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lunes, 15 de septiembre de 2014

El Legado de Yao: "lo que hubiera podido ser"

Casi 2,30 de estatura. Todo un gigantesco país, acorde con su talla, jaleando cada uno de sus movimientos y haciendo que  las audiencias de todos los encuentros de los Rockets se dispararan. Una irrupción estelar en la NBA a la que vencieron las incontables lesiones que fueron mermando las capacidades de una auténtica muralla china de imborrable recuerdo para los aficionados a la liga, fuese cual fuese el motivo. Desde su elección con el número 1 por los Rockets en 2002 hasta las bromas de Barkley o los incontables votos para el All-Star, las promociones con su cara y su origen o el "meme" que tanta popularidad tuvo en internet. Yao Ming, y su herencia.

Lo increíble del gigante chino, y lo que puede hacer que muchos miren con nostalgia a cada partido en el que se fue lesionando, impidiéndole desarrollar una carrera aún más fructífera en unos Rockets malditos por las constantes recaídas de su figura y del sempiterno McGrady, es que pese a sus 2,29 no era un pívot al uso, sino que tenía también un juego lejos del aro muy desarrollado. Pese a un comienzo algo frío en la NBA poco a poco se fue acostumbrando y sus medias se dispararon hasta estabilizarse cerca de la frontera del 20/10, a la que llegaba con facilidad en sus tres mejores temporadas (de la 2005-2006 a la 2007-2008). Sin embargo, y como una Espada de Damocles y una maldición que pesara sobre los texanos, a la vez que crecía su importancia en el juego, el respeto de la liga y sus números también lo hacían sus problemas con las lesiones: En sus tres primeras temporadas solo se había perdido dos encuentros en la 04-05, pero en las tres siguientes serían 86 de 246, más de una tercera parte de todos los partidos disputados por los Rockets. Y McGrady, por su parte, no pudo jugar en 62. El resultado fue que el ambicioso proyecto de Houston se estrelló constantemente contra las rocas.

Solo una vez llegaron a la segunda ronda, de nuevo con T-Mac fuera, y merced a un gran Yao que, sin embargo, sufriría una lesión terrible en la rodilla durante un encuentro contra los Lakers antes de la definitiva eliminación de los suyos, obligándole a perderse toda la temporada 2009-2010 y con muchos comentarios sobre su carrera estando en riesgo. Desgraciadamente así fue, y en 2011 Yao anunció su retirada del baloncesto por la imposibilidad de seguir conviviendo con tantas lesiones y molestias. Atrás quedaban innumerables esfuerzos y un legado que procederemos a enumerar, no solo en lo meramente deportivo, que fue mucho, sino en lo humano y en la ampliación de las fronteras de la Liga en los albores del Siglo XXI.



El primer factor que hay que tener en cuenta a la hora de analizar a Yao Ming es el punto de inflexión de la temporada 2005-2006. Tras esos tres años de salud de hierro comenzó a llegar la plaga de lesiones que finalmente terminarían con su carrera. Por supuesto esta sería solo la consecuencia final, las demás fueron el ir jalonando su cuerpo de cicatrices y obligándole a pasar menos tiempo en pista, perderse partidos y mermar las aspiraciones de su equipo. Aún así los datos quedan ahí, y es que más de 22 puntos por partido y 10 rebotes en cada encuentro fueron constantes en la 2005-2006, y números incluso mejores (25-10) en su siguiente año. Con cada temporada que pasaba más respetado era por el resto de jugadores, pero a la vez más le exigía un cuerpo descomunal, de proporciones que tiempo hacía que no se veían.

