Drummond y el déja vu de los Pistons

Andre Drummond es el pívot en mejor estado de forma de toda la NBA. Poca gente duda de ello. En los cuatro partidos de temporada regular que han disputado hasta ahora los Pistons, ha promediado unos 20 puntos y más de 19 rebotes. Son números que, de mantenerse, darían a su equipo muchas posibilidades para volver a los playoffs. No obstante, prudencia: el curso acaba de comenzar. Queda mucho.

Andre Drummond, estrella de los Pistons.

Sí, queda mucho, pero cuando uno mira la plantilla que han formado este año en Detroit, no puede evitar acordarse de aquellos Orlando Magic que, en 2009, llegaron a las finales contra los Lakers de Kobe y Pau Gasol. Hay algunas similitudes interesantes entre ambos conjuntos, empezando por el banquillo. Aquellos Magic y estos Pistons comparten entrenador principal. Stan Van Gundy, que es también presidente de operaciones de la franquicia de Detroit, ha recibido carta blanca para juntar un grupo de jugadores prácticamente a su antojo. El motor que impulsa al equipo es un hombre grande fuerte, con capacidad para intimidar en defensa, para rebotar sin parar y para anotar después de las capturas en ataque, de sus movimientos en el poste y de pick and roll. Es, por supuesto, el ya mencionado Andre Drummond, pero estas características bien podrían ser atribuidas a Dwight Howard, cuando el ahora pívot de los Rockets dominaba sin discusión las zonas de Orlando.

Si mantiene su buen hacer en ataque -y parece que lo hará-, Drummond aportará de forma consistente muchas cosas positivas. Para cubrir su puesto cuando necesite descanso, tiene detrás a Aron Baynes, que peleará todos los balones que pueda. Ojo también al rookie Stanley Johnson. En los puestos de 3 y 4, estarán acompañados por dos jugadores versátiles y con capacidad de anotar. Si en Orlando tenían a Rashard Lewis y a Hedo Turkoglu, los Pistons cuentan este año con Marcus Morris y Ersan Ilyasova. Es cierto que el turco no es ni una sombra de lo que se podría haber esperado de él, pero sigue siendo un jugador al que todavía le queda baloncesto. Marcus Morris fue separado este verano de su hermano gemelo, Markieff, que se quedó en los Suns. Marcus ya ha dejado varias grandes actuaciones esta temporada. Si consigue dotar a su juego de regularidad, su equipo lo agradecerá. Y mucho. El rendimiento de Danny Granger, veterano suplente venido a menos, es una incógnita.

Stan Van Gundy, HC de Detroit.

El resto del juego exterior de Detroit lo lidera una de las parejas de bases más envidiables de toda la NBA: la conformada por Reggie Jackson y Brandon Jennings. Ambos pueden anotar con facilidad a partir de la penetración y son excelentes pasadores, un poco como era Jameer Nelson en sus mejores tiempos. Kentavious Caldwell-Pope es otro jugador que conviene no perder de vista. Por su juventud, es uno de los que más margen de mejora tiene de la plantilla. Tendrá muchos minutos en la posición de escolta, que compartirá con el tirador Jodie Meeks. Debe aprovecharlos para seguir creciendo.

Dado el nivel que existe en la Conferencia Este –aunque este año ha mejorado ligeramente-, Detroit tiene los elementos necesarios para ser equipo de playoffs y parra pasar alguna ronda. Van Gundy ya sabe lo que es llegar lejos con un roster parecido. Su particular big three, con Jackson, Morris y Drummond, debe ser la base de su ataque, pero no bastará solo con ellos. Todos tendrán que sumar para que la Ciudad del Motor vuelva a disfrutar en serio de este deporte.