A falta de unos días para el comienzo
del Eurobasket me viene en mente el verano pasado. Recuerdo sentir la misma
sensación por ver de nuevo jugar la ÑBA en campeonatos oficiales. Sin duda, el
año pasado fue uno de los campeonatos que pasaran al recuerdo de la historia
del deporte en general. Y aunque a pesar
del orgullo que transmitió el combinado español después de entregar hasta el
límite de sus esfuerzos para competir contra un Team USA muy superior en todos
los aspectos, el planteamiento en aquel concreto y polémico partido de grupo
frente Brasil quizás no fue una decisión éticamente correcta.
Desde aquella final en el Mundobasket de
2005, pasando por encima de Grecia como una apisonadora, nuestra selección nos
ha hecho pasar, si no es la mejor, por una de las mejores etapas del baloncesto
español. No hace falta que recordemos el recorrido ni el palmarés desde aquel
entonces hasta ahora, en el que un grupo de españoles se proclamaban campeones
del mundo para reconocer el gran trabajo que llevan haciendo desde hace ya más
de una década. Antaño, una derrota muy ajustada contra el equipo ruso, liderado
por Kirilenko y Shveed, dificultaba muchísimo el campeonato al equipo de
Scariolo. Perdiendo otro partido en la fase de grupos, el equipo español se
clasificó para cuartos de final, en los que habiendo ocupado la tercera
posición solo se podían encontrar a EEUU en la final. Los actuales subcampeones
olímpicos fueron muy criticados por haber perdido contra Brasil, un rival
asequible en el papel.
La segunda derrota de nuestra selección
en la fase clasificatoria radicó un margen de sospecha bastante amplio, a pesar
de que el equipo negaba haberse dejado vencer. Sin quitar méritos a la selección
brasileña, saltó a la vista que el equipo español no entregó su máximo
potencial en cada una de las posesiones como si lo hicieron en el resto de
encuentros. Finalizado pues el campeonato, la reflexión que se pudo extraer de
la actitud de los representantes del equipo de baloncesto español tenía un
sabor agridulce.
Este equipo lograba antaño un nuevo
mérito, y conseguía con mucha honra la segunda plata olímpica consecutiva.
Visto desde este punto de vista, es más positivo alcanzar la plata que conformarse
con el bronce. ¿Es esto lo que justifica que no se esforzaran contra Brasil al
mismo nivel que contra los otros equipos? La cuestión es que a mi parecer, de
haber vencido a Brasil, y caer eliminados en una disputada semifinal contra ni
más ni menos que Estados Unidos, para después hacerse justamente con el bronce
olímpico (habiendo ganado obviamente los cuartos de final y el tercer y cuarto
puesto), el resultado final de aquél mes de baloncesto olímpico no hubiera
acabado con un sabor agridulce. Hubiera sido sin duda un ejemplo de valores,
tras asumir el error y la derrota frente una selección que en su momento fue
mejor (Rusia) y tirar del carro con fuerza para cruzarse con los favoritos
antes de lo que ellos querían.
Es por esto que estando en año de
campeonato europeo, sin la presencia de las potencias norte y sur americanas el
equipo español asume claras expectativas de favorito. Mis ganas de ver
transcurrir este Eurobasket es por apreciar las estrategias que gestionarán los
equipos tras una derrota, o quizás una victoria no esperada. Asimismo, ver las
reacciones de estos grupos de atletas que se enfrentarán entre ellos para
arrebatar el título a los actuales campeones, los españoles, quién tras
conseguir la segunda posición el pasado verano en Londres, a mi me quedó un
sabor agridulce.
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