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domingo, 26 de mayo de 2013

El Maestro Zen del futuro

Premiar a un técnico como el mejor entrenador del año es algo mucho más interno y subjetivo de lo que a simple vista parece. Por empezar, se tienen en cuenta valores como la progresión de un equipo de un año al otro, la capacidad de haber sabido integrar nuevos fichajes en una prodigiosa rotación de jugadores, hecho por el cuál todos los jugadores adaptados a este congenien de manera que surge algo positivo para el equipo. Se tiene en cuenta también la mejora del balance y muchas otras cosas más, pero sin pararlo a pensar, y quizás un poco injustamente, en la NBA habitualmente se premia con este galardón al entrenador que con menos hace más, es decir, dejando este año de lado a un entrenador que con mucho (de talento en su roster) está haciendo historia.

Antaño, el galardonado con el premio al mejor entrenador del año fue el ya mítico Greg Popovich. Sin discutir dicho reconocimiento obtenido, la temporada pasada no se hubiera observado con mal ojo si Frank Vogel, entrenador de Indiana Pacers ese año y también el actual, hubiera sido obsequiado con este premio. A Popovich le valoraron el jugo que supo exprimir de su ya veterana plantilla, el elevado rendimiento que ofrecieron durante toda la temporada. Además, la prueba que verificaba que el mejor entrenador del año se encontraba en San Antonio, fue que en PlayOffs consiguieron hasta diez victorias consecutivas, prolongando un récord de victorias que frenó a las dieciocho a causa de los Thunder, posteriormente finalistas de la NBA. A Vogel se le valoró la mejora del balance que consiguió de un año para el otro, logrando la tercera posición del Este en Regular Season. Montando la estructura de su juego una dinámica harto defensiva, propició que sus jugadores se amoldaran al milímetro a las órdenes de su técnico y su abundante rotación de jugadores. El final de dicha temporada se podría valorar con la participación de Hibbert en el All-Star Game y haberle puesto el miedo en el cuerpo a Miami Heat en las semifinales de conferencia.

No obstante, este año muchos entrenadores han conseguido hacer de su equipo una revelación en esta liga. Hablo de Lionel Hollins, Memphis Grizzlies;  Mark Jackson, Golden State Warriors; y George Karl, Denver Nuggets. Todos estos han conseguido un balance más que significativamente positivo esta temporada. A estos se les podría unir también Frank Vogel o bien, Tom Thibodeau (Chicago Bulls) quien también han explotado el rendimiento de su plantilla. Pero en especial, los entrenadores de Grizzlies, Warriors y Nuggets son los que mayores sensaciones han demostrado. Y así es que Grizzlies llegó a las finales de conferencia, Warriors hiz un muy buen papel en PlayOffs y Nuggets tiene el entrenador que recibía el premio al mejor entrenador del año. Todos estos han sido capaces, como decía antes, de extraer de sus jugadores el máximo de sus capacidades elevándolos así a equipos temibles en la liga.

Sin embargo, existe un caso al que siento que en parte menospreciamos sin tenerlo en cuenta y sin hacerle un análisis ciertamente justo. Hablo de Erik Spoelstra, un entrenador que ha generado bastante polémica sobre si tiene la capacidad de liderar uno de los equipos con más talento de la liga, Miami Heat. El eslogan de BBVA “Un jugador gana partidos, un equipo gana campeonatos” no trata el término equipo en vano. Equipo engloba cada uno de los integrantes de la plantilla, desde el jugador franquicia, al reserva que no juega, pasando por el entrenador, e incluso el encargado de material. Los Heat consiguieron el segundo anillo de la franquicia de las manos de Spoelstra, sin contar que el primer año consiguió llegar a las finales de la NBA, que tras perderlas, se tachó el proyecto de la franquicia de Florida de fracaso. Remitiéndonos a esta temporada, Spo ha demostrado que es uno de los mejores entrenadores de la liga. Conseguir un récord de 27-0 no es solo cosa de los jugadores, sino que también lo es del planteamiento técnico. Saber gestionar los minutos, no forzar las estrellas y darles a este los minutos trascendentales del juego, dando confianza a los que menos juegan, conseguir compenetración entre todos los jugadores sean cuales sean los cinco que estén en cancha, y hacer que el roster siga motivado, entrenando duro y con hambre de victoria a pesar de conseguir no perder en muchos partidos. Ni más ni menos que el mejor balance de la liga, el segundo mejor récord de victorias consecutivas de la historia y un conjunto temido el cual parece que todavía tiene bastantes años de vida. Incluso así, aún no he dado el argumento que creo que es el final para poder aceptar de todas, todas, que tarde o temprano, de seguir así, Erik Spoelstra será merecedor del premio al mejor entrenador del año.


Entregado ya el título al mejor entrenador de la temporada regular, empiezan los PlayOffs. Miami Heat pasa con sobrada facilidad de primera ronda, asimismo, se encuentra a Chicago Bulls en segunda ronda. Un rival duro de roer, les arrebata el factor cancha en el primer encuentro de la serie, para que después el equipo de South Beach se haga con cuatro victorias consecutivas que le hacen alcanzar por tercer año consecutivo las finales de conferencia. Me sitúo en el quinto partido entre Bulls y Heat en el que ambos se lo jugaban todo. Partido en Miami y los de Chicago no venían dispuestos a perder. Estos dominaron en gran parte, la mayoría del acontecer del juego, distanciándose incluso en ocasiones a pesar de haber disputado un mal inicio en el primer cuarto. Parecía que Heat no encontraba el modo de hacerse con la victoria, pero acertado en los cambios, Spoelstra lograba que su equipo remontara tras probar diversos quintetos diferentes en la cancha en un período de tiempo relativamente corto.

Al igual que contra Chicago Bulls, Indiana Pacers estuvo dominando en Game 2 durante todo el acontecer del partido. Y cuando parecía que Indiana iba a sentenciar, de nuevo empezó la abundante rotación, otra vez acertada, de Coach Spo, quien hacía que sus jugadores se vieran con posibilidades de remontar ese encuentro y hacerse con la segunda victoria en cancha. Dos fallos en la ejecución de los pases de sus jugadores fueron los que hicieran que se perdiera ese encuentro, pero en absoluto fue por culpa de alguna decisión técnica.

Erik Spoelstra lleva tres años liderando una plantilla que cada año ha estado luchando por el título. Es cierto que en el primer año recibió muchas críticas, y que en el segundo estas aminoraron tras hacerse con el título y que uno de sus jugadores se hiciera con el MVP de la liga. Este año, no se ha valorado lo que este joven entrenador está logrando hacer con tanto talento en su plantilla. Es cierto que todavía no ha hecho historia su equipo tras haber conseguido ya importantes hazañas, es cierto que todavía falta mucho camino para conseguir hacer la franquicia de Miami una dinastía, y es que si realmente con el devenir de los años este equipo consigue escribir su nombre en la historia de los grandes míticos del baloncesto, no será porqué el técnico no les haya acompañado. A pesar de su juventud, consigue ser uno de los mejores entrenadores de esta liga a la misma vez que sufre cierta marginación tras no ser valorados a corto plazo. Spoelstra no debe ceder.

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