Sin embargo fue, sin lugar a dudas, una de las grandes estrellas de la Liga en los 9 años que pasó en ella. Al principio recibió la lógica desconfianza de aficionados y analistas que temían que la gran sensación china no fuese más que una decepción de 2,29, pero el pívot de los Rockets fue callando bocas. Algunos llegaron a decir que podría haber sido de "los 5 mejores pívots de la historia" si no hubiese sido por las lesiones, y aunque los castillos en el aire siempre superan a la realidad lo cierto es que los movimientos y el tiro de Yao eran mucho mejores que los de cualquier hombre con una estatura similar. Dificilísimo de defender por sus múltiples recursos y su físico, amén de una gran capacidad para aprender y seguir progresando tal y como atestiguan sus números, sin duda fue una de las pesadillas en las zonas hasta que su organismo le dijo que se detuviera.

Trascendamos, sin embargo, el ámbito deportivo que se queda en la cancha y pongamos la lupa sobre el grandísimo impacto que tuvo en todo lo que rodea a la Liga. En sus presencias año sí y año también en el All-Star, siempre como titular merced al gran voto de los aficionados chinos, lo cual le reportó grandes críticas pero que, sea como fuere, no debe desmerecer el hecho de que probablemente la mayoría de veces lo mereciera. Precisamente esta riada de entusiasmo chino que, sin embargo, no se traduciría en otro gran jugador proveniente del país asiático, coincidió con la época de mayor internacionalización del "Producto" NBA, uno de los grandes objetivos de David Stern, que tiene mucho que agradecerle a Yao.


En esa 2002-2003 en la que el gigante chino pisaba las canchas estadounidenses por vez primera jugaba su última temporada en los Blazers otro pívot de leyenda como Arvydas Sabonis. En los Memphis había destacado un Pau Gasol que echaba abajo la puerta que tímidamente había entreabierto Fernando Martín más de una década atrás y Dirk Nowitzki ya era la estrella indiscutible de los Dallas Mavericks. Los ecos de Petrovic, Divac y Kukoc llegaban a una Liga que abría sus fronteras a talentos de todo el mundo y de los cuales Yao fue otro de los grandes exponentes. El gran asiático, la primera gran estrella oriental que se sumó a los europeos que empezaban a estar de moda en la liga. Su llegada contribuyó a modernizarla y a abrirla a una pluralidad de países que comenzaron a tener ídolos con los que identificarse en un territorio que antaño parecía vedado y exclusivo para superhombres. Un chino llegando al All-Star, entrando en los mejores equipos de la Liga, siendo un ídolo en Houston y compartiendo focos con los Kobe, Duncan y compañía suponía no solo un orgullo nacional sino una demostración de que el baloncesto, y la propia NBA, estaban cambiando.

Y precisamente de orgullo nacional hablaremos aquí. De cómo la figura deportista trascendió el baloncesto para ser mucho más en China. Abanderado en dos ocasiones en los Juegos Olímpicos, con especial ilusión en los de 2008 de Pekín cuando el mundo quedó impresionado por la magnitud de la ceremonia de apertura, su figura era un símbolo de gloria para la República Popular. Su éxito jamás se ha visto replicado por otro jugador del gigantesco país, pero sus logros eran celebrados por multitudes y especialmente por un gobierno feliz de ver triunfar a su gran atleta en las tierras occidentales. Yao, con toda su popularidad, abanderó muchas causas sociales, se implicó en temas de defensa medioambiental y, quizás a un nivel inferior, salvó a su antiguo equipo de no poder jugar merced a problemas económicos. Raro es encontrar una voz que se alce contra el carácter de Ming, siempre a la cabeza de la solidaridad en la NBA.

Fue propuesto para ser "Hall of Fame" pero prefirió esperar. Una espera que, a buen seguro, terminará en su inclusión en esta selecta lista de grandes contribuyentes al deporte. Su impacto deportivo fue grande, aunque quizás no tanto a nivel de resultados como hubiesen querido en Houston, pero más aún sus repercusiones internacionales y su implicación humanitaria. Yao Ming es una de las figuras indelebles de la historia de la NBA del Siglo XXI, y sin haber ganado un anillo ni haber llegado nunca a unas Finales de Conferencia. El "qué hubiera podido ser" estará siempre a la orden del día, pero quedémonos con lo que sí fue y lo que de él se pudo disfrutar.

Fotos: NBA
 
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