fue con el inicio del último cuarto cuando llegaría el momento de Spanoulis, quien con una facilidad pasmosa rompía el encuentro en cuestión de minutos, ante un Unicaja atónito y que se desinflaba conforme avanzaba el partido. La fluidez ofensiva en los andaluces desaparecía, así como la defensa del Olympiacos se hacía más inexpugnable que nunca, dando pie a que su líder actuara con total libertad en ataque. Vassilis estaba desatado, y ante cualquier acometida rival, él respondía con una genialidad tras otra. Así pues, los malagueños se quedaban con la miel en los labios, tal y como ya hicieran en Atenas.
Publicar un comentario
Déjanos tu opinión sobre lo leído.