Esta vez no hubo prórroga. Esta vez perdió el FCB Regal frente a un motivadísimo y bien organizado Panathinaikos, que realizó un básquet control impresionante y que tuvo, cómo no, en el experto Diamantidis a su jugador estrella, aunque el máximo anotador del partido fue Navarro, con 20 puntos. Jasikevicius fallo el triple decisivo y pierde el factor cancha.
ALBERT OLIVÉ | EFE
El equipo del trébol continúa fiel a su idea escencial, buscarle los tres pies al gato al rival, a cada situación táctica, al arbitraje y, si fuera preciso, al inflado de la pelota o al abrillantador del parquet.
Se trata de darle todas las vueltas posibles al asunto para acabar encontrando sus mejores bazas, para que Diamantidis maneje con su pericia características, para que Schortsanitis y Lasme abrumen cerca del aro, para confundir a Navarro, no permitirle a Lorbek entrar en la eliminatoria o a Tomic en el partido.
Un poco de todo eso aconteció. Los partidos se emponzoñan hasta el límite y en esa confusión es donde se desenvuelven de maravilla los griegos y donde tienen propensión a extraviarse los jugadores de Xavi Pascual. Y así fue como un triple de Gist encendió la primera alarma en el marcador: 11-19. Y Lorbek, nada más anotar su primera canasta en toda la eliminatoria, sumó la tercera falta y prosiguió su camino de espinas.
Los jugadores del Barça, con la mosca tras la oreja después de que el presidente del Panathinaikos lanzara una desaforada campaña contra el arbitraje y la Euroliga tras el primer partido disputado el martes, empezaron a caer en la trampa, a protestar, a sentirse agraviados. Si el Barcelona reaccionó fue gracias a que, más allá del ruido y la confusión, fue a base de pequeños detalles: una defensa en zona a la salida del descanso, una irrupción espléndida de un Abrines que se confirma en las últimas semanas como el prometedor jugador que fue nombrado el mejor sub-18 de Europa hace dos años, una buena ración de triples y un acelerón de Navarro. Todo eso le permitió al Barcelona despegar como un cohete en el tercer cuarto (40-27).
Pero el Panathinaikos recuperó el hilo con idéntico brío y devolvió el partido al alambre. El Barcelona se perdió en aspectos vitales, empezando por el rebote y acabando por su mala defensa a los exteriores del Panathinaikos en el último cuarto, en el que Bramos y Diamantidis decidieron con cuatro triples. El Barcelona vuelve a perder el factor cancha, como hace dos años y esta obligado a ganar en Atenas si no quiere ver la Final Four por la tv.
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