El Knet encajó este viernes una contundente derrota ante el Ourense por 57-74 con lo que inicia el play-off por la permanencia a remolque de los gallegos, obligado a reaccionar y a ganar fuera de casa para no caer de categoría.
Y eso que en los primeros compases parecía que el Clavijo había logrado alejar los fantasmas de las tres últimas jornadas, con mayor acierto en el lanzamiento. Así los dos triples de Quique Suárez y Alberto Ruiz de Galarreta contrarrestaban y ponían por delante a los de Jesús Sala en un arranque marcado por el intercambio de puntos en ambas canastas. Con un parcial de 7-0, el conjunto local se sintió más cómodo, relajado, quizá en exceso. Entonces, el Ourense hizo mella en el juego local, con una defensa más agresiva, empató y logró dar la vuelta al electrónico merced a un parcial de 0-10, que inquietaba a los riojanos, que empezaron a acusar su nerviosismo y que no fueron capaces de reducir la ventaja gallega al término de los primeros diez minutos (15-23).
Era necesaria una reacción urgente, pero nada más lejos de la realidad. Dos canastas de Raúl Mena y Javier Música ponían a los visitantes doce arriba -la máxima diferencia-. Tocaba pelear, y mucho. La clave, la cabeza. La que tantos problemas había dado al equipo logroñés en las últimas tres jornadas. Templar los ánimos, no dejarse llevar por la presión del 'play out'. Poco a poco, los locales fueron entrando en el choque, aunque los de Rafa Sanz apenas permitían concesiones. Un triple de Joan Tomàs, a falta de dos minutos para el descanso, ponía a los logroñeses en una situación propicia para alcanzar al Ourense (28-33), pero un 2+1 de Múgica volvía a obligar al Knet a hacer un esfuerzo mayor. Imposible. Sobre la bocina, Ogide ponía a los suyos con una ventaja al descanso de once puntos (32-43).
Mucho tenían que cambiar las cosas. Estaba claro que mentalmente, el combinado gallego era superior. El Knet, por su parte, aún digería el tener que luchar por la permanencia después de una temporada prometedora. El Clavijo siguió naufragando, vagaba por la cancha del Palacio de los Deportes, sin hallar el camino a la costa más cercana. Un nuevo parcial de 0-7 de los de Rafa Sanz obligaba a Jesús Sala a pedir un nuevo tiempo muerto, tras estar su equipo casi cuatro minutos sin anotar. Estaba claro que el barco se hundía y nadie asumía el control en un equipo que poco a poco fue perdiendo el norte. Las diferencias lejos de reducirse fueron en aumento y al término del tercer cuarto el Ourense, cómodamente, se puso 20 arriba.
Había que limpiar la mente, intentar que el rival -que tuvo en Kedzo a su mejor hombre (19 puntos, seis rebotes y 26 puntos de valoración)- no hurgara más en la herida, tratar de maquillar un marcador sonrojante para afrontar el siguiente encuentro, mañana domingo, con más claridad de ideas. Se tardó tres minutos en anotar la primera canasta, parecía que ninguno de los dos equipos querían realizar un esfuerzo extra de cara al siguiente encuentro del 'play out' -Borja Arévalo se golpeó la rodilla en una caída y tuvo que retirarse a vestuarios-. Y aunque el equipo logroñés trató, con más corazón que cabeza, mejorar las sensaciones, el mayor acierto del Ourense volvió a ser determinante para que los de Rafa Sanz lograran la máxima ventaja en el luminoso (21 arriba, 53-74). En plena bofetada anímica Joan Tomàs y Deividas Busma dejaron esa diferencia en 17 al término del último cuarto.
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