Uno de los jugadores que formaba parte de aquella Selección Española campeona del Mundo en 2006 era el “chacho”. Sergio Rodríguez, con tan solo 25 años de edad, ya es un jugador que se ha hecho un hueco en la historia reciente del baloncesto nacional. El canario, actualmente en el Real Madrid, será recordado por su habilidad a la hora de jugar al contraataque y por su gran actuación, podríamos decir memorable, ante Argentina en las semifinales de Japón 2006. Aquel partido marcó un antes y un después en la trayectoria gloriosa de la Selección Española, con lo cual, podemos decir con total certeza que el nombre de Sergio Rodríguez está grabado en la historia del basket nacional. Pero Sergio ha hecho mucho más en su carrera. Su juventud no le ha impedido haber formado parte de la mejor liga del mundo, la NBA, durante varias temporadas, para regresar hace un par de años a Europa y enfundarse la camiseta del eterno rival del club donde jugó anteriormente, el Real Madrid (Sergio formó parte del Estudiantes, como todos sabemos). La presente campaña está sirviendo para que el “chacho” recupere su mejor versión, colaborando en la buena marcha de un Real Madrid que, ahora mismo, lidera la Liga Endesa igualado con sus perseguidores. Sergio Rodríguez está logrando hacer buenos partidos y buenos números, ayudando a muchos de sus compañeros (como Mirotic, Tomic o Rudy en el primer tramo de la campaña) a mejorar su juego y sus estadísticas. Pero dejando a un lado la actual campaña, merece la pena que repasemos más detenidamente la carrera de Sergio Rodríguez hasta la temporada actual.
La campaña 2005/06 fue la de su consolidación en el Estudiantes, lo que le iba a valer un puesto en la convocatoria de Pepu Hernández para el Mundial de Japón. Además, Sergio fue escogido en el draft de la NBA en la posición 27 por los Phoenix Suns, que posteriormente traspasaron sus derechos a los Portland Trail Blazers. El Mundial coronó a España como campeona del Mundo, un hecho histórico que sirvió al equipo para empezar una racha de éxitos que aún hoy está presente. Tras el Mundial y la gran actuación de Sergio en semifinales, llegó el salto a la NBA, donde nuestro “chacho” intentaría demostrar que su visión de juego estaba al nivel de los grandes. En Portland estuvo durante tres temporadas, disputando también en 2007 el Eurobasket de España y logrando la Plata, en el que fue un torneo más decepcionante para Sergio, ya que no rindió como todos esperábamos. En la NBA, el “chacho” intentó dar el máximo, pero no disputaba los minutos suficientes como para liderar la posición de base de su equipo, y durante los tres años en Portland, en los que coincidió con Rudy, tuvo más sombras que luces. En 2009, Sergio se marcho a los Sacramento Kings, donde disputó menos de una campaña ya que en febrero de 2010 aterrizó en los Knicks para jugar sus últimos partidos en la NBA. Tras su salida de USA, Sergio fichó por un grande de Europa, el Real Madrid, para intentar recuperar la alegría en su juego y poder liderar de verdad un proyecto ganador.
Sergio no ha vuelto a la Selección desde 2007, ya que la explosión de Ricky Rubio le ha dejado sin sitio en el combinado nacional. Pero, a pesar de ello, Sergio ha recuperado la sonrisa. Tras un primer año complicado en el Madrid, con Messina en el banquillo, Sergio ha visto como Pablo Laso ha conseguido darle la llave del juego rápido y veloz que al canario más le conviene. El primer curso como madridista, con la disputa de la Final Four de la Euroleague, sirvió al “chacho” como piedra de toque para afianzarse dentro del club. En la presente campaña, Sergio ha conseguido llevar al Madrid al juego que Laso quiere, el de la rapidez y los contraataques que siempre caracterizó al equipo madridista en sus mejores épocas. Sergio ha logrado grandes actuaciones en lo que va de temporada, y aunque sigue teniendo pendiente la mejoría en el tiro exterior, ha logrado conectar con sus compañeros y recuperar su mejor versión como base o “play-maker”. Hasta ahora, la actual es su mejor campaña en los últimos años, lo que está sirviendo para que el “chacho” esté de nuevo feliz y vuelva a sentir y a demostrar todo el baloncesto que lleva dentro.
